Xavier Ordeñana, decano de la Espae, la escuela de negocios de la Espol, con sede en Guayaquil. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Xavier Ordeñana, decano de la Espae, la escuela de negocios de la Espol, con sede en Guayaquil. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Xavier Ordeñana: 'La gerencia sostenible es el camino'

9 de septiembre de 2019 10:09

Xavier Ordeñana, decano de la Espae habla sobre el rol de las escuelas de negocios en la actual situación económica del país y cree que las autoridades no deben demorar las decisiones. Considera que la capacitación es importante en cualquier ciclo económico.

¿Cuál debe ser el rol de una escuela de negocios en medio de la actual situación económica que vive el Ecuador?

Las escuelas de negocios forman gerentes, forman a las personas que toman decisiones. El producto estrella es un MBA cuya característica principal es enseñar a tomar mejores decisiones. Eso debe llevar a que las empresas crezcan y a que el país logre un mejor nivel de desarrollo. Las escuelas de negocios, por el lado de los graduados, deben generar un impacto en la competitividad del país. Y del lado de la institución, al tener una relación muy cercana con las compañías apoyan a distintos proyectos empresariales. En nuestro caso estamos muy vinculados con iniciativas del ecosistema de emprendimiento e innovación.

¿Este impacto que usted menciona se puede medir?

Hay formas de medir y ver cómo contribuyen y qué tantas empresas se vinculan con las escuelas de negocios. Se puede medir el número de graduados o el número de cursos de formación o posgrados, estos últimos son los más conocidos. Las escuelas de negocios tienen un rol en desarrollar capacidades, al estar en redes de trabajo y en contacto con otras escuelas somos los llamados a transferir y desarrollar capacidades en empresas.

¿Qué piden hoy las empresas a las escuelas de negocios?


En general, las empresas están preocupadas no solo por el corto plazo o por la situación económica, que es algo coyuntural y que no deja de ser importante. Más allá de eso están inquietas por la industria 4.0, por cómo los cambios tecnológicos modificarán industrias y saben que pueden desaparecer algunas empresas, aún cuando hoy estén bien.

¿Hay mayor exigencia?

Las empresas nos exigen que los programas estén más orientados hacia esos desafíos. El MBA, por ejemplo, es un producto estándar y allí nos piden temas más orientados a las necesidades específicas de la compañía. Es un tema de administrar y tener una cultura de innovación. También se trabaja en sostenibilidad que es otra línea que las empresas demandan. A escala global no se concibe la empresa sin una visión sostenible, como parte integral de la estrategia de la empresa. Responder a esas necesidades es un desafío de las escuelas de negocios y talvez no respondemos a la velocidad necesaria, pero estamos avanzando. También es cierto que en la transformación digital las habilidades blandas se vuelven más importantes: trabajo en equipo, comunicación, negociación son relevantes en este ambiente poco incierto o volátil.

Por un lado están las innovaciones, la industria 4.0, pero también está el hecho de una desaceleración económica del país...

Allí está la importancia de la capacitación. Un empresario sabe que la economía pasa por ciclos, estamos en una desaceleración y la empresa debe tomar acciones. Pero la medida no puede ser apagar todo, cerrar y esconderse hasta que pase la tormenta.

Pero a veces encontramos discursos que hablan de lo mal que está todo...


Así es. Pero hay que avanzar, ser más cuidadosos con el flujo de caja, costos, etc. No porque exista una crisis se debe suspender la capacitación, eso es retroceder. Entonces hay que ser más estratégico, escoger bien los socios, pero las empresas no se pueden esconder por una recesión. Hay que pensar que la economía va a surgir, no sé si en seis meses, un año o más. Pero las empresas deben prepararse para ese momento y capacitar a sus equipos.

¿Cuáles son las preferencias de los empresarios de Quito o Guayaquil en el tema de capacitación?

Tienen problemas similares, talvez coyunturas distintas. Uno de los sectores más afectados es el que tuvo una fuerte relación con el sector público y eso impactó más en Quito; esto no quiere decir que en Guayaquil las cosas sean color de rosa. Pero en general la demanda es similar y hay que preparar para una gerencia más sostenible, que sea capaz de innovar y desarrollar nuevos productos para competir. Se compite no solo bajando costos, sino diseñando y creando nuevos productos.

¿Cómo mira la Espae la economía del país en lo que queda del 2019 y en el 2020?

Creo que va a depender de las decisiones que tome el Gobierno en los siguientes meses. Hay un acuerdo con el FMI, pero hay decisiones como las reformas laborales o tributarias que están demoradas. Son decisiones duras, pero que mientras más las demoremos, más se va a alargar este tiempo de desaceleración. Se debe asumir el costo de esas decisiones. Creo que en general la situación del país en lo que queda de este año y el próximo seguirá desacelerada.

Quito fue sede de una conferencia anual de decanos y directores de escuelas de negocios de América Latina. ¿Cuáles son las tendencias en estos centros de estudio?


Estos encuentros sirven para cuestionar el rol de las escuelas de negocios, ver las tendencias. Allí están el tema de la digitalización, los programas on line o la capacitación más personalizada. Si se requiere una competencia específica talvez no sea necesario un máster de dos años, sino un curso de tres semanas para adquirir la habilidad requerida. También se habla de la importancia de la colaboración internacional. Por ejemplo, en escuelas de negocios asiáticas existe mucho interés de trabajar con instituciones de América Latina.

¿Cuál es el interés puntual de las escuelas de Asia?

En general es tener más intercambio. Desde el punto de vista económico Asia tiene relación importante en muchos países, incluido Ecuador y quieren que eso dé paso a intercambio entre alumnos y así impactar en las instituciones de ambas regiones. Es un ambiente seguro, al tener escuelas acreditadas se garantiza que son instituciones de calidad. Hay diálogos al respecto para halar puntos comunes y ofrecer experiencias. El camino para enfrentar la simplificación de los programas va por la experiencia que ofrece un programa como un MBA. Este sigue siendo un producto muy especial.

¿El MBA es el producto más demandado?

Sigue siendo el más demandado. Justo en el encuentro hablamos sobre el futuro de los MBA porque siempre nos cuestionamos que si bien han surgido otros programas, el MBA sigue como el producto líder de una escuela de negocios. A la larga es lo que las empresas siempre requieren, gente que vea de manera holística la empresa, analizando desafíos, entorno y desarrollando habilidades.

¿Ganarán terreno otros programas?


Lo importante es aplicar el concepto de aprendizaje a lo largo de la vida. Una persona no puede quedarse con un MBA de hace 10 años o más. Hay que reforzar conocimientos, actualizarnos y sumar nuevas habilidades.

HOJA DE VIDA

Cargo. Es el Decano de la Espae, la escuela de negocios de la Espol, con sede en Guayaquil. Allí también es catedrático de Negocios internacionales y Ambiente económico. Como académico interesa investigar sobre mercados emergentes.

Formación. Es economista y tiene un PhD en Econompua y Finanzas de la Universidad Pompeu Fabra, en España.

Trayectoria. Ha realizado consultorías para organismos como el BID, la CAF y firmas privadas. Tiene varias publicaciones académicas y es parte del equipo que elabora el Global Entrepreneurship Monitor (GEM), en Ecuador.