Santiago Ayala Sarmiento / Redacción Quito
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‘No hay una valoración real de lo que el Ecuador necesita’, dice Pablo Dávila

Las diferencias entre el Gobierno y los sectores empresariales, al parecer, se mantienen, aunque tampoco ha llegado la confrontación registrada en el 2008, cuando los delegados del sector privado dejaron entidades estratégicas en el Consejo de Comercio Exterior e Inversiones (Comexi) y en la Corporación Aduanera Ecuatoriana (CAE). Además, en ese año se aprobaron leyes trascendentales como la que eliminó la tercerización laboral. Desde allí hasta acá, los cambios en las normativas se han mantenido. Y aunque en varias ocasiones el sector empresarial ha tratado de compartir su malestar con las autoridades, los resultados han sido bastante limitados.

Ahora, la Cámara de Industrias y Producción hace un nuevo esfuerzo por hacerse sentir. La semana pasada presentó la publicación ‘Yo te propongo Ecuador. Políticas públicas para un desarrollo sostenible’, que recoge un diagnóstico, análisis y propuestas sobre las políticas públicas. El titular del gremio, Pablo Dávila, reflexiona sobre el alcance real que puedan tener estas hipótesis y tesis.

¿Se han repetido las diferencias con el Gobierno como las registradas en el 2008?

Últimamente no.

¿Qué le hace pensar que esta publicación va a tener cabida dentro del actual Régimen?

La valoración interna que hacemos en la Cámara no está dada en función de que el Gobierno o las futuras autoridades lo vayan a tomar en cuenta. Está más bien fundamentada en la responsabilidad que tenemos como actores sociales de dejar un testimonio y un aporte al proceso de discusión de políticas públicas. Indudablemente, los años que han pasado nos han dejado algunos sinsabores en la relación con las autoridades públicas, y, en otros casos, hemos logrado concretar algunos temas. Claro, las concresiones han sido menores que los problemas que hemos tenido en aportar a la definición de políticas públicas. Sin embargo, la otra alternativa que quedaría es no hacer nada o no presentar nada, y en ese contexto, estimo que hay que dejar sentada una posición, por responsabilidad con el país. El día de mañana podrá pasar cualquier cosa, pero nuestra institución habrá dejado nuevamente un testimonio claro de cuál es su punto de vista y habrá planteado cosas constructivas.

En las pocas ocasiones que ha tratado de posicionar los temas empresariales, el Régimen ha sido indiferente. ¿Hoy es diferente?

Ha sido frustrante el hecho de que al principio no teníamos una relación de confianza mutua, porque no se permitía construir políticas públicas con el aporte del sector privado. Pienso que sí han ido cambiando los temas paulatinamente, aunque no como nosotros quisiéramos. Hay algunos sectores de la administración pública que han reconocido la necesidad de contar con un aporte y una opinión del sector privado, mientras que hay otros a los que no les interesa. Debo reconocer que en el último año incluso hemos tenido la capacidad de llegar al Presidente de la República, algo que hubiera sido muy difícil de conseguir hace dos años; sin embargo, esta interlocución necesariamente tiene que materializarse en instrumentos regulatorios y de gestión pública que evidencien esa realidad que conoce y practica el sector privado.

Ese acercamiento al cual usted se refiere es percibida desde varios sectores como una débil oposición gremial. En regímenes anteriores al actual, la participación y protesta empresarial era mucho más activa.

Es una percepción equivocada. Las cámaras de la producción no pueden ser valoradas como actores de proselitismo político. Si es que hay actores de la sociedad que esperan en las cámaras y en nosotros, sus representantes, que nos convirtamos en una voz de oposición en la contienda política, eso, desde mi punto de vista, deslegitima la esencia de un gremio.

Nosotros somos actores políticos, que es diferente, y como tales nos corresponde dar una opinión y generar criterio a través de bases técnicas, respecto de las políticas públicas que inciden en la producción. Puede ser que a ciertos funcionarios o autoridades públicas les guste o no les guste, eso no nos importa, a nosotros lo que nos corresponde es dar una opinión y un punto de vista de todos aquellos principios que rigen la actividad y el manejo de la cosa pública en el país.

¿Usted habla de una madurez empresarial, al mantenerse alejados de la política?

Sí, es un proceso de maduración importante, porque los gremios somos entidades de representación empresarial y a eso tenemos que dedicar todo nuestro tiempo y esfuerzo.

¿Por qué ‘Yo te propongo’?

Es una propuesta para la discusión. En la actual coyuntura política, desafortunadamente la discusión de las políticas públicas está plagada de ofertas que pueden caer en el campo del populismo, donde no hay realmente una valoración objetiva y estricta de lo que el país necesita para desarrollarse. Entonces, hemos dicho, en lugar de cuestionar y criticar, vamos a hacer una propuesta directa y decirles a los candidatos “a ver, este es el planteamiento institucional, qué es lo que usted opina de estos temas?”, de tal manera que no se diga que no hay propuestas de por medio.

En estas propuestas, ustedes plantean una reducción de la jornada laboral. ¿Cuál sería el objetivo de aplicar una medida así?

No proponemos estrictamente la reducción de la jornada laboral, lo que se queremos es que se la dé dinamismo y modernización. Es decir, mantengamos la jornada total de 40 horas semanales, pero demos la posibilidad de que se distribuyan de forma diferente, de tal manera que podamos un día trabajar cinco o seis horas, y otro día se pueda compensar trabajando algunas horas adicionales.

El hecho es que van apareciendo nuevas modalidades contractuales, nuevas formas de relacionarse entre empleadores y trabajadores; entonces, en este sentido, nosotros creemos que el Código de Trabajo tiene que evolucionar y tiene que reconocer esta situación.

También creen que los mercados deben abrirse para que entren nuevos actores, incluso desde otros países. ¿Eso no es contradictorio con el hecho de maximizar las ganancias?

No se trata de tener 1 000 empresas en el Ecuador, porque el tamaño de nuestra economía, las capacidades de nuestras empresas y el hábito de consumo de los ecuatorianos no permite generar esa dinámica. Lo que necesitamos son empresas fuertes que compitan con empresas fuertes para que esto redunde en un beneficio al consumidor. Evidentemente, todo el mundo quiere vender, crecer y hacer negocios, pero un mercado de 14 millones de ecuatorianos está bien para cierto nivel de empresas. Si queremos atraer importante inversión extranjera necesitamos abrir los mercados y nuestro país tiene que convertirse en una puerta de entrada a la región.

Pero esta propuesta siempre ha quedado ahí. ¿No será que hay empresas o grupos empresariales que no quieren que entre competencia porque están ganando muy bien?

Los grandes grupos empresariales ecuatorianos son un ejemplo de crecimiento y creo que están en posibilidades de competir. Además, siempre apoyamos la Ley del Control del Poder del Mercado.

ABOGADO CON EXPERIENCIA ACADÉMICA

  • La formación. Abogado graduado en la PUCE, máster en Gestión Ambiental (España), especialista en Derecho Administrativo (Universidad Andina Simón Bolívar).
  • En el sector privado.   Ex Director Jurídico de la Cámara de Industrias.
  • Negociación internacional. Comisiones de negociación para renovar las preferencias arancelarias (Atpdea, por sus siglas en inglés) con EE.UU.