Gladys Ordóñez y su hijo Carlos Tenezaca muestran los envases de 425 gramos de Cerdo Hornado del Austro. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Gladys Ordóñez y su hijo Carlos Tenezaca muestran los envases de 425 gramos de Cerdo Hornado del Austro. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

El hornado enlatado fue la idea de un niño

14 de enero de 2020 15:11

Matías Tenezaca, de 10 años, estaba ayudando a acomodar latas de atún y otras compras a su abuela Gladys Ordóñez. En ese momento planteó la idea de enlatar el hornado. Eso ocurrió hace un año.

Sus abuelos tienen la finca Guadalupana, que es un criadero de cerdos, en Macas, Morona Santiago. Ellos venden estos animales en pie, pero la mayor cantidad de las ganancias se quedan en los intermediarios. El niño planteó esa alternativa para que sea ejecutada por su tío Carlos Tenezaca, quien es Ingeniero en Alimentos.

“Al principio tomamos como broma la idea de Matías, pero poco a poco surgieron algunas interrogantes y decidimos cristalizar el proyecto. Es un chico con mucha visión y muy centrado”, señala Tenezaca.

Las ventas empezaron hace tres meses, luego de efectuar el análisis y la investigación para contar con un producto de calidad y que cumpla con las expectativas de los clientes. Es decir, con el mismo sabor del hornado que tradicionalmente se prepara en el Austro, señala Tenezaca.

La receta es familiar y fue heredada por Gladys Ordóñez. “Hicimos degustaciones y a la gente le encantó”. Tenezaca realizó el cálculo porcentual y obtuvieron la fórmula para estandarizar el producto. La marca escogida fue Cerdo Hornado del Austro y Matías escogió el eslogan de “Raíces de mi pueblo”.

El producto tiene el permiso y registro sanitario para varias presentaciones, pero, en la actualidad, solo comercializan la presentación de 425 gramos.

La carne del cerdo es preparada en horno de leña. Luego es despresada y desmenuzada para ser envasada. Finalmente, es esterilizada. “El enlatado es idéntico al proceso que se sigue con el atún. No pierde las características de frescura y tiene mayor asepsia que en un mercado, porque es esterilizado. Tiene un líquido que son los jugos que salen del mismo cerdo. No es ni de agua, ni aceite”, dice el Ingeniero en Alimentos.

Según él, es un proceso completo y trabajoso que se cumple en el sector de Challuabamba, en el norte de Cuenca. Allí, sus padres tienen una propiedad. La inversión inicial fue de USD 6 000, sin considerar los cerdos que ya tenían. Esos recursos se destinaron a la compra de envases y al alquiler de la línea de producción para el enlatado, que se cumple en una empresa que tiene la maquinaria, pero el control y la formulación están a cargo de Tenezaca.

La primera venta se realizó hace tres meses, en un circuito automovilístico en el cantón azuayo de Gualaceo, aprovechando que Tenezaca y su hermano son competidores. Luego sus amigos llevaron el producto en maletas hacia Estados Unidos, Cuba, México, Colombia y Canadá.

Para el primer lote de producción faenaron 16 cerdos y elaboraron 2 300 unidades, de las cuales 1 200 se han comercializado hasta la actualidad.

Tenezaca estima que 300 han salido al extranjero, sobre todo para Navidad y Año Nuevo, que hubo gran demanda. “Ofertamos el producto a entidades públicas y privadas, para que sea parte de las canastas navideñas”. Lograron contratos con el Gobierno Provincial de Cañar y Asociación de Trabajadores del Ministerio de Salud en Cañar. Ahora tiene conversaciones con supermercados y para hacer envíos a Estados Unidos.

Otros detalles

La vida útil
. Según Carlos Tenezaca, la duración en la lata es de un año a temperatura ambiente. El producto tiene un tratamiento térmico.

La preparación. Luego de abrir la lata, se calienta la carne en una sartén, microondas u horno.

No es necesario agregar nada. La porción avanza para ocho sánduches o para cuatro personas si se sirve en un plato.