Una imagen de la producción de Industrias Mushee. El nombre de la empresa surgió por una palabra de cariño que decía el fundador con sus hijas. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES

Una imagen de la producción de Industrias Mushee. El nombre de la empresa surgió por una palabra de cariño que decía el fundador con sus hijas. Fotos: Diego Pallero / LÍDERES

Industrias Mushee lleva 30 años produciendo invisibles

11 de abril de 2018 06:37

Como dice el refrán: en un minuto la vida puede cambiarle a cualquiera. Eso le pasó a José Salazar Cadena, dueño de Industrias Mushee, cuando tenía 17 años y no le quedó otra opción que convertirse en empresario siendo todavía adolescente.

La historia de esta compañía se remonta a 1968, cuando comenzó a operar en un local en La Tola, en el centro histórico de Quito. Su creador fue José Salazar Araque.

“Mi papá fue el que inició todo. Él tenía muchos inventos, pero vio que los invisibles tenían mucha acogida y no había un producto similar que llegara en esa época al país. Toda la producción era totalmente artesanal. Casi no se cambió hasta mi administración”, manifiesta Salazar Cadena.

José hijo creció solo con su padre en la planta y siendo niño recibió una noticia que le impactó: su progenitor tenía cáncer. Enfrentó la enfermedad por casi 10 años, hasta su muerte en el 2003. Asumió la empresa sin conocimiento alguno de administración.

Gracias a su intuición y a la guía de la secretaria de su padre de toda la vida, Mónica Navas, no solo mantuvo el negocio sino que lo desarrolló.

Pasó de tener una sola presentación del producto -la caja regular antigua de 130 unidades - a otras nuevas a las que, por ejemplo, agregó otros colores, además del negro. Asimismo, la empresa dejó de pintar los invisibles y optó por la aplicación de un recubrimiento especial amigable con el medioambiente y la salud.

“Hemos pasado a la fabricación con máquinas. El señor Salazar Cadena aprendió muy rápido, pese a su edad. Conmigo conoció la parte administrativa y de logística. Es inteligente, como el fundador”, señala Navas.

De hecho, Salazar Cadena es un autodidacta. Debido a la situación en la que asumió la compañía y a otras condiciones personales no pudo acabar la universidad, pero todo lo que sabe de manejo empresarial lo aprendió en los 15 años de manejo de Mushee.

Desde los primeros años de esta empresa la venta de los productos se ha realizado a través de distribuidoras o entregando a peluquerías, locales de productos de belleza, academias, etc. Hasta ahora se mantiene ese esquema, pero también se incorporó la venta en cadenas de farmacias y retail.

Por ejemplo, los productos se venden en la zona de perfumería de Megamaxi. Corporación Favorita explica que Mushee es su proveedor desde el 2013 y que son artículos ampliamente reconocidos en el mercado.

Actualmente, esta empresa tiene unos 800 clientes en el país.

Durante la administración anterior el producto solo se vendía en las principales ciudades del país, pero ahora llega, incluso, a la Amazonía. Salazar Cadena apunta, además, a la exportación. Considera que hay mercado en EE.UU., Brasil y países de la Comunidad Andina como Bolivia.

Para ello el propietario ha hecho todos los trámites necesarios. Él considera que es el momento de la compañía para buscar mercados internacionales.

Salazar Cadena comenta que sus productos son de calidad y que uno de los elementos que permitió la innovación fue la construcción de una planta y la modernización de la maquinaria.
La empresa salió del local arrendado del centro en el 2010 y se mudó a un terreno propio en Conocoto, donde se construyó la nueva planta.

Por otro lado, la tecnificación permitió incrementar la fabricación de menos de 200 invisibles por minuto por línea a 300, además que se automatizó el empacado. La industria tiene cinco líneas de producción.

Actualmente, cuenta con nueve empleados. Su apoyo ha sido clave para el crecimiento de la compañía; incluso, algunos de ellos laboran desde el tiempo del fundador.

El propietario actual de la industria también destaca la confianza que tienen sus clientes. Grace Arcos dice que lo que más le gusta del producto es la calidad con la que están hechos. “Son artículos que no vienen con defectos. Los comercializo en una distribuidora, llamada Grupo Comercial Viserco, que funciona en el Centro Histórico de Quito. Compro USD 100 al mes en temporada baja, pero cuando hay más actividad subo a unos trescientos”.

Salazar Cadena destaca que su producto es conocido por diversas generaciones.

La compañía busca seguir creciendo tanto a escala nacional como internacional. Su propietario, además, ha analizado la posibilidad de desarrollar otros productos a futuro.

Las cifras

USD 0,85 centavos es el precio de la caja tradicional de 130 unidades.

USD 30 000 representó la última inversión. Se hizo hace seis meses. Esta se destinó a maquinaria, modificación de procesos y reducción de pérdidas.

USD 400 000 fue la inversión que este empresario hizo en el terreno y la infraestructura de la fábrica.

800 clientes tiene la empresa en la actualidad a escala nacional, entre pequeños negocios y grandes cadenas

El gerente
José Salazar Cadena


La empresa representa mi segundo hogar. Yo me crié entre las máqui nas. Toda la vida ha sido para mi la fabricación de los invisibles, haciendo una compañía. La gente que trabaja acá es una familia, todos laboramos por un mismo objetivo. Cuando tenemos problemas entre todos tratamos de ayudarnos a resolverlos. Eso es fundamental, la gente con la que uno puede contar. O nos hacen crecer o nos hunden la banca.