Romina Moya y Ángel Chacón son los fundadores de este emprendimiento. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Romina Moya y Ángel Chacón son los fundadores de este emprendimiento. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Dos ingenieros que hoy apuestan por los pasteles

10 de abril de 2017 13:24

El 11 de abril del 2015, Romina Moya y Ángel Chacón dieron el sí a su vida conyugal. Ese día, sin saberlo, también nació Orinoco, Sabor y Sazón, un emprendimiento de catering y pasteles, fundado por esta pareja de venezolanos que emigraron al Ecuador el 2014.

Los dos son ingenieros electrónicos de profesión, carrera que ejercen en el país. Pero desde el 2015, la casa de la pareja se convirtió en su segundo lugar de trabajo.

Al año de haber emigrado, deciden casarse. “Teníamos todo, pero nos faltaba el pastel. Era muy costoso”, cuenta Romina, nacionalizada ecuatoriana e hija de padre ecuatoriano, que emigró a Venezuela hace 30 años.

Solo el presupuesto de un pastel para 50 personas era de USD 400. Gracias a que Romina es repostera aficionada desde niña, la pareja decidió hacerse cargo del pastel y de los bocadillos de la boda.

La buena respuesta que obtuvieron entre los invitados dio pie a los dos primeros pedidos. Así nació Orinoco, Sabor y Sazón. En principio como ‘hobby’, pero acompañado también de las ganas de emprender un negocio propio. En el caso de Romina había un antecedente: ella tiene una cafetería propia en Venezuela.

La vida de esta pareja se divide entre la electrónica y su emprendimiento. En su negocio, las noches y madrugadas se convierten en las mejores horas –o las únicas posibles– para trabajar, cuando hay un pedido por entregar.

La inversión inicial no superó los USD 150, porque contaban con algunos implementos. Pero a finales del 2015 invirtieron otros USD 400 en más instrumentos, entre ellos una batidora de 2 litros.

Orinoco, Sabor y Sazón se especializa en servicio de catering y pastelería creativa. Uno de sus fuertes son los pasteles tallados con figuras en fondant. “La que el cliente pida”, aclaran. Eso puede ser desde un superhéroe hasta un auto. Todo es comestible.
El de la precisión en el arte de elaborar cada figura es Ángel, a quien desde pequeño le gustó el dibujo. El proceso para el acabado de cada imagen puede demorar de 2 a 5 días, explica Chacón.

El negocio cuenta con unos 6 clientes fijos y al mes tienen alrededor de 12 pedidos. La facturación mensual bordea los USD 500.

Bakkus Teatrum Art Café es uno de sus clientes más asiduos. Orinoco, Sabor y Sazón surte con empanadas y tortas la cafetería del lugar. También les brinda servicio de catering para eventos de otras empresas, que contratan los espacios del teatro.
“El servicio es muy bueno. Son puntuales y se encargan de la colocación de sus productos”, comenta Paola Soria, gerenta administrativa de Bakkus.

José Hidalgo les ha solicitado pasteles y bocaditos para cumpleaños. En una ocasión, en el cumpleaños de su hermana, la sorprendió con una canasta de desayuno, otro producto novedoso de este emprendimiento. Para Hidalgo, los precios son asequibles .
Un pastel para 30 personas, cubierto con fondant, de diseño plano, cuesta USD 50; por el mismo precio tienen actualmente una promoción de 50 bocaditos.

El plan a futuro es invertir en un local, pero la decisión se encuentra en pausa, por la incertidumbre del país en el plano económico. Pero sí tienen certeza de que les gustaría dedicarse por completo al emprendimiento. “Orinoco, Sabor y Sazón es nuestro primer hijo”, dice Ángel.