comercio justo

Alberto Espín, Magdalena López y su equipo de trabajo elaboran bisutería con tagua, pambil y vísola. Foto: Jenny Navarro / El Comercio

Iniciativas ecuatorianas de comercio justo llegan hasta el extranjero

1 de February de 2015 11:37

En un pequeño taller ubicado en el sector de La Planada, en el norte de Quito, Alberto Espín, su esposa Magdalena López y un grupo de 14 mujeres trabajan con tagua. Este material, que lo adquieren de proveedores en Esmeraldas, Mindo y Chontal, pasa por sus manos y equipos, para convertirse en bisutería de exportación.

También utilizan pambil y vísola, dos variedades de la madera. Con estos materiales y con la ayuda de Camari (el sistema de comercialización del Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio), la producción de este taller llega hasta el mercado europeo.

La pareja de emprendedores conoció la tagua hace 20 años, cuando trabajaban en una empresa italiana que procesaba el material. Esa firma dejó de operar y ellos decidieron aprovechar lo aprendido. Viajaron a Esmeraldas, en donde vivieron cuatro años; el negocio de tagua que habían planeado no funcionó en principio, pero hicieron un contacto que con el tiempo les abrió las puertas de los mercados extranjeros. Así empezó el taller M & A.

Camari decidió apoyar la iniciativa desde entonces. Así, empezaron a producir figuras en tagua. En principio, elaboraban 30 al mes y “siempre estuvimos enfocados en llegar al extranjero”, aclara Espín.

La actividad en el taller es dinámica. El proceso es completamente artesanal y empieza con la recepción de la tagua; continúa con una suerte de corte y lijado. Después, viene el tinturado, para terminar con el diseño y elaboración de collares, pulseras, aretes y otros artículos de bisutería.

“Es un sueño colectivo y lo hemos logrado con el apoyo de Camari”, resumen estos microempresarios. El taller elabora hoy en día 3 000 piezas al mes y para septiembre tiene previsto mudarse a nuevas instalaciones en las que se han invertido USD 70 000, en espacios y maquinaria.

Desde 1981, Camari trabaja con pequeños productores y artesanos. El apoyo está en la comercialización de sus productos, explica Vilma Allauca, gerenta de Exportaciones. “Somos miembros de la Organización Mundial de Comercio Justo y trabajamos bajo sus conceptos y valores”.

Las primeras exportaciones de pequeños productores y Camari fueron en los años 80, con shigras de cabuya y textiles. Hoy, las líneas incluyen cerámica, paja toquilla, hoja de plátano, tagua...

En la actualidad Camari apoya a unas 7 500 familias que elaboran y producen bajo el modelo de comercio justo.

En ese grupo se encuentra la Unión de Productores de Mazapán de Calderón, también con sede en el norte de Quito. Uno de sus socios fundadores es José Lanche, quien recuerda que esta asociación surgió el 2 de mayo de 1990. “Empezamos 26 socios, ahora somos 18. La migración de hace 15 años hizo que algunos de los artesanos dejaran el Ecuador”.

“La Unión surgió con la idea de evitar a intermediarios. Camari fue la primera organización en darnos la mano y en hacernos pedidos directos”, recuerda Lanche. “Con su soporte, nuestro trabajo llega a Italia, Francia, Alemania, Estados Unidos y otros países. Trabajamos juntos 24 años y sus representantes están pendientes de todos los socios, en lo personal, así como en lo productivo”.

La Unión de Productores de Mazapán de Calderón elaboró el año pasado 35 000 figuras, cantidad que se convirtió en un récord. Para Lanche, lo alcanzado en este tiempo es un logro de equipo.

Los representantes de Camari revelan la estrategia utilizada para crecer juntos: en los primeros años de apoyo se exportaba lo que los artesanos proponían. Ahora se toma en cuenta lo que exigen los mercados internacionales en cuanto a diseño, materiales y el cumplimiento de las normas de comercio justo, explica Allauca.

Sagrario Angulo, también de Camari, añade que el mayor desafío es mantener el equilibrio entre la sustentabilidad de los artesanos y de la organización. “Un escenario es el mercado local y otro es el internacional. Por eso nos enfocamos en que la calidad y el comercio justo son el eje”.

El camino para Camari y su red de pequeños productores continúa. En la actualidad, las exportaciones representan el 30% de las ventas de Camari. La meta prevista para este año es elevar los ingresos un 10%, siempre trabajando en equipo.