José Antonio Torres
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Hacia la innovación estratégica

Hace apenas 12 años, Apple era un jugador marginal en el mundo de las computadoras; Google estaba definiendo su modelo de negocios; Facebook no existía y su fundador estaba aún en secundaria. Vivimos en un mundo de cambios rápidos, donde la capacidad de innovar de una organización se ha convertido en una habilidad estratégica clave, para la supervivencia y el éxito.

La pregunta que se hacen las organizaciones hoy en día es ¿cómo ser más innovadores de manera estratégica? Para responder esta inquietud se necesita entender cómo funciona el proceso de innovación personal y cómo crear culturas que incentiven la innovación.

El proceso personal está explicado con genialidad por el profesor Otto Scharmer de Sloan School of Management de MIT, en el modelo U. Scharmer y define cuatro niveles de escucha. El primero, lo llama descarga. En este nivel, las personas “descargan” memorias del pasado. Descargan juicios, creencias, certezas y el enfoque está en intentar que el mundo se ajuste a sus creencias. Piensan que no necesitan aprender y que tienen todas las respuestas. El segundo nivel, lo define como escucha factual. Es un nivel donde hay una apertura mental hacia ideas, donde evaluamos diferencias y buscamos razones.

El tercer nivel es conocido como escucha empática, donde el énfasis esta en entender el punto de vista del otro, en ponernos en los zapatos de otro ser humano y ver el mundo desde ahí. Finalmente, el cuarto nivel, se llama de escucha generativa. Este nivel ocurre al dejar a un lado nuestra propia agenda y permitirnos a nosotros mismos ser sorprendidos por la experiencia de escucha y descubrimiento.

La innovación empieza a ocurrir desde el tercer nivel. En el primer nivel simplemente se repiten los patrones y hábitos del pasado. El segundo nivel es un proceso puramente intelectual, muchas veces aislado de la realidad. En el tercer nivel somos capaces de entender la realidad desde otro punto de vista y ampliar nuestro marco de referencia, y en el cuarto nivel, nos conectamos con la fuente de inspiración.

Este es un cambio de paradigma fundamental cuando hablamos de innovación. No es cuestión de lógica, es cuestión de inspiración. Inspiración que llega cuando creamos el espacio de silencio interior, para que pueda suceder. La innovación en este modelo además parte de la conexión profunda con el propósito personal. Las personas no innovan por el puro hecho de innovar. Innovan en lo que les importa, en lo que están tratando de crear para sí mismos, su organización y su sociedad.

El mapa de Scharmer es una genialidad porque permite entender un territorio desconocido hasta ahora por las organizaciones tradicionales. La innovación no es el resultado de un camino lógico sino de un espacio creativo personal. Este mapa es un reto para las organizaciones que sistemáticamente han trabajado en ser lógicas y racionales, desestimando emociones, intuiciones e inspiraciones.

Por otro lado, el autor Steven Johnson, al estudiar la historia de la innovación encuentra que existen patrones recurrentes en espacios de alta creatividad e innovación. Entre los más importantes, destaca que las grandes ideas se crean cuando se chocan con otras ideas que las complementan y las convierten en ideas más completas.

Johnson resalta entre los espacios históricos de innovación las casas de café en el ‘Siglo de las Luces’ y los círculos literarios en el Modernismo, lugares donde las personas se encontraban para compartir ideas y generaban espacios donde ocurrían innovaciones sociales a tasas mayores que en otros momentos de la historia.

En resumen, la innovación empresarial es un proceso personal y organizacional a la vez. Este requiere que las personas se abran a ver el mundo de diferentes maneras y que creen espacios para ser inspirados, alineándose desde su propósito personal. La innovación ocurre en sistemas que fomenten la conversación sobre ideas y posibilidades para que se puedan conectar, complementar y aterrizar en proyectos y acciones concretas. Tradicionalmente, innovadores en sistemas rígidos, se han convertido en emprendedores por fuera de la organización. Espacios de conversación con personas cerradas, no son espacios fértiles con capacidad de producción de cambios y mejoras.

La combinación de personas abiertas, con estructuras que permitan el diálogo y la inspiración, da como resultado culturas que generan innovación y responden a los retos actuales.

La próxima semana, una de las empresas más innovadoras de todos los tiempos, Disney Institute, presentará en Quito sus mejores prácticas organizacionales para mantenerse a través de los años en la punta de la ola de la innovación.

Se trata de un evento que no se pueden perder las organizaciones interesadas en la innovación estratégica.