El número de mascotas de peluche creadas por las administraciones niponas va a disminuir drásticamente. Foto: Kazuhiro Nogi/ AFP.

El número de mascotas de peluche creadas por las administraciones niponas va a disminuir drásticamente. Foto: Kazuhiro Nogi/ AFP.

Japón 'sacrificará' a algunas de sus mascotas oficiales

6 de April de 2015 16:09

La multitud de mascotas de peluche creadas por las administraciones niponas y tan queridas del público va a disminuir drásticamente, tras la orden del gobierno de poner fin a lo que considera un derroche de dinero público.

En los últimos años, el crecimiento de los 'yuru-Kyara' ('personajes tranquilos'), un elemento de marketing muy preciado por las empresas, conoció un aumento espectacular en la esfera pública. En Osaka, por ejemplo, donde se inventaban yuru-Kyara para todo, desde campañas impositivas hasta la promoción de las guarderías infantiles, las autoridades decidieron reducir la cantidad de mascotas de 92 a 69. "Hemos decidido que Mozuyan, un alcaudón, nuestro yuru-Kyara más antiguo, sea nuestra mascota principal", dijo a la AFP un funcionario de Osaka.

"Había dudas sobre el impacto en las relaciones públicas que significa tener demasiados personajes", agregó, al explicar que la cantidad de mascotas "ha caído a 69 y no existe un plan para crear otras".

En el aislado distrito de Rumoi, en la región de Hokkaido, norte de Japón, las autoridades no se resignaron a sacrificar a algunas de sus mascotas gigantes, por lo cual decidieron fundirlas a todas en una sola.

Así nació 'Ororon Robo Mebius', una criatura parecida al gigantesco robot humanoide Gundam, cuyas piernas, brazos, cara y cuerpo proceden de diferentes yuru-Kyara. "Hemos llegado a la conclusión de que es mejor unir fuerzas en lugar de que cada una de las mascotas trabaje por su lado", dijo el funcionario de Rumoi, Mayuko Miyaji.

Japón tiene una verdadera pasión por esas mascotas gigantes destinadas a promover las atracciones regionales, como el muy popular oso Kumanon de la región poco turística de Kumamoto (sudoeste), y también marcas o instituciones.

La pasión llega a lugares insospechados, como la cárcel de Asahikawa (Hokkaido), que creó en 2013 la mascota Katakkuri-chan, un humanoide de dos metros de alto, una cara cuadrada y una enorme flor violeta como cabellera.

Los yuru-Kyara más célebres tienen sus propias tiendas, donde se venden decenas de productos derivados. El mercado es enorme, pues apunta tanto a los niños como a los adultos.

El instituto Yano lo calcula en unos USD 18 500 millones. Pero la mayoría de esas mascotas permanecen en la sombra del anonimato, divirtiendo a los niños cuando aparecen en los acontecimientos públicos, pero sin adquirir una notoriedad nacional ni regional. Para las finanzas públicas, el mantenimiento de las mascotas es demasiado elevado.

El ministerio de Finanzas estimó que al propietario le cuesta un millón de yenes (USD 8 400) sacar a su mascota cinco veces al año. Para evitar las acusaciones de derroche y, al mismo tiempo llamar la atención, la ciudad de Otsu (centro) lanzó una iniciativa original, organizar una campaña de donaciones para financiar la nueva imagen de la mascota Otsu Hikaru-kun.