Javier Ordóñez con parte de sus libros en su oficina, en Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Javier Ordóñez con parte de sus libros en su oficina, en Cuenca. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

El gusto por la lectura empezó en Estados Unidos

22 de mayo de 2017 12:08

Su afición por la lectura empezó cuando tenía 24 años y al principio fue por necesidad, cuenta el empresario y constructor cuencano, Javier Ordóñez, de 40 años. En ese entonces, estudiaba la maestría en Gerencia de Proyectos en la Universidad de Maryland, en Estados Unidos.

Aunque destaca la calidad de la educación que recibió en el colegio y en la universidad en la capital azuaya, señala que en esa época ni la investigación ni la lectura eran impulsadas y los estudiantes se conformaban con recibir las clases magistrales y no cuestionar a sus profesores.

En la Universidad de Maryland, en cambio, lo primero que aprendió fue que tenía que leer una importante cantidad de material para asistir a clases. “Entendí que la mejor manera de aprender era a través de este hábito. En esa universidad se requería de un aprendizaje propio para que las clases no sean solo de recepción de información sino más bien de discusión”, dice Ordóñez.

Desde entonces, considera que la lectura representa un constante aprendizaje. Para él, fue un privilegio estudiar en la Universidad de Maryland por la cantidad de libros, información y artículos científicos a los que accedía sin inconvenientes. También, aprovechaba el mercado de libros usados para adquirir los textos.

El hábito por la lectura se afianzó cuando siguió un doctorado en Análisis de Riesgos en la misma universidad. Fueron años de mucha investigación y para ello fue necesario leer con la intención de tener una visión macro del estado de la ciencia en distintas áreas y escoger su tema de investigación.

Leyó para aprender sobre finanzas, procesos cognitivos... porque son la base de los modelos matemáticos que pretendía emplearlos en su trabajo doctoral.

Allí, tuvo otra experiencia que le marcó y le dio una lección sobre el valor e importancia de la lectura. “Estaba totalmente centrado en mi tema de investigación, que era Análisis de riesgos en infraestructura hidráulica. Llegué a un punto de no poder avanzar más”.

Preocupado, Ordóñez consultó a su tutor de tesis, quien le dijo que él tampoco sabía qué solución podía adoptar. Sin embargo, le dio un consejo y este consistía en leer un libro durante una semana y que no asista a la universidad.

Su tutor le sugirió el ‘Código Da Vinci’ de Dan Brown y le pidió que luego conversarían. Al principio Ordóñez pensó que sería una pérdida de tiempo, pero hizo caso. Hoy recuerda que le gustó el estilo del autor para escribir y porque tiene aspectos relacionados con las matemáticas y toma de decisiones bajo incertidumbre.

Pero lo más importante que Ordóñez aprendió es que la lectura también permite desconectarse del trajín diario y abrir la mente. “Sirve para descansar mentalmente y tranquilizarse”.

Ha leído literatura latinoamericana como ‘Las venas abiertas de América Latina’ o los clásicos de Gabriel García Márquez. Le gustan los textos en digital porque puede encontrar cualquiera sin mayores inconvenientes. De preferencia lee en las noches y cuando viaja en un avión.