Jean Esquerré considera que su negocio es más un pasatiempo que un negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES.

Jean Esquerré considera que su negocio es más un pasatiempo que un negocio. Foto: Vicente Costales / LÍDERES.

Redacción Líderes
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Arte y exclusividad se juntan en sus alfombras

20 de septiembre de 2015 15:45

La producción textil siempre ha sido parte de la vida de Jean Louis Esquerré. En 1979, llegó a Ecuador desde Chile y rápidamente fundó una empresa que fabricaba cobertores para muebles. Hace tres años tuvo que cerrarla. Así que Esquerré decidió cambiar el enfoque de su negocio y dedicarse a la producción de alfombras de lana 100% natural.

“Fabricaba tejidos en masa y mi empresa trabajaba 24 horas al día, era una locura. Siempre quise salirme del negocio y dedicarme a hacer tejidos de calidad, despacio, con tiempo, para sacar un producto exclusivo”, comenta Esquerré, propietario de Esquerré Rugs.

La razón por la que tuvo que cerrar es que ya no podía competir con similares productos asiáticos.

Este cambio forzado fue la razón para crear la nueva marca. Realizó adecuaciones a dos de sus cinco telares y en la planta de producción -que ya poseía en el sector de Guangopolo, en el valle de Los Chillos a las afueras de Quito-, en el 2013 comenzó a fabricar las alfombras. La inversión en maquinaria y materiales asciende a los dos millones de dólares.

“Ya tenía el equipo y la maquinaria así que solo me faltaba la materia prima. Me fui a comprar en las comunidades cerca del Chimborazo y ahí aprendí todo el proceso de la extracción de la lana natural”, agrega Esquerré.

Sus alfombras son productos “artísticos”, ya que no se producen de manera masiva, como explica su propietario. El cliente que las desea solicita un diseño único que no se puede volver a comercializar. La exclusividad y calidad, según Esquerré, son las razones por las que tiene un promedio de 120 clientes constantes que varían entre diseñadores, arquitectos, decoradores y galerías de arte. Estos canales de distribución ponen su propia marca en los productos para brindar valor agregado.

“Cada alfombra tiene su propia historia y estilo. Mi trabajo es sentarme con el cliente y crear juntos el producto final. Esto puede ser muy rápido, cuando vienen y ya saben lo que buscan, pero en otras ocasiones puede ser un proceso largo”, comenta Esquerré.

Al momento comercializa un promedio de 200 alfombras al mes, con un costo al público de USD 500, el tamaño promedio es de 2,50 metros de largo por 1,60 metros de ancho. Debido a que Esquerré mira su negocio como un pasatiempo ha impuesto que la producción no supere esta cifra y que máximo se trabaje ocho horas todos los días, sin importar los pedidos que haya. En la planta trabajan cinco personas entre producción y administración.

“Cuando uno visita una galería y pide una pieza personalizada puede llegar a costar miles de dólares. Junto con mi esposa no queríamos eso; consideramos que nuestros precios son lo justo”, agrega.

Aunque no quiere expandir su operación, no deja la opción cerrada para alguno de sus hijos. En la actualidad, lo que sí busca es exportar su producto a galerías exclusivas en París, Zúrich, Londres y Barcelona.