Dátil es un emprendimiento que facilita los procesos de facturación, cobranzas, finanzas y pago de impuestos de empresas. Sus oficinas se encuentran en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

Dátil es un emprendimiento que facilita los procesos de facturación, cobranzas, finanzas y pago de impuestos de empresas. Sus oficinas se encuentran en Guayaquil. Foto: Enrique Pesantes / LÍDERES

Los jóvenes de hoy emprenden más que los de hace 10 años

25 de noviembre de 2019 11:42

Eduardo Raad es un emprendedor guayaquileño enfocado en el mundo del software y en la tecnología. Tiene 37 años, ha dirigido tres empresas y es el fundador de Dátil, un emprendimiento que facilita los procesos de facturación, cobranzas, finanzas y pago de impuestos de empresas. Su propuesta de valor se centra en la simplicidad y la facilidad de uso de esta herramienta digital.

Para Raad emprender significa mantenerse curioso siempre “y alimentar esa capacidad de crear que tenemos, sea dentro de una compañía o fuera de ella”.

Este emprendedor forma parte del grupo de jóvenes ecuatorianos que hoy en día emprende, en medio de retos y oportunidades. El reporte Jóvenes Emprendedores en Ecuador, elaborado por la Escuela de Negocios Espae, revela que en Ecuador, cada año, el 32% de los jóvenes con edades entre 18 y 34 años están involucrados en la puesta en marcha de un negocio, o posee uno que ha estado en funcionamiento por 42 meses o menos tiempo.

Además, dice el estudio, se observan diferencias significativas entre los grupos de 18 a 24, y 25 a 34 años, siendo este último segmento el que registra la mayor actividad emprendedora.

La tasa de emprendimiento (TEA) de los jóvenes muestra una tendencia decreciente, luego de un repunte en el 2013. Pese a ello, las cifras del país son las más altas entre las naciones participantes de América Latina y Caribe.

El informe de la Espae, que utiliza datos del Global Entrepreneur­ship Monitor (GEM), añade que existen brechas de género entre la población de jóvenes; las mujeres confían menos en sus capacidades para emprender y muestran mayor temor al fracaso. Aunque la tasa de emprendimiento es similar para jóvenes de ambos sexos, una mayor proporción de mujeres está motivada por la necesidad, produciendo negocios que podrían tener dificultades para superar los 42 meses de vida.

En contraste con los emprendedores de 35 a 64 años, los jóvenes están más motivados por mejorar sus ingresos u obtener más independencia, y menos por la falta de alternativas de trabajo.

Franco Lara, de 22 años, emprendió un negocio con berenjenas. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Franco Lara, de 22 años, emprendió un negocio con berenjenas. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Según Raad, los emprendedores deben estar dispuestos a aprender de manera permanente. “Si estás en cero y quieres crear algo, lo primero que tienes que hacer es aprender cómo, y eso requiere tiempo. Adquirir conocimiento rápido es lo más valioso.”

Virginia Lasio, profesora de la Espae y una de los autores del estudio, junto con Jack Zambrano, cuenta que los jóvenes de hoy emprenden más. En el 2008 la actividad emprendedora temprana de los jóvenes fue de 17,6%, mientras que en 2017 fue de 29,7%.

Otro dato dice que alrededor del 70% de la actividad emprendedora de jóvenes se concentra en el sector de servicios a consumidores. “Dentro de este grupo, dominan la venta al detalle y los servicios de alimentos y bebidas”.

Lasio explica que al comparar con otros países latinoamericanos, se observa que en Ecuador suele haber la mayor proporción de jóvenes emprendedores, y que sus negocios, en general, no son de alto impacto. “No está claro si se debería fomentar la creación de más empresas. Sin embargo, sí se debería potenciarse la capacidad de generar negocios de mayor impacto”.

Una vía para lograrlo es a través de la educación en emprendimiento, que está empezando a desarrollarse, incluso en los niveles de formación básica. Otro punto importante, añade Lasio, es el fortalecimiento de las redes empresariales de los jóvenes, que se ha identificado como punto débil, en comparación con otros países de América Latina.

Raad está consciente de los desafíos que tiene como emprendedor y por eso tiene una estrategia clara y sencilla: “Hemos optado por una vía un poco más tradicional: simplemente hacer un buen producto, venderlo y crecer al ritmo que crece el mercado”. Además, enfatiza en la necesidad de ser transparente con el cliente y generar retroalimentación.

Financiamiento, el reto para emprender

Redacción Quito (I)

Las horas del día se hacen cortas. Entre las actividades de la universidad hay que hacer espacio para las que demanda la agenda de un emprendedor. Nicolás Serrano, de 23 años, y Franco Lara, de 22, viven esta rutina a diario.

Serrano, que estudia en Yachay Tech, es el creador de Innomaps, una plataforma que recopila data para que micro, pequeñas y medianas empresas obtengan un análisis sobre las mejores opciones para abrir un negocio; es decir, vende estudios de mercado usando georeferenciación.

“Mi mamá emprendió tres veces y fracasó, a pesar de las ganas y sus capacidades para la cocina. Me di cuenta que, como ella, muchos emprendedores fallan porque no tienen las herramientas necesarias para poner un negocio sabiendo en dónde funcionará mejor”, cuenta.
Serrano cree que los negocios relacionados a tecnología y data son los que tienen más potencial.

Uno de los beneficios de emprender en tecnología, añade este estudiante de ciencias computacionales, es que se requiere poco capital para arrancar. Actualmente, para ahorrar costos, la empresa no paga sueldos a sus colaboradores, sino que les otorga un porcentaje de participación del negocio.

Lara, en cambio, estudia ingeniería industrial en Quito y decidió que no quiere tener jefes. “Por eso emprendo desde ahora que estoy joven, para equivocarme, aprender y seguir intentando si es necesario”, dice.

Hace 10 meses, Lara usó una receta de la familia para crear, junto con su mamá, Nora Moscoloni, la marca Conservas Moscoloni, que ofrece berenjenas y pimientos rojos en conservas.

Hay varios obstáculos que el joven ha sorteado. El primero es que en el país, la berenjena no es un producto de alto consumo. Desde que comenzó, el joven cuenta que ha escuchado comentarios como ‘nunca he comido berenjena’, ‘¿a qué sabe?’ . Por eso, la labor de posicionar el producto ha sido en lo que más se ha concentrado.

Alexandra Aguirre, de 32 años, crea sales de baño para tinas. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Alexandra Aguirre, de 32 años, crea sales de baño para tinas. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Otro reto ha sido la tramitología. Los permisos que debe sacar en varias entidades demandan USD 3 000. “Arranqué con una inversión de USD 500 y hasta ahora no hay ganancia porque todo se reinvierte, pero es un proceso y como emprendedor, uno se vuelve soñador, y lo intenta todo”, dice.

Alexandra Aguirre, de 32 años, en cambio, divide su agenda entre la tarea de ser mamá de una niña de 3 años y la de crear sales de baño para tinas. Con su negocio Nua Bath Bombs, Aguirre da empleo a madres solteras. “A veces hay mamás que quieren trabajar conmigo pero no tienen con quién dejar a los niños, yo les permito que vengan con ellos”, cuenta.

El negocio comenzó con una inversión de USD 3 000. Aguirre cuenta que conseguir financiamiento fue complejo, por los requisitos que piden los bancos y por el temor a endeudarse en su primera experiencia como emprendedora, pero un familiar aportó con los recursos.

Aguirre sabe que su idea es arriesgada, porque en Ecuador no hay una cultura generalizada de usar tina de baño, pero apostó por algo innovador que tiene menos competencia en el mercado.

Gary Flor, presidente de Ceforcom, explica que es común que los emprendedores busquen los ahorros y a la familia para conseguir recursos. De ahí que las instituciones financieras tienen el reto de desarrollar productos que no exijan garantías muy altas y tengan plazos más largos para que más jóvenes accedan.