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3 jóvenes ponen a las alpargatas de moda

Cuando Juan Miguel Cornejo paseaba por Buenos Aires (Argentina), en el 2010, observó que en ese país estaba de moda un calzado cómodo, fresco y liviano. Le llamaron la atención esos zapatos, que eran una especie de pantuflas o alpargatas. Cornejo pensó que un producto similar tendría éxito en Ecuador y desde esa época nació la inquietud de comercializarlos en el país.

Pero no fue hasta agosto del año pasado que este ingeniero en Administración de Empresas decidió iniciar su emprendimiento. En principio, con materias primas que conseguía en el centro de Quito y con la ayuda de un zapatero que vivía cerca de su casa, en la Floresta (centro-norte), comenzó a manufacturar las alpargatas.

Luego, Cornejo aprendió cómo hacerlas y decidió montar un taller en su hogar y manufacturarlas él mismo. Con una inversión inicial de USD 200, su lugar de trabajo se llenó de lona, hilo y plantillas y fabricó su primera producción de 32 pares de alpargatas. Su hermana, María Isabel, quien en ese entonces era profesora de arte en una escuela, decidió unirse al proyecto.

Buscaron un nombre para su empresa y se decidieron por su apellido pero con una pequeña variación, así nació Cornejas, como el nombre de un ave que vive en el oeste y sur de Europa; este también serviría como el logo de su marca.

Comenzaron a promocionar sus productos por Facebook. De a poco, las Cornejas ganaron popularidad y tiendas como Messklan y Zoe Accesorios comenzaron a distribuir sus productos.

Hasta diciembre del año pasado su producción mensual llegaba a 40 pares, pero debido a la creciente demanda tuvieron que intermediar la manufacturación a artesanos del sur de Quito.

El aumento en la producción también significó una reinversión de capital. Por ello, desde enero, Camila Larrea, estudiante de Cine, se asoció a los hermanos Cornejo y juntos invirtieron USD 1 000 para subir el volumen de producción y encontrar nuevos mercados. Hoy, su facturación mensual es de USD 700; su meta es llegar a 3 000 al final de este año.

Lourdes Endara, antropóloga, comenta que adquirió dos pares de Cornejas en el 2012. Asegura que comprará un par más debido a su comodidad. “Este calzado es ideal para caminar; muy suave para usarlo en cualquier momento”.

Mientras que Víctor Sánchez señala que las alpargatas quedan muy bien en verano. Este estudiante de Relaciones Internacionales de la Universidad de las Américas (UDLA) adquirió seis pares en octubre del año pasado.

300 pares mensuales produce en promedio esta microempresa.