Lo más pronto posible se debe pensar en alternativas como fondos de ahorro privados, inversiones, etc. Foto: Freepik.es

Lo más pronto posible se debe pensar en alternativas como fondos de ahorro privados, inversiones, etc. Foto: Freepik.es

La jubilación debe planificarse desde que se empieza a laborar

13 de julio de 2020 11:32

En los momentos actuales, en los que la sostenibilidad del sistema de seguridad social del país está seriamente amenazada debido, principalmente, al predominio de los intereses políticos sobre la gestión técnica, resulta importante reflexionar sobre algunas sugerencias prácticas -con enfoque proactivo- para que el bienestar -al que todos aspiramos llegar- sea el que predomine al momento de la jubilación laboral.

Con esto se busca evitar la dependencia única de lo que, en el caso nacional, haga el Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS). Pues, hay que pensar y actuar “más allá de esa posibilidad” que, para los afiliados, es un derecho que debe ser cumplido.

Cuando se habla de abrir otras posibilidades se refiere a la serie de acciones estratégicas que, desde tempranas edades laborales, se deberían ir impulsando si se aspira a llegar a un escenario de jubilación digno y cómodo.

Las posibilidades deben centrarse en términos de disminuir al máximo la dependencia de lo que pueda hacer la seguridad social nacional y/o los hijos u otros familiares. En determinado momento, a estos se los podría considerar ese salvavidas que ayude a salir de aprietos financieros, debido a circunstancias tan diversas como enfermedades, deudas acumuladas en la vida laboral, disminución del ingreso que se venía percibiendo cuando se era trabajador activo; también, lo que podría suceder si el IESS empieza a tener dificultades de liquidez en sus finanzas institucionales.

Entre algunas de las acciones estratégicas, que se podrían impulsar de manera “complementaria” a la jubilación del IESS, están: fondos de ahorro programado con fines de jubilación, que ofrecen aseguradoras privadas; fondos de ahorro que la persona, por su propia cuenta, los crea y administra. Esto, con el objetivo específico de servir de complemento a los ingresos que reciba de la seguridad social nacional. Además, inversiones en bienes físicos o activos financieros de largo plazo (adquisición de bienes raíces y/o la compra de acciones de empresas en el mercado de valores), que sean capaces de generar ingresos pasivos tipo arriendos y/o rentas financieras variables. También está la opción de emprender -al unísono cuando se es empleado dependiente activo en algún negocio, que si funciona -con una esperanza de vida alta- la persona y su familia sean capaces de tenerlo como fuente de ingresos, para actuales y futuras generaciones.

Además, en esta última alternativa, la “autoestima positiva” de la persona jubilada se mantiene elevada, ya que se siente útil productivamente y dueña de lo que creó en años anteriores.

Todo se debe a esa visión de futuro, sustentada en la toma de conciencia de que la jubilación de los ciudadanos debe ser planificada desde tempranas edades laborales. Caso contrario, las dificultades de todo tipo (financieras, de salud y/o familiares) se acumularán y se convertirán, más bien, en causas principales de la preocupación y angustia que se podría imponer en una etapa en donde los seres humanos esperan “tranquilidad y paz interna”.

Estos dos elementos son fundamentales durante la etapa de retiro de los seres humanos, ya que se convierten en dinamizadores de una actitud positiva por la vida a la cual le dieron todo: su inteligencia, pasión y acción laboral en pro de generar “las comodidades” de las cuales luego tienden, también, a gozar las nuevas generaciones.
Pensar en el retiro desde la juventud es fundamental.

20 mil pensionistas, aproximadamente, hay en el país, según la CCQ