Julio Berdegué, representante de la FAO para América Latina y el Caribe, analiza la producción agroalimentaria y el impacto de los precios. FOTO: Cortesía: FAO

Julio Berdegué, representante de la FAO para América Latina y el Caribe, analiza la producción agroalimentaria y el impacto de los precios. FOTO: Cortesía: FAO

Julio Berdegué: ‘Los altos precios impactan en los alimentos’

9 de mayo de 2022 23:10

El representante de la FAO para América Latina y el Caribe, asegura que el aumento del costo de los fertilizantes genera una grave crisis para la producción agroalimentaria global.

¿Latinoamérica mejoró la manera de producir alimentos, a raíz de la pandemia?
No se puede decir que mejoró. La pandemia fue un shock muy fuerte en la economía del planeta, incluyendo la producción y comercio de alimentos. Lo que sí pasó y es muy importante es que en América Latina se mantuvo -sin grandes interrupciones- el abastecimiento de alimentos. Nunca faltaron los alimentos y eso supuso un gran esfuerzo de todos: productores, transportistas y los gobiernos.

¿Qué cambios ha tenido este sector en la región con la crisis?
La pandemia fue un golpe enorme a la seguridad alimentaria y nutricional. En solo un año se agregaron 60 millones de personas en esta región al grupo de habitantes que viven en seguridad alimentaria moderada o severa (se reduce el consumo y tipo de alimentos, o dejan de comer uno o tres días). Un salto de esta magnitud no se había visto nunca en la historia de Latinoamérica. Ese salto es propio de un lugar donde hay guerras y cataclismos. Esto fue un cataclismo.

La invasión de Rusia en Ucrania ha alterado el mercado agroalimentario. ¿Qué oportunidades tiene Latinoamérica para aprovecharlo?
Primero hay que pensar en las medidas para mitigar. América Latina no es un gran importador de los granos que producen Ucrania o Rusia. Los precios se han disparado, porque estos dos países juntos proveen casi un tercio de la producción de maíz, trigo y oleaginosas. La región se abastece de trigo de Estados Unidos, Canadá y Argentina y estos también venden a precios más caros. El segundo gran efecto, más preocupante, es que Rusia es un gran proveedor de fertilizantes, que son como la benzina al carro. Si no hay fertilizantes, la producción baja. En el largo o mediano plazo se puede aprender a producir con menos fertilizantes, pero en el corto plazo nos enfrentamos a una situación grave, por los altísimos precios y aunque se los pueda pagar tampoco hay fertilizantes en el mercado.

Con los altos precios de los fertilizantes, ¿qué escenario se prevé para los productores de alimentos y hasta cuándo se tendrían esos efectos?

Hay un primer escenario para los consumidores. La FAO ha hecho simulaciones y se actualiza todos los días. Dependiendo de qué tan severo sea, estamos previendo que pueda aumentar el número de personas en condición de hambre de entre 7,6 millones y 13,5 millones adicionales por la subida de los precios de los alimentos. Además, hay un efecto de inflación en el mundo que ya se tenía desde antes de la crisis en Ucrania. La FAO publicó en febrero último el índice de precios y había dicho que era el más alto en los últimos 20 años. La guerra agrava ese escenario y va a haber una inflación que afectará a esos consumidores, que aún no recuperan el empleo por la pandemia. A los productores ya no les alcanza para producir la misma cantidad por los insumos. Por lo tanto, tememos un impacto en los niveles de producción: menos alimentos y altos precios.

¿Cómo se encuentra la reactivación agrícola?

En este momento enfrenta una situación mucho más grave que la del 2020, porque no sabemos qué va a pasar con la pandemia. Segundo, la recuperación económica ha sido muy leve en la región. Tuvo una subida en 2021, pero ya bajó. La crisis en Ucrania es un tercer efecto y un cuarto es el cambio climático, que es muy decisivo. Parte de la subida de los precios se debe a que Argentina tuvo una muy mala cosecha por la sequía y China, también. Si por efecto del cambio climático, la próxima temporada agrícola llega a afectar a estos grandes productores tenemos la tormenta perfecta. La FAO, en este momento, no está en condiciones de asegurar que no habrá una crisis alimentaria. No la podemos descartar.

La región ha tenido antes este incremento de los precios
En el mundo, no solo en Latinoamérica, se dio en 2011. De una crisis alimentaria no se ha sabido, tal vez en el siglo pasado.

¿La innovación tecnológica y digital llegó a los productores de alimentos, como ha pasado en otros sectores económicos?
Sí ha habido un aceleramiento de innovación digital. Sin embargo, América Latina es una región que invierte muy poco en ciencia y tecnología en agricultura. Nuestros niveles de inversión no son ni una tercera parte de países en desarrollo, como China o India. Aún los países que invierten mucho, como Brasil, no se comparan con esos países. Nuestra región necesita acelerar sus inversiones en ciencia y tecnología, porque de esta tormenta perfecta no salimos sin innovación. Estamos en la era del cambio climático. Nadie va a poder seguir produciendo como hoy o en 10 años como hace 20 años. Hay que cambiar, innovar... es inevitable.

¿Qué tanto se ha fortalecido el sector productivo regional para ser más competitivo?
La agricultura de América Latina es muy heterogénea. Tenemos un subsector que es de altísima competitividad. Por ejemplo, Ecuador en el banano. Pero tenemos una agricultura donde está la mayoría de los agricultores, que es la familiar, campesina e indígena. Hace una contribución increíble a nuestra alimentación, a pesar de que tiene muy poca asistencia técnica, poco financiamiento, malos caminos, sin conectividad (72% de los hogares rurales de América Latina no tiene Internet). Esa agricultura ya hace una gran tarea. Es competitiva, pero en mercados locales y nacionales. Nosotros nos alimentamos de la producción nacional, pero también exportamos e importamos. Sin comercio internacional sería difícil alimentar a 650 millones de personas en la región.

¿Cuánto se ha avanzado en sistemas agroalimentarios más eficientes, inclusivos, resilientes y sostenibles?
Los 193 países miembros de la FAO aprobaron en junio pasado una estrategia, cuya idea central es que los sistemas agroalimentarios tienen que transformarse. La FAO apoya a que haya sistemas más eficientes. Tenemos a Ecuador, que es un productor de cacao de extraordinaria calidad; son cacaos orgánicos, inclusivos, con mucha agricultura familiar y campesina. Hay sectores que nos dicen que esto no es sueño, que esto es posible y real.

¿Qué papel tienen las pequeñas y medianas empresas agroalimentarias?
El 90% de más o menos 22 millones de unidades de producción en América Latina es pequeño agricultor y familiar; luego están los transportistas, dueños de bodegas, vendedores en los mercados... Desde las fincas hasta las mesas, las pequeñas y medianas empresas son la base del sistema agroalimentario de Latinoamérica.

HOJA DE VIDA

Trayectoria. Es el Subdirector General de la FAO y Representante Regional para América Latina y el Caribe desde el 22 de abril de 2017. Anteriormente, fue investigador principal en el Centro Latinoamericano para el Desarrollo Rural (Rimisp) y Director de Desarrollo Agrícola en el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario en Chile.

Su formación.  Es mexicano. Tiene un Ph.D en Ciencias sociales de la Universidad de Wageningen, Holanda y una maestría en Agronomía de la Universidad de California-Davis, Estados Unidos.

Su experiencia.  Ha publicado y trabajado en el área del desarrollo rural. Ha escrito o editado 16 libros.