Claudia Lema elabora joyas de fantasía inspirada en los accesorios que usan las mujeres otavaleñas. Foto: Cortesía, Claudia Lema

Claudia Lema elabora joyas de fantasía inspirada en los accesorios que usan las mujeres otavaleñas. Foto: Cortesía, Claudia Lema

Klayart diseña bisutería con motivos étnicos

21 de mayo de 2018 09:50

Observar por décadas que las mujeres otavaleñas usaban el mismo diseño de accesorios motivó a Claudia Lema Vásquez, también oriunda de Otavalo, a innovar. Ella decidió elaborar esta bisutería, pero con un toque más moderno.

Lema, quien es propietaria de Klayart, decidió hace cuatro años, confeccionar hualcas (collares), manillas, aretes, binchas. En cada una de estas piezas incluye elementos que hacen referencia a este grupo étnico de la provincia de Imbabura. Aunque sus diseños son más novedosos tienen el mismo fin: hacer que las mujeres se destaquen y “brillen”. 

Para confeccionar estos productos, Lema menciona que emplea piedras de fantasía importadas, mullos, cintas. En los diseños priman los colores dorado, turquesa y coral, que son los que caracterizan el atuendo de las mujeres otavaleñas.

En estos accesorios, esta mujer de 40 años reproduce las formas de los textiles que se hacen en los telares artesanales. Pero, en lugar de utilizar hilos forma líneas y otras figuras con mullos de diversos colores y tamaños.

Los materiales que emplea para esta bisutería son de mejor calidad. Para ensartar la pedrería, en lugar de hilo ocupa unos alambres delgados que son bañados en oro ‘golfi’. Esto garantiza que las piezas conserven su brillo y color. Lema asegura que no se vuelven oscuras con el paso del tiempo.

“Pensaba que la bisutería de las mujeres otavaleñas se debía modernizar. Soy otavaleña y sentí que debía hacer algo”, precisa esta emprendedora, quien también elabora alpargatas con tacones.

El proceso de confección de esta bisutería es manual, por lo que no se hacen diseños en masa. En este proceso participan sus familiares. En total, en Klayart trabajan cuatro personas. Estas joyas de fantasía se encuentran desde USD 8 los aretes. Las hualcas pueden llegar a costar hasta USD 80. Y el precio de las manillas va desde los USD 15.

En las hualcas (collares) priman los colores dorado, turquesa y coral.  La producción es artesanal, en el proceso participa la familia de Lema. Foto: Cortesía, Claudia Lema

En las hualcas (collares) priman los colores dorado, turquesa y coral. La producción es artesanal, en el proceso participa la familia de Lema. Foto: Cortesía, Claudia Lema

La venta de esta bisutería se realiza, principalmente, en Otavalo. La tienda de Klayart funciona en la calle Bolívar, entre Quito y Neptalí Ordónez. La atención es de lunes a sábado, de 09:00 a 19:00, y también se reciben pedidos vía redes sociales: Facebook, Twitter e Instagram. En estas se puede encontrar ejemplos del trabajo que hace Lema.

Los accesorios de Klayart son apreciados por mujeres otavaleñas, extranjeras y mestizas. Lema define a sus piezas como bisutería moderna con esencia indígena.  Jenny González, cliente de Klayart, comenta que compró hace un par de meses una hualca, porque le llamó la atención el diseño y consideró que sería un complemento perfecto para su vestuario.

González utiliza esta pieza junto con blusas que tienen diseños étnicos o con ropa casual monocromática. “Cada que uso la hualca causa sensación. Es una joya de fantasía muy bonita, de buena calidad y sobre todo rescata la identidad de los otavaleños”.

Víctor Hugo Artieda, diseñador de la imagen de Klayart, ha constatado que esta marca tiene mucha acogida. En las ocasiones que ha visitado el local, ha encontrada varias personas interesadas en adquirir estas joyas de fantasía o las alpargatas. “Es un trabajo novedoso en comparación con los accesorios que se utilizan tradicionalmente”.

Las piezas vienen en soportes de cartón impresos con la marca Klayart, que son fabricados por Artieda. En estos insumos complementarios se emplea cartulinas con texturas y figuras decorativas alusivas a los diseños de la bisutería. De estos materiales, Lema solicita cada mes alrededor de 200 o 300 cartulinas con su distintivo. Cada centena tiene un costo promedio de USD 10.