La Universidad Técnica Particular de Loja impulsa

La Corte fue solicitada por un ingeniero rumano de 38 años, Bogdan Mihai Barbulescu, que fue despedido el 13 de julio de 2007 por haber escrito correos personales desde la mensajería profesional de su empresa, violando el reglamento interno de la compañía. Foto: Archivo / LÍDERES

Límites a las empresas para vigilar el e-mail

27 de septiembre de 2017 15:59


La Corte Europea de Derechos Humanos (CEDH) restringió el derecho de las empresas a controlar los mensajes privados de sus empleados. Es un fallo crucial para determinar los límites de la privacidad en el lugar del trabajo.

Esta instancia acepta que los empresarios puedan revisar y comprobar el correo electrónico de la plantilla para evitar usos particulares inapropiados. Esto puede hacerlo siempre y cuando los trabajadores y empleados estén previamente informados de tal control por parte de la empresa.

La decisión tomada “no significa que los empleadores no puedan bajo ciertas condiciones monitorear las comunicaciones de sus empleados o que no pueden despedirlos por usar internet para propósitos personales”, matizó la CEDH. Sin embargo, este monitoreo debe responder a un “equilibrio justo” entre el respeto de la vida privada del empleado y el derecho de la empresa de tomar medidas para asegurar el buen funcionamiento de la compañía.

Esta decisión responde además a los pedidos de la Confederación Europea de Sindicatos (CES) y del Gobierno francés que exigían un marco más claro sobre el control del uso de Internet en las empresas. “Sin reglas, el monitoreo de Internet en el lugar de trabajo corre el riesgo de convertir a algunos jefes en un Gran Hermano”, había advertido la CES.

La decisión de la Gran Cámara, la instancia suprema de la CEDH, sentará jurisprudencia para los 47 miembros del Consejo de Europa. Algunos de ellos tendrán que modificar su legislación para evitar recursos ante la corte europea.

“Las reglas dentro de una empresa no pueden anular el ejercicio de la vida privada social en el lugar de trabajo”, estimó el tribunal. Esta decisión era muy esperada “ya que hoy todos vivimos conectados” y la separación entre la vida privada y la profesional es cada vez más delgada, señalaron fuentes de la institución.

La Corte fue solicitada por un ingeniero rumano de 38 años, Bogdan Mihai Barbulescu, que fue despedido el 13 de julio de 2007 por haber escrito correos personales desde la mensajería profesional de su empresa, violando el reglamento interno de la compañía. Para demostrar que cometió una falta, su jefe le presentó una copia de las comunicaciones electrónicas que había mantenido con su hermano y su novia entre el 5 y el 12 de julio de 2007.

El demandante estimaba que su jefe espió sus comunicaciones, violando su derecho al respeto de su vida privada y de su correspondencia, protegidos por el artículo 8 de la Convención Europea de Derechos Humanos.

La justicia rumana se había pronunciado a favor de la empresa, considerando que tuvo un comportamiento razonable y que leer las comunicaciones del empleado era la única manera para establecer que hubo una infracción disciplinaria. La CEDH había confirmado esta decisión en enero del 2016. Pero Barbulescu solicitó que se reexamine su caso, lo que el tribunal aceptó.

Los jueces de la Gran Cámara no se pusieron de acuerdo. Pero por 11 votos a favor y 6 en contra, la corte estimó que la empresa violó el derecho al respeto de la vida privada de Barbulescu. El tribunal argumentó su decisión apuntando que la empresa no notificó a Barbulescu “sobre el tipo de control realizado” ni sobre “su magnitud”. Tampoco le avisaron que su jefe podía leer el contenido de sus mensajes. Barbulescu ganó la semana pasada la batalla después de 10 años de lucha. Sin embargo, no recibirá ninguna compensación financiera. “La constatación de una violación constituye una satisfacción justa suficiente”, consideraron los magistrados al momento de pronunciarse sobre este esperado y único caso.

Geovanny Polo Vélez, gerente general de Red Talento Humano Ecuador, al referirse a este tema señala que la empresa está en su derecho de proteger sus bienes y sus procedimientos; pero al mismo tiempo debe comunicar al empleado sobre los controles que puede aplicar para el buen uso de equipos y tiempo de trabajo.

El trabajador debe tener claro que las comunicaciones son para uso laboral. Sin embargo, dice el experto, debe haber una flexibilidad de parte y parte; esto desembocará en una mejor relación laboral lo que será beneficioso para la productividad de la empresa.

Además, señala que las empresas deben de tener un plan interno de comunicación adecuado sobre, entre otros aspectos, el uso permitido e idóneo de los equipos. Al mismo tiempo deben quedar claras las políticas de control de la empresa; es importante que estas sean difundidas y compartidas en el interior de las empresas, finaliza el Polo Vélez.

Por otro lado, la tecnología ha desarrollado una serie de dispositivos, equipos, programas e incluso aplicaciones para controlar, en el interior de las empresas, el uso de los equipos de computación como de comunicación. Es decir, que por la falta de herramientas de control no falta; el mercado ofrece más de una opción.