María Cuyupala, Mercedes Borja, Melisa  Álvarez son parte de Mushuk Causai. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

María Cuyupala, Mercedes Borja, Melisa Álvarez son parte de Mushuk Causai. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

La mashua, tubérculo que mueve a mujeres de varias comunidades

11 de septiembre de 2017 15:41

El yogurt que elaboran las 16 socias de la organización Mushuk Kawsay tiene un sabor exquisito y cualidades medicinales. El ingrediente principal es la mashua, un tubérculo andino similar a la oca que estuvo cerca de desaparecer por el poco valor que tenía en el mercado.

“Este producto nos representa. No solo nos está ayudando en nuestro progreso económico, sino que también tiene parte de la herencia de nuestros abuelos”, cuenta orgullosa María Cutiupala, presidenta de la organización.

Dice que la mashua dejó de cultivarse hace casi una década y que las semillas se estaban perdiendo. En el mercado era un producto menospreciado y a veces hasta lo dejaban saquillos llenos del tubérculo abandonados en las esquinas para no traerlo de regreso a casa después de una mala venta.

La organización que agrupa a mujeres de varias comunidades de San Juan, una parroquia situada a 30 minutos de Riobamba. Ellas se asociaron en el 2010 para emprender en otra área: la producción de papas y la crianza de cuyes. Cuando la agrupación se fundó tenía 40 socias, pero muchas se retiraron en el inicio.

El primer éxito que alcanzaron juntas fue la compra de una infraestructura propia donde cuentan con un espacio para la fabricación del yogurt, sala de reuniones y una pequeña bodega. Por el buen mantenimiento de la fábrica y las prácticas higiénicas adecuadas, ellas obtuvieron el registro sanitario para su producto.

La idea de preparar un yogurt de mashua surgió tras un acercamiento de la organización con la Unidad de Emprendimientos del Gobierno Provincial de Chimborazo. Un grupo de técnicos de esa entidad realizó un estudio de las potencialidades del producto y diseñó una estrategia para introducirlo en el mercado.

“Al principio fue muy difícil, sobre todo al momento de convencer a las compañeras de invertir en un nuevo emprendimiento. Pensábamos que, si nadie quería las mashuas en los mercados, menos las iban a querer como yogurt”, recuerda Cutiupala.

Sin embargo, las emprendedoras decidieron apostar por el producto y en el 2015 empezaron a capacitarse. Ellas aprendieron sobre el manejo adecuado de la leche y cómo convertirla en yogurt. Además, prácticas de higiene.

La primera semana elaboraron de manera artesanal los primeros cinco litros de yogurt. El sabor agradable y diferente cautivó de inmediato al público, y pronto la cantidad se volvió insuficiente.

El año pasado, las mujeres recibieron una donación del Gobierno Provincial para mecanizar el proceso de elaboración. Ellas recibieron ollas pasteurizadoras, recipientes y mesas de acero inoxidable, entre otros enseres para equipar su planta de producción.

Hoy la producción se incrementó a 80 litros semanales, que se envasan en recipientes de tres presentaciones. Ofrecen desde envases pequeños para consumo personal, hasta envases de 2.5 litros, y cuestan entre USD 0,50 y 3,50. “Esos equipos marcaron un avance importante.