El mundo mira con atención el comportamiento económico del gigante asiático. Más aún, al revisar los resultados alcanzados en el primer trimestre, cuando la segunda economía del planeta tuvo un crecimiento de 7,4%, por debajo del 7,7% registrado en el cuarto trimestre del año anterior.

Esta situación se produce en momentos en que las autoridades chinas buscan cambiar un modelo que aseguró durante décadas un crecimiento de dos dígitos, pero que estuvo centrado en grandes proyectos de inversión, más que en el consumo. El Gobierno anunció a inicios de abril medidas de apoyo a la economía, como reducciones fiscales para las pequeñas empresas e inversiones en la red ferroviaria, pero aún no se ven los resultados.

China se concentra desde hace un año en el objetivo de reequilibrar su modelo de crecimiento, para reforzar el consumo privado y también el aporte del sector privado, y disminuir así la dependencia de las exportaciones y las inversiones en grandes obras de infraestructura.

Pero hay más indicadores que despiertan preocupación: sus exportaciones retrocedieron un 6,6% en marzo respecto al mismo mes del año anterior; las importaciones en cambio, cayeron en un 11,3% en el mismo período. Es decir, China dejó de comprar y eso inquieta, principalmente a los países latinoamericanos.

Con estos antecedentes, el desempeño chino en el segundo trimestre genera elevadas expectativas, sobre todo para el comercio mundial y el financiamiento.

La frase:  "La FAO urge a los países productores de banano a intensificar la vigilancia, la notificación y la prevención de una de las enfermedades más destructivas del banano". /   Comunicado oficial