Memo de las semana: una integración pragmática

Desde la semana anterior, la Alianza del Pacífico se constituyó oficialmente como un bloque comercial. Los presidentes de México, Colombia, Perú y Chile formalizaron su constitución y asistieron, como observadores, representantes de Costa Rica y Panamá, dos países que quieren ingresar al grupo.

La iniciativa, con una visión más pragmática que ideológica, contempla además la libre circulación de bienes, servicios y capitales. Congrega a unos 215 millones de consumidores, y un PIB conjunto de USD 2 billones.

Este paso, sin duda, se convierte en uno de los mayores procesos de integración y apertura comercial entre economías abiertas. Pero esa visión no solo se queda allí: Perú y Chile, que junto con México son miembros del Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico (APEC), negocian junto a otros siete países un Acuerdo de Libre Comercio Transpacífico, que sería el de mayor extensión en términos de volumen, población e intercambios en el mundo.

La Alianza del Pacífico tiene casi el doble de las exportaciones que el Mercosur, integrado por Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay, y que atraviesa un período de fuertes tensiones internas por medidas proteccionistas en su seno.

La Alianza también es un contrapeso a otra, en la región: la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), impulsada por Venezuela e integrada por Cuba, Bolivia, Nicaragua, Ecuador y Antigua y Barbuda, con un alto peso ideológico y un modesto intercambio comercial.

La integración pragmática en la región se vislumbra como una opción comercial que permitirá enfrentar con más certezas la crítica situación económica mundial.