La Bolsa de Valores de Quito tiene sus oficinas en el centro-norte de la capital. La actividad del mercado de valores se dinamizó en el 2014, según las estadísticas.

La Bolsa de Valores de Quito tiene sus oficinas en el centro-norte. La actividad del mercado de valores se dinamizó en el 2014, según las estadísticas.

Mónica Orozco
Evelyn Tapia
Pedro Maldonado (I)
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El mercado bursátil marcó un récord de transacciones el 2014

22 de February de 2015 15:57

El 2014 fue un año con cifras récord para el mercado bursátil ecuatoriano. Los montos negociados llegaron a USD 7 547 millones, según los datos que maneja el departamento técnico de la Bolsa de Valores de Quito.

El monto mencionado prácticamente duplica las cifras del 2011, 2012 y 2013. El año que mayores montos registró el mercado bursátil había sido el 2009, cuando se negociaron
USD 6 426 millones, según registros de la entidad.

La presidenta de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ), Mónica Villagómez, reconoce que desde el 2009 se registró un declive en la actividad del mercado de valores.

La ejecutiva añade que el salto que se dio el año pasado; estuvo marcado por tres grandes movimientos: la venta de Produbanco al Grupo Promerica por USD 130 millones; la venta de Lafarge Ecuador a la cementera peruana Unacem, por USD 517 millones; y la venta del Holding Tonicorp al grupo Arca Continental, por USD 335,8 millones.

Las tres negociaciones se dieron de manera inédita a través de las bolsas de valores de Quito y Guayaquil, y fueron un detonante que dinamizó al sector.

Villagómez indica que el año pasado fue muy activo para el sector, a pesar de circunstancias complicadas. La ejecutiva indica que la aprobación de la Ley del Mercado de Valores mandó un mensaje de confianza con reglas claras, dejando de lado la especulación. “Luego, el Código Monetario también causó nervios en el inversionista, pero aún así se mantuvieron las emisiones con pagos puntuales”.

Para el analista económico Andrés Vergara, el sector goza en la actualidad de buena salud, con contados ‘default’ y emisiones que se siguen pagando.

El especialista añade que en el desarrollo del mercado de valores pesa la cultura organizacional. En Ecuador más del 90% de las empresas son familiares y cuando participan del mercado de valores deben cumplir dos condiciones: desarrollar un plan de gobierno corporativo -que implica una absoluta transparencia de la firma- y ofrecer información financiera completa. “Pero aquí aún no está desarrollada esa cultura y solo las grandes empresas lo hacen”.

Villagómez y Vergara coinciden en que la actividad es menor en comparación con otros países. La presidenta de la Bolsa de Valores de Quito afirma que en Ecuador el mercado es incipiente: “se prefiere invertir en papeles de alta calificación, cuando en otros países hay una mezcla de seguridad, diversificación y rentabilidad, tres aspectos claves en una inversión”.

Vergara añade que el mercado ecuatoriano es limitado, lo que permite que los valores de las emisiones, por ejemplo, se mantengan estables en el tiempo. No existe la volatilidad o la especulación de otros mercados, lo cual también es una ventaja, según Vergara. “El punto en contra está en que muchos papeles que pueden ser más atractivos para el inversionista, no los son”.

Otra característica del sector es que el inversionista prefiere los papeles que considera más seguros. Por eso, del total negociado el año pasado, el 84% fue papeles en renta fija (titularizaciones, obligaciones, bonos del Estado, etc.). El 16% restante se movió en renta variable (acciones, fondos de inversiones...).

Rodolfo Kronfle, presidente de la Bolsa de Valores de Guayaquil, también califica al mercado de valores como un sector sano: “las obligaciones incobrables en la banca llegan al 5%, en el mercado bursátil no llegan ni al 1%”.

El ejecutivo mira con optimismo este año, pero admite una inquietud ante las medidas que tome el Gobierno para afrontar la crisis por la caída del precio de petróleo. “Habrá que esperar”.
Un dato adicional del sector es la diversificación de emisores. El 32% está en la actividad comercial, el 2%, en la industria; el 10% en el sector financiero. También participan los sectores de servicios, agrícola, inmobiliario...

El papel con renta fija es el más apetecido en el mercado

Los papeles que más apetito generan en el mercado bursátil ecuatoriano siguen siendo aquellos que ofrecen una rentabilidad fija como titularizaciones, certificados de depósito, bonos estatales, obligaciones y otros que tienen como elemento común una tasa de interés predeterminada.

Del total negociado el año pasado en el mercado bursátil, esto es, USD 7 547 millones, 84% fue en estos papeles, según datos de la Bolsa de Valores de Quito.

El resto de lo negociado se centró en obligaciones de renta variable; esto es, acciones, fondos de inversión y otras donde el rendimiento depende del desempeño de la empresa.

Si bien el total negociado, de papeles ya emitidos, llegaron a cifras récord el año pasado, las emisiones de nuevas obligaciones han caído desde el 2012. Ese año se realizaron 122 emisiones en renta fija. Para el 2014, cayó a 109.

Ulises Alvear, presidente Metrovalores, considera que afectó al mercado los cambios legales como la discusión y aprobación de la nueva Ley de Valores y el Código Monetario Financiero.

Otra característica del mercado de valores ecuatoriano es que en el país el inversionista, las autoridades y las bolsas no ven bien las emisiones con bajas calificaciones. Esto obliga a que los emisores pongan más garantías, que mejoren su situación financiera y cuando salen a la bolsa lo hacen con mejor calificación.

Así lo explica Mónica Villagómez, presidenta de la Bolsa de Valores de Quito. La ejecutiva señala que en otros mercados de la región las bajas calificaciones “no espantan como aquí”.

“En esos mercados hay más segmentación entre inversionistas. Aquí el mercado es incipiente y principiante y la gente va por lo seguro. En otros países más desarrollados hay una mezcla de seguridad, diversificación y rentabilidad, aspectos claves en inversión”.

Por ello, los papeles que más atraen a los inversionistas son los de renta fija, en especial titularizaciones.

Del total de papeles de renta fija negociados el 2014, 27% fue titularizaciones.

La particularidad de estos papeles es que son una opción de inversión de largo plazo, en promedio tres años y siete meses. Además de esto, estas operaciones son atractivas por ser más seguras. Esto porque tiene como garantía una parte de los activos de una empresa (que generan flujos-ingresos) que se aísla o blinda del resto de activos en un fideicomiso.

Las obligaciones, en cambio, son un papel con la garantía general del emisor, es decir, con todos los activos de la empresa. Si el emisor es una empresa sólida, los papeles pagarán una menor tasa de interés, por el menor riesgo.

Si una empresa, en el peor escenario, se liquida, el inversionista en ese caso debe esperar la prelación de pago, es decir, cobrará luego de trabajadores, etc.

Alvear señala que el liquidador de la empresa debe cuidar que los activos no se deterioren para no afectar el pago del inversionista. Esto no sucede con las titulizaciones, pues el activo que garantiza al inversionista está blindado del resto. No hay problema de cobro siempre que esté bien estructurada la emisión, dice.

“El fideicomiso es irrevocable e inembargable”, comenta Villagómez .

La ejecutiva explica que para emisiones con una calificación menor de A hay compradores en el mercado ecuatoriano, pero con dificultad. De ahí que la gran mayoría de emisiones en el país supera esa calificación.

Alvear puntualiza que la clave no está en invertir en papales A o más, sino en diversificar el riesgo, y considerar, para la inversión, diversas empresas y de distintos segmentos.

En una década se registraron 11 casos de ‘default’ en el mercado

El incumplimiento en el pago de compromisos en el mercado bursátil, también conocido como ‘default’, es mínimo en el país.

En los últimos 10 años, de 800 emisiones registradas, 11 cayeron en ‘default’, según voceros de las bolsas de valores de Quito y Guayaquil.

En cifras duras y frías esto significa que de USD 8 095 millones en emisiones, unos USD 11,9 millones han sido impagos en la última década.

Mónica Villagómez, presidenta de la Bolsa de Valores de Quito, señala que el ‘default’ es atípico en el mercado ecuatoriano, a diferencia de lo que ocurre en otros mercados donde es más frecuente. “Aquí el inversionista, las autoridades y las bolsas no ven bien las emisiones con bajas calificaciones, se ponen nerviosos y no compran”.

La ejecutiva explica que normalmente en los casos de impagos registrados en el país se han llegado a acuerdos y se han ejecutado las garantías. “Se ha demorado el pago al inversionista, pero se ha pagado”.

Para el titular de la Bolsa de Valores de Guayaquil, Rodolfo Kronfle, caer en ‘default’ no significa que la compañía no pagará a los inversionistas o que el emisor no tenga activos para cubrir sus obligaciones.

Cuando se llega al incumplimiento, agrega Kronfle, es fundamental que el mercado conozca los eventos que motivaron el incumplimiento y la forma en que el emisor asumió sus obligaciones impagas”. Además, un buen historial de pagos posterior podría ser la base para futuros endeudamientos en el sistema financiero o bursátil.

El ejecutivo explica que un default puede afectar al emisor y todas sus emisiones, ya que la autoridad de control inicialmente resolverá la suspensión de las ofertas, demandas y cierres de todos los valores emitidos por el emisor incumplido, como una medida de protección al mercado. “Con respecto al pago de valores, habrá que analizar las garantías con las que se estructuró cada emisión”.

Para el analista Andrés Vergara, en Ecuador se registran menos incumplimientos que en otros países porque la ley es bastante rigurosa y para entrar en la bolsa se deben cumplir estándares muy elevados. “Esto hace que la actividad sea más segura”.

Siete calificadoras son parte del mercado de valores

En el Ecuador existen siete empresas calificadoras de riesgo, según la Superintendencia de Compañías. Tres fueron inscritas entre 1994 y 1995 y cuatro entre el 2001 y el 2012. La más antigua, Calificadora Bankwatch Ratings del Ecuador, comenzó a operar en marzo de 1994.

Las calificadoras analizan la probabilidad de pago que tiene una empresa con respecto a la emisión de valores a ofertar en el mercado. Lo hacen mediante un sistema de nomenclatura alfabética: la calificación más alta es AAA y la más baja E.

Terrabienes, una de las firmas intervenidas por la Superintendencia de Compañías, que de acuerdo con esta entidad tiene USD 246 044,93 por obligaciones en mora, fue calificada el pasado 30 de enero en categoría de riesgo E .

Sociedad Calificadora de Riesgo Latinoamericana (Scrla), en sesión de comité de calificación otorgó esa nomenclatura. La E significa que no está una situación favorable para participar en el mercado bursátil y que parte de sus emisiones están en ‘default’.

El informe que prepara la calificadora constituye un requisito exigido por la Ley de Mercado de Valores para las ofertas públicas de valores, pero no es garantía que una emisión no caerá en ‘default’, explica Rodolfo Kronfle, presidente de la Bolsa de Valores de Guayaquil.

Scrla tiene unos 200 clientes y alrededor de 100 procesos de calificación activos. Ha calificado las emisiones de Anglo y Terrabienes (del grupo Ortega Trujillo) desde hace seis años. “No ha existido ningún problemas ni en los procesos, ni en las empresas. Los problemas surgidos no obedecen a la capacidad de generación de recursos de las empresas, sino a un manejo administrativo”, dijo Pilar Panchana, gerente de la firma. Añade que este problema no es fácil de detectar y “tiene que ver con la voluntad de los ejecutivos y no obedece a una situación de mercado que se evidencia en un paulatino deterioro de sus indicadores”.

La calificación dada a las emisiones de obligaciones cayeron de AA a E para el caso de Inmobiliaria Terrabienes y de A a E en el caso de Anglo Automotriz. Esto ocurrió en enero del 2015 por el retraso en el pago de los cupones. La calificación de E corresponde a valores que se encuentran en suspensión de pago.

Luis Jaramillo, gerente de Class International Rating, calificadora de Ecuafontes (del grupo Ortega Trujillo) explica que no es común que una empresa caiga en default. Para que esto ocurra, influyen factores internos y externos. “Significa que ha caído en un deterioro importante en su capacidad de flujos o ha existido un cambio importante en el entorno donde desarrolla sus actividades”.

Jaramillo dice que es importante que las calificaciones de riesgos sean prospectivas; es decir, no solo analizar el pasado y presente de la firma, sino que debe proyectar cuál será la situación del emisor en los próximos cuatro o seis meses. Además, debe evaluar la sensibilidad del entorno, cumplimiento de proyecciones de la firma, etc. Con base en todo eso, se otorga la calificación, que sirve de referencia para el inversionista.

En el país las calificaciones son semestrales, pero eso no impide que la calificadora actúe antes, aclara Jaramillo. En el caso de Ecuafontes, explica que no cayó en ‘default’, pero sí está intervenida por la Súper de Compañías. La nota de la emisión de esta pasó de AA- a B+CW.

“El 5% de sus clientes provenía de Seguros Bolívar. Con la liquidación de la aseguradora, perdió esos clientes y se afectó”. Esto y otros indicadores internos de la firma llevaron a la calificadora a reducir la nota del emisor incluso antes de cumplirse el plazo de seis meses de evaluación, dijo Jaramillo.

Boris Lascano, gerente de la Casa de Valores de Guayaquil, una de las 32 que existen en Ecuador, destaca la importancia, además, de los filtros de evaluación y control previos a las negociaciones. Esto permite que el mercado se desarrolle y crezca, con una mínima cantidad de obligaciones en mora. Según la Bolsa de Valores de Guayaquil, la emisión de obligaciones pasó de USD 260,7 millones en el 2008 a 396,4 millones en el 2014.​