Roberto Salgado exsuperintendente de Compañías.

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Redacción Quito (I)
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La seguridad jurídica es ‘normas justas’

6 de septiembre de 2015 15:41

Entrevista con Roberto Salgado exsuperintendente de Compañías.

El especialista analiza los aspectos clave que deben tener en cuenta las empresas y el efecto de las normas que se han creado; una de ellas, la ‘Ley Bursátil’.

¿Qué le motivó a elaborar este Tratado de Derecho Empresarial y Societario?

Esencialmente todos los países cuentan con tratados en todas las disciplinas del derecho. Ecuador no tenía y debía tener un Tratado de Derecho Empresarial y Societario. La motivación está dada en la necesidad de llenar un vacío en lo jurídico que tenía nuestro país.

¿Qué vacíos se llenan con este Tratado Empresarial?

En primer lugar, establecer una conciencia absoluta de cuáles son las normas que regulan a cada una de las sociedades en distintos sectores, como el mercantil, mercado de valores, de seguros o de la propia banca. Y al mismo tiempo, el hecho de que debe fomentarse en las empresas lo que se ha denominado Buen Gobierno Corporativo. Es decir, incluir dentro de la administración, normas claras y específicas que den una absoluta seguridad y transparencia, no solo a los inversionistas sino con miras a la permanencia de la empresa y a las buenas relaciones entre los empresarios y los trabajadores.

Es reiterado el reclamo del sector empresarial por los permanentes cambios en las leyes. ¿Cómo se debe entender a la seguridad jurídica?

La seguridad jurídica es un fenómeno especial y que no puede tener una concepción única; depende de muchas circunstancias y aspectos. En primer lugar, el establecimiento de normas justas, con relación a tal o cual disciplina.

¿Más allá de la aplicación de modelos económicos?

Claro, más allá de modelos económicos, porque la estructura empresarial es una sola, dentro de su concepción corporativa. El rol que debe jugar una empresa privada en una sociedad es un tema distinto, que viene dado por las políticas que generalmente son elaboradas en el órgano Legislativo, obviamente por iniciativas del Ejecutivo. Pero más allá de la existencia de la garantía constitucional de la seguridad privada, esta, la seguridad jurídica, se encuentra en el desarrollo óptimo de las normas justas, apegadas a las leyes, fuera de modelos económicos, que tienen que dar las autoridades judiciales. La verdadera seguridad jurídica está en el acierto y en la autonomía de voluntad y decisión del órgano judicial.

Estos ocho años se han caracterizado por reformas a las leyes. ¿Cuál ha sido el mayor impacto en las empresas?

Las reformas que se han hecho, en cuanto a lo corporativo, no han sido mayores. Prácticamente, tenemos una legislación uniforme, intocada desde 1964; se han dado reformas que no han incidido en la esencia misma del derecho societario. En los últimos años, lo que más existen son reformas en el aspecto tributario, que no solamente ha sido para las empresas. Este tipo de temáticas más reformistas miran más al aspecto del derecho tributario que al derecho societario, que en mi criterio han sido desalentadoras para la inversión en Ecuador. La inversión no solo debe ser local sino también la que provenga del exterior y si no se dan incentivos para invertir, nadie va a venir. Si se sube el Impuesto a la Renta, por ejemplo, estamos castigando más al inversor. Lo mismo, si se realizan reformas importantes para el trabajador, tampoco es lógico que, por ejemplo, se ponga techo a las utilidades que tiene derecho a percibir.

El empresario reclama la permanente adaptación a las nuevas leyes, como aspectos desalentadores. ¿Cómo se puede dar mayor estabilidad?

En ese aspecto hay que tocar un tema que es sensible y que no tiene nada que ver en el tema jurídico propiamente dicho, pero que influye bastante: el modelo económico que se quiere dar a una sociedad. Si en una sociedad se quiere poner con justicia al hombre sobre el capital, cosa que comparto, eso no significa excluir al capital de la función del hombre. Al contrario, deben unificarse estos dos conceptos, en beneficio de quien es el ser por el cual una sociedad debe precaver su subsistencia y su comodidad. No podemos establecer como dos aspectos distintos; tenemos que juntar estos dos entes para obtener una riqueza económica para llegar al hombre, para darle una nueva vida.

Con base en su experiencia y después de poner en manos de la comunidad empresarial este Tratado, ¿es indispensable otro ajuste normativo, para potenciar a la empresa privada en Ecuador?

Es un tema más de actitud de las autoridades gubernamentales, de control, en el sentido de que se debe dar un ambiente de cordialidad, de tranquilidad, de continuidad, en el sentido de que las normas deben mantenerse vigentes durante algún tiempo. No es permisible para los mercados económicos que las normas, en especial las tributarias o las laborales, estén en plenas reformas, porque el inversionista dice: “no sé qué va a pasar mañana”. El inversionista requiere estabilidad.

¿Con la ‘Ley Bursátil’ se fortalece el mercado de valores?

Lo que ocurre con la nueva ley constituye una barbaridad. Si lo que queremos es que las grandes empresas abran sus capitales para que los inversionistas, tanto del Ecuador como del extranjero, deseen poner sus recursos en beneficio de la empresa privada, no podemos trasladarles un impuesto a las transferencias de las acciones, que es la vida misma del sector bursátil. Desde 1975 las transacciones, no solo en el sector bursátil sino en el sector extrabursátil, no pagaban ningún impuesto. A partir de esta ley, todas las transacciones incluidas las bursátiles deben pagar impuestos.

Un capítulo de su Tratado se refiere al control. ¿Qué pasa con el control societario?

El control de las compañías en Ecuador ha venido, lastimosamente, a volverse demasiado frío, que no lo era. El control de las compañías tiene que mirarse desde el punto de vista –no digo paternalista- pero si desde un punto de vista de que el órgano de control debe generar confianza, y ser amigo del empresario y de la empresa. En la actualidad lo que veo es que simplemente es sancionador y no existe la posibilidad de establecer un diálogo directo para encontrar soluciones a los problemas. Me parece que están totalmente separados el órgano de control y las empresas controladas. Eso es algo que debe cambiar.

HOJA DE VIDA

18 obras publicadas.
En la docencia.  Se ha desempeñado como profesor en la Universidad Central del Ecuador, en la Universidad de las Américas y en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.
En el sector público.   Ex Intendente de Compañías de Quito, ex Superintendente de Compañías y Presidente del Consejo Nacional de Valores.
Algunos reconocimientos.   Miembro honorario de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, de la Sociedad Jurídico Literaria, de la Academia Ecuatoriana de Derecho Societario, etc.
La formación.   Graduado de abogado, Dr. en Jurisprudencia y Lic. en Ciencias Políticas en la U. Central; Especialista en Contratación Pública (España).