Los cinturones de pobreza en los países de la región reflejan las realidades que se viven día a día. Fuente: Archivo

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Carolina Enriquez
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4,7 millones de personas en la región pasaron de la clase media a la vulnerable o pobre durante el año pasado

24 de junio de 2021 13:54

La pandemia empujó el año pasado a 4,7 millones de personas de la clase media a la vulnerabilidad o la pobreza en América Latina y el Caribe (ALC).

La información la dio a conocer el Banco Mundial este 24 de junio del 2021.

La situación, posiblemente, revirtió décadas de avances sociales.

“El impacto es aún más dramático si el efecto de un programa de transferencias sociales de carácter masivo y temporal en Brasil es excluido de las proyecciones. Sin ese efecto brasileño, un total de 12 millones de personas en la región perdieron su lugar en la clase media en 2020”, dice un informe de la entidad.

Lo mismo ocurre con la pobreza. Sin el efecto compensador de Brasil se calcula que unas 20 millones de personas cayeron en esa condición en 2020, con un aumento adicional de 1,4 millones a causa del crecimiento poblacional, de acuerdo con el documento El lento ascenso y súbita caída de la clase media en América Latina y el Caribe.

En las últimas dos décadas, el número de personas que viven en la pobreza en la región se redujo a la mitad.

La clase media (ingreso per cápita de entre USD 13 y USD 70 al día) superó a los vulnerables (ingreso de entre USD 5,50 y USD 13 al día) y pobres (por debajo de la línea de USD 5,50 al día) para pasar a ser el grupo más grande en 2018. Pero, ese crecimiento se estancó en los últimos años y la región fue una de las más afectadas por la pandemia del coronavirus, en términos de costos sanitarios y económicos.

En 2020, la clase media se redujo a 37,3% de la población, la clase vulnerable creció a 38,5% y los pobres representaron el 21,8% de la población de ALC.

Si bien las medidas paliativas como los programas de protección social ayudaron a contener el impacto negativo en el corto plazo, sin una recuperación acelerada e inclusiva y niveles similares de medidas de mitigación, la pobreza podría crecer nuevamente en 2021.

Garantizar un acceso amplio a las vacunas, implantar sistemas eficientes y efectivos para distribuirlas y administrarlas, y fortalecer los sistemas de salud en toda la región será clave para la recuperación.

Asimismo, la crisis amplificó los efectos nocivos de la desigualdad en la región. Más de la mitad (54,4%) de los trabajadores de la región opera en el sector informal; nueve de cada 10 que viven en la pobreza se encuentran en el sector informal, y casi un tercio son empleados autónomos.

Menos de uno de cada cuatro hogares cuenta con saneamiento adecuado, 9% carece de electricidad y apenas el 25% utiliza Internet en casa. De cara a la pandemia y la incertidumbre en curso, los gobiernos deben priorizar el acceso equitativo a los servicios esenciales.

Los confinamientos subrayaron la importancia de un acceso amplio a Internet y métodos alternativos para adquirir bienes y servicios. Los países deben seguir invirtiendo en infraestructura digital para acelerar estos cambios y promulgar leyes para expandir la economía digital.

Por otra parte, los programas de protección social deben reevaluarse para ajustar su alcance e incorporar nuevos beneficiarios. Las transferencias de ingreso son útiles para brindarles a los grupos vulnerables algún tipo de seguridad financiera durante los períodos de confinamiento, pero son temporales y podrían no ser suficientes para evitar una caída fuerte de la clase media.