Bisutería elaborada a mano ofrecen los locales de Olga Fisch. Foto: Tomada de la cuenta Facebook Olga Fisch

Bisutería elaborada a mano ofrecen los locales de Olga Fisch. Foto: Tomada de la cuenta Facebook Olga Fisch

Un museo que ofrece artesanías de lujo

21 de junio de 2018 08:56

Prendas de vestir, bisutería, shigras, adornos y más objetos artesanales dan la bienvenida al local principal de Olga Fisch, ubicado en el norte de la capital.

Olga Fisch fue una mujer húngara-judía que llegó al Ecuador en 1930. Al pisar tierra ecuatoriana se enamoró de la tradición, el folklore y el trabajo de los artesanos que a diario eran arte para sus ojos.

Al poco tiempo de su llegada, esta mujer diseñadora empezó a coleccionar objetos ancestrales del país, haciendo de su hogar, un museo personal.

La afición de Olga Fisch por coleccionar artesanías ecuatorianas, convirtió a su lugar de estadía en un paradero obligatorio para extranjeros que tenían la necesidad de conocer las joyas que el país ofrece.

A partir de esto, en 1945, la emprendedora abrió sus puertas al público en su nuevo almacén. Su marca se posicionó al mercado como ‘Olga Fisch Folklore’.

El legado del negocio, ahora empresa, se mantiene tras 70 años de su comienzo como emprendimiento. Bernarda Polanco, joven de 29 años es la cuarta generación que se encarga de mantener viva la imagen y marca de Olga Fisch.

Polanco estudió artes plásticas en Chicago con el objetivo de conocer más acerca del desempeño de la empresa. La joven, junto con su madre Margara Anhalzer, son quienes lideran en la actualidad este negocio sustentable.

Estas mujeres manifiestan que la misión de la marca es social, al mantener intacta las tradiciones de los ancestros ecuatorianos.

En la elaboración de sus diseños y productos, la empresa mantiene lazos amigables con el medio ambiente, así lo asegura Anhalzer: “Nos aseguramos de que ningún producto que vendemos dañen el planeta, ya que elaboramos con materia prima orgánica, sin la utilización de plásticos”.

Es importante recalcar que la elaboración de sus muestras son confeccionados a mano, gracias a su artesanos que colaboran con la fabricación de las mismas.

La materia prima, con la que elaboran, son netamente nacionales. Provienen de la amazonía, la sierra y costa del Ecuador. De esta manera aportan con el comercio justo dentro del país.
Su empresa se maneja con 1 000 empleados. Dentro de ellos se encuentran artesanos, diseñadores y confeccionistas.

Esta marca, desde el desarrollo de la empresa, fue reconocida a escala internacional, principalmente en EE.UU. por la fabricación y el diseño peculiar de sus alfombras. Los precios de estos artículos, varían desde los USD 20 000 en adelante, según el diseño y la dificultad del producto. Sin embargo, Bernarda aclara que en la actualidad, las shigras son uno de sus mejores artículos por su diseño y acogida por parte de sus clientes.

A pesar de que hace varios años atrás mantenían dos locales en Guayaquil, pero cerraron por el la crisis económica de 1999 y la implementación de la dolarización. Sin embargo, ahora, la marca mantiene cuatro puntos de ventas principales, dos de ellos se encuentran al norte de la capital, uno en Cumbayá y otro en Imbabura.

La tienda principal, a más de exhibir sus productos, ofrece a los clientes una visita obligada al museo, ubicado en la parte superior del local. Dentro de este se encuentran las piezas únicas que pertenecían a la coleccionista y diseñadora Olga Fisch.  En este lugar se aprecia la historia de cada pieza y las raíces ecuatorianas.