Durante la presentación de los resultados del estudio, la semana pasada en Guayaquil, se realizó un panel sobre el emprendimiento en el país, sus necesidades y dificultades. Foto: Cortesía Espae

Durante la presentación de los resultados del estudio, la semana pasada en Guayaquil, se realizó un panel sobre el emprendimiento en el país, sus necesidades y dificultades. Foto: Cortesía Espae

La necesidad sigue pesando más a la hora de emprender

14 de agosto de 2018 10:33


Ecuador continúa con la tasa de actividad emprendedora más alta de América Latina y el Caribe. Este indicador, conocido como TEA, por sus siglas en inglés, es el corazón del Global Entrepreneurship Monitor (GEM), estudio que nació en 1989 con el respaldo de Babson College y London Business School.

El país se ubica por delante de Perú, Chile y Colombia. Según una encuesta realizada a
2 060 personas y 37 expertos nacionales, el 29,6% de la población ecuatoriana, con edades comprendidas entre 18 y 64 años, emprendió el año pasado o tenía un emprendimiento con menos de 42 meses de funcionamiento.

Así se lee en el estudio elaborado en el país por la Espae Graduate School of Management. Virginia Lasio, directora del GEM Ecuador, aclara que la ubicación de Ecuador no amerita necesariamente una celebración, por dos razones principales.

La primera se relaciona con el tipo de emprendimiento. Según el GEM, el 21,2% es de emprendimientos nacientes, es decir que recientemente se pusieron en marcha y aún no se concretan en negocio ni empresa. “Y en algunos casos fracasan, no se llega a constituir la compañía”, advierte.

El segundo factor habla de la motivación de los emprendedores. Nuevamente es más alta la necesidad, cuando la persona no tiene otra opción para generar recursos, con 42,3%; por encima de la motivación por oportunidad, relacionada con la idea de tener más ingresos o independizarse, que se ubicó en 36,7%.

En este indicador, Ecuador se diferencia de otros países de la región donde la motivación por oportunidad es más alta: como el caso de Chile (59,7%), Colombia (59,45) y Perú (62,3%).
A juicio de la investigadora, emprender por necesidad hace más inestable un proyecto. “Si estoy desempleado, pongo un negocio de alimentos o venta de algo. Y si tengo la oportunidad de emplearme en buenas condiciones, ese emprendimiento en el que realmente no he hecho una mayor inversión lo dejo y me empleo, porque tengo más seguridad y estabilidad”, explica Lasio.

En el estudio también se evidencia una mayor presencia de la mujer (52,1%) que hombres (47,9%) en el sector. Según la directora del GEM en Ecuador, esto ocurre porque la mujer entra y sale del emprendimiento como una forma de ayudar económicamente en el hogar cuando el esposo, si es el sostén de la familia, queda desempleado. También dice que la participación de la mujer en un emprendimiento puede ser complementaria a un empleo.

De acuerdo con Lasio, el ecosistema para el emprendedor no ha cambiado mucho en la última década. La mayoría de los negocios se concentra en el sector de comercio, con baja competitividad, limitado en el uso de tecnología y con baja innovación.

Los negocios de escala o con perfil de exportación (llamados ‘born’ global) son contados.
El GEM 2017 añade que continúan brechas por superar, como el caso de acceso a financiamiento y simplificación en los trámites para crear y cerrar empresas.

Con relación al perfil del emprendedor en Ecuador, este tiene en promedio 36 años, posee un negocio orientado al ámbito del comercio y 48,8% proviene de hogares con un ingreso mensual entre USD 375 y 750.

El estudio introdujo este año un nuevo indicador: el índice de espíritu emprendedor (GESI, por sus siglas en inglés), que recoge las variables culturales y personales como conciencia emprendedora, percepción de oportunidades y eficacia personal para emprender.
En este indicador, Ecuador obtiene un puntaje positivo similar al de Chile, Panamá y Guatemala; Colombia y Perú tuvieron una mejor calificación en este punto.

“En Ecuador, el 70% de las personas siente que tienen conocimientos y habilidades para emprender. En términos de las aptitudes y percepciones estamos bien. Hay países donde a las personas no les interesa emprender”, comenta Lasio sobre el índice de espíritu emprendedor.

El ecosistema aún tiene que mejorar

El mapa de la actividad emprendedora en el país muestra que existen factores que fomentan y factores que restringen el emprendimiento. En el primer grupo se destacan la educación en el tema, la infraestructura comercial y profesional, así como la transferencia de investigaciones, entre otros puntos .

Eso se desprende del GEM Ecuador 2017, elaborado por la Espae Graduate School of Management.

El informe, que toma en cuenta la opinión de expertos, asegura que existe una mayor orientación al emprendimiento en universidades, que cuentan con cursos y carreras en las que se aborda el tema. En cuanto a la infraestructura comercial y profesional, se destaca la disponibilidad de servicios tales como espacios de coworking e incubación.

Los consultados en el GEM destacan la vialidad y las telecomunicaciones. Añaden que la relación entre empresas y universidades es un proceso que debe fortalecerse, pero que las universidades y centros están diseñando políticas de transferencia de investigación e innovación a nuevos emprendedores o empresas que ya están constituidas.

La actividad emprendedora también está marcada por lo que algunos llaman trabas o dificultades. Allí se encuentran tres factores principales.

El primero tiene que ver con las políticas gubernamentales. “Los problemas identificados en 2017 no difieren mayormente de aquellos identificados en años anteriores: inseguridad jurídica, trámites pesados para creación y cierre de empresas, cambios constantes en asuntos tributarios, y, en general, la incertidumbre y desconfianza que la falta de seguridad e inestabilidad generan”, dice textualmente el GEM Ecuador 2017.

La segunda traba es el apoyo financiero. Los expertos mencionan como principales limitantes la falta de productos dedicados a emprendedores en la banca privada y pública. También lamentan la falta de legislación que no permite nuevas formas de financiamiento, así como el problema que representa para los inversores ángeles la responsabilidad ilimitada, la poca cultura de inversión ángel, el acceso limitado a capital de riesgo y la ausencia del mercado de valores en el ecosistema emprendedor.

Finalmente está lo que el estudio define como capacidad para emprender. Allí se encuentran críticas para los propios emprendedores con poca visión global, desconocimiento del mercado y de aspectos técnicos y legales y debilidades en la gestión de los nuevos negocios. Estos elementos “limitan el crecimiento y la sostenibilidad en el tiempo”.

Para Andrés Zurita, director ejecutivo de la Alianza para el Emprendimiento y la Innovación, existe un problema estructural en la actividad emprendedora ecuatoriana. El problema engloba temas como la dificultad para conseguir ciertos permisos de operación, falta de incentivos, dificultades para conseguir financiamiento, ausencia de leyes acordes con los tiempos.

Como ejemplo menciona el crowdfunding, como mecanismo para obtener recursos. Zurita indica que en Colombia ya existe una normativa al respecto, pero que en Ecuador no hay ninguna regulación para sistemas de financiamiento alternativos. “Este problema estructural es el mismo que nos tiene rezagados en los índices de innovación”.

Otra situación que existe en el país es el hecho de optar por negocios que no traen tanta complicación para los emprendedores. Así lo cree Nelson Baldeón co champion MIT Reap.
Para este experto, montar un negocio tradicional es menos complicado que un emprendimiento tecnológico. Pero a una tienda o peluquería, por ejemplo, les aparece competencia rápidamente y se terminan “comiendo entre ellos”.

En cambio, dice Baldeón, una ‘start up’ o una ‘fintech’ tienen un camino más complicado, sin contar que ni siquiera existen leyes que las amparen. “Mientras no tengamos en Ecuador una ley más competitiva seguiremos emprendiendo por necesidad, tal como lo muestra el GEM de este año. Seguiremos eligiendo el camino fácil, pero de menor impacto”.