EL negocio pierde recursos y se estanca

Las consecuencias

Carolina C., de 74 años, quien tiene un pequeño negocio de lavado de ropa, no pudo comprarse la lavadora industrial que requería para ampliar su empresa por problemas con su pareja. "Necesitaba que me firme los papeles para comprar a crédito una lavadora, pero él no quería firmar, me daba largas. En la empresa les dije que yo voy a pagar la lavadora, no él. Pero aún así no pude." 50 de cada 100 microempresarias en el país viven algún tipo de violencia de pareja, lo cual no solo afecta su salud emocional e integridad personal, sino la sostenibilidad de sus microempresas.

Así lo demuestra el estudio 'Los costos invisibles de la violencia contra las mujeres para las microempresas', encargado por el Programa ComVoMujer, de la Agencia de Cooperación Alemana, a la Universidad San Martín de Porres, con sede en Perú.

Para mujeres como Ana Molina, quien posee un consultorio dental ubicado en el norte de Quito, la convivencia con su pareja le significó pérdidas económicas y daño emocional.

Relata que apenas se casó pensó en crear una clínica odontológica con su pareja. "Él puso una parte y yo aporté con dinero que había ahorrado desde soltera", recuerda. Pero aunque crearon el negocio, él nunca la hizo participar del proyecto. Cuando se separó, ella se quedó sin nada.

"El proceso de separación fue demasiado doloroso, y al final yo preferí no exigir, porque lo que quería era tranquilidad y ya no tener más problemas." Molina tuvo que empezar de cero. Hoy dirige su propio consultorio. Aunque todavía sueña con tener su clínica, no cuenta con los recursos.

Arístides Vara, del Instituto de Investigación de la Universidad San Martín de Porres, considera que la violencia hace que los emprendimientos de las mujeres se conviertan en micronegocios de subsistencia. "Para crecer necesitan reinvertir las ganancias, pero si ese dinero se gasta en curarse, o en resolver problemas familiares, difícilmente van a crecer." Otro problema es la sobrecarga laboral. "La mujer debe recuperar los días perdidos por problemas familiares, y trabaja más de ocho horas diarias", comenta el investigador peruano.

María O., de 60 años, enfrenta esta realidad. Ella es propietaria de una pequeña tienda, y relata que debe trabajar hasta 18 y 20 horas al día para poder generar los ingresos para mantener su negocio. Como otras microempresarias, María O. siente cómo la violencia de pareja afecta a su negocio: "A veces se porta grosero delante de la clientela. Es gritón, mandón, piensa que es mi dueño", dice esta microempresaria, quien debe asumir sola los gastos de la casa.

Para Christine Brendel, directora regional de ComVoMujer, la violencia contra las mujeres es una problemática que afecta al Ecuador, un problema que para ser erradicado requiere del compromiso del Estado, la sociedad y las empresas.

El presentismo es otro de los resultados de la violencia

La violencia de pareja genera lo que se conoce en términos de talento humano como presentismo. Esto no es más que una situación en la cual una microempresaria reduce su rendimiento productivo, la calidad del trabajo disminuye, o hay cero o poca productividad. Además, cuando un trabajador sufre de presentismo, enfrenta un alto riesgo de sufrir accidentes laborales.

Arístides Vara, del Instituto de Investigación de la Universidad San Martín de Porres, considera que esta es una variable que muy pocas veces se tiene en cuenta al momento de medir la productividad.

Ricardo Flor, presidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Pichincha, señala que cuando existe violencia de pareja hacia la mujer, la productividad se ve afectada. "Todo lo que sucede en nuestro hogar lo llevamos a nuestro trabajo, consciente o inconscientemente".

A nivel empresarial, otros efectos son el ausentismo y la rotación de personal que también generan costos importantes a nivel de productividad.

Vara acota que el objeto del estudio es motivar acciones desde los sectores privados (gremios) y públicos (Gobierno) para pensar en políticas públicas de prevención de la violencia contra la mujer.

Las entidades financieras de microcrédito así como las empresas también pueden ayudar a detectar la problemática. "La clave es prevenir", dice este investigador peruano.

Además de la investigación efectuado en el ámbito microempresarial, el programa ComVoMujer ha trabajado en estudios específicos en otros sectores como el florícola, el maderero, etc. Los estudios evidenciaron los costos en términos de productividad que generan los problemas de violencia contra la mujer.

Las cifras

Denuncias. El 70% de mujeres microempresarias solteras con pareja no ha denunciado el hecho de violencia porque creen que las agresiones recibidas no son importantes.

El apoyo. El 37% de microempresarias que sufren violencia buscan apoyo en su familia.

El daño físico. El 54% de microempresarias ha sufrido algún daño físico. Los más frecuentes son los moretones o hinchazón, las hemorragias, las luxaciones o esguinces y los desmayos.

Otros daños. El 85% de microempresarias ha sufrido algún daño emocional por temas de violencia. Los síntomas más frecuentes son tristeza depresiva, angustia o miedo.

La ayuda. Solo 11% de las mujeres casadas o en unión ha recibido atención médica o psicológica.

50 de cada 100 microempresarias sufren algún tipo de violencia de pareja.