Karina Alcocer posa junto a sus macetas. Esta mujer emprendió su negocio el año pasado; sus clientes son arquitectos, paisajistas, etc. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Karina Alcocer posa junto a sus macetas. Esta mujer emprendió su negocio el año pasado; sus clientes son arquitectos, paisajistas, etc. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Este negocio da diseño y estilo a la maceta local

2 de marzo de 2017 16:23

A Karina Alcoser le tomó siete años concretar su negocio. En el 2009, esta quiteña se mudó a una casa en el sector de El Bosque (norte de Quito) y buscaba macetas para su nuevo hogar. En ese entonces, notó que el mercado nacional ofrecía productos demasiado costosos y que esa era una oportunidad de negocio.

“Me di cuenta que en el mercado solo había macetas de barro que ya no van con los departamentos de hoy (...) Hoy la decoración es más bien moderna, rara o ecléctica que mezclas lo clásico con lo moderno”, dice Alcocer.

La mujer pensó que existía la forma de ofrecer macetas locales con diseños novedosos, que sigan las tendencias actuales y que sean de buena calidad.

Pese a que tenía la idea del negocio de sus sueños, la en ese entonces futura emprendedora decidió posponer su proyecto debido a que aceptó ofertas laborales.
El segundo intento por emprender fue en el 2014. El nacimiento de su primer hijo impulsó aún más sus ganas de emprender, pero nuevamente, otra atractiva oferta de trabajo en una multinacional de telecomunicaciones hizo que otra vez postergue su plan.

La tercera fue la vencida. El año pasado, con la llegada de su segundo hijo, su empresa también nació. Alcocer requería más tiempo para su familia y puso en marcha su plan emprendedor.

Con una inversión de USD 200 -que se destinó para la elaboración de moldes de las primeras macetas- arrancó el negocio.

La emprendedora, hace seis, meses, viajó a Chimborazo para encontrar fabricantes que pudieran elaborar las macetas de acuerdo a sus exigencias.

Esta madre comenta que parte de los diseños de las macetas se inspiraron en viajes que realizó a México, Brasil, Argentina, entre otras naciones.

En octubre del año pasado empezó con ventas directas para probar el mercado. Tras determinar que tiene aceptación en el mercado, a finales del 2016, Terra Verde salió al mercado.

La emprendedora invierte cerca de USD 100 en publicidad en Facebook. La red social ha sido el principal medio de difusión para concretar ventas. Hasta la semana pasada, su página en la plataforma contaba con 7 198 ‘Me gusta’.

Entre los principales clientes, dice Alcocer, están paisajistas, arquitectos y también el comprador final. Cada mes vende unas 180 macetas, lo que le representa unos USD 4 600, en promedio.

Terra Verde tiene 16 modelos definidos de macetas. Una de las principales estrategias, dice Alcocer, es los bajos costos de sus productos. “Mi objetivo es que una maceta mía esté en cada casa del país”, dice.

Cristina Ávila, ejecutiva de una empresa del sector de consumo masivo, cuenta que adquirió macetas de Terra Verde hace cerca de un mes. Ella destaca la atención al cliente debido a que su propietaria le asesoró a la hora de escoger los modelos e incluso llevó el producto a su casa.

“Me parecen macetas super lindas, son hechas a manos y creo que eso le da un significado (...) los negocios nuevos tienen más corazón de los dueños”, sostiene Ávila.
María Paz Terán, arquitecta de interiores, destaca el diseño y el buen precio. Además, sostiene que una de sus ventajas son sus colores neutros que se adaptan a cualquier espacio.