El ocaso del BEV

El memo de la semana

Aunque la decisión se había tomado hace más de un año, el Gobierno quiere poner en marcha un cambio en el manejo de las instituciones financieras bajo su poder. La primera decisión se orientó hacia el Banco Ecuatoriano de la Vivienda (BEV), cuya gestión será asumida paulatinamente por el Banco del Estado, en el transcurso de este año.

El objetivo es optimizar la gestión de la banca pública y reorganizar su funcionamiento. No obstante, en el caso del BEV, los resultados en su manejo financiero no han sido óptimos. La entidad ha registrado una tendencia a la baja en su rentabilidad y eso se refleja en los resultados del primer trimestre; además, en su momento, la autoridad de control recomendó que se implementen estrategias para fortalecer la recuperación de cartera.

Entre las razones que llevaron a la extinción del banco, otrora referente para la obtención de una vivienda en el país en el último medio siglo, están un errático manejo de la cartera, influencia política, débiles acciones para la recuperación de créditos, elevados gastos operativos, limitados planes de promoción de programas de vivienda y hasta la aparición del Biess, como un actor importante que le restó espacio en el mercado habitacional.

A partir de este diagnóstico es fundamental tener en cuenta las lecciones que deja para la administración de la banca pública el ocaso del BEV. Este también es un referente importante a la hora de girar el timón en las otras entidades que están en la mira del Ejecutivo.