En La Concordia, los productores han retomado la actividad debido a que la creación de la marca de aceite les abre un nuevo mercado para vender su materia prima. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

En La Concordia, los productores han retomado la actividad debido a que la creación de la marca de aceite les abre un nuevo mercado para vender su materia prima. Foto: Juan Carlos Pérez para LÍDERES

El palmicultor afronta la crisis con nuevos productos

24 de octubre de 2019 11:46

Los agricultores de palma aceitera debieron cambiar sus prácticas agrícolas y convertir la materia prima en productos comerciales.

Esa ha sido la forma que encontró el sector para enfrentar la crisis que se originó por la enfermedad de la pudrición del cogollo (PC). Solo en Quinindé (Esmeraldas), se perdieron 125 000 hectáreas (ha) de palma aceitera desde 2010 hasta julio de este año.

El productor Carlos Quiñónez señala que recuperarse no ha sido fácil. Los palmicultores debieron empezar a cultivar otros productos como la pitahaya para cubrir las deudas que dejó la crisis.

En la zona de Quinindé, La Concordia y Santo Domingo los productores retomaron la actividad, pero ahora son más cuidadosos en sus plantaciones, utilizan fertilizantes, hacen podas y han reemplazado las palmas por especies híbridas, que son más tolerantes a la enfermedad de la PC.

La Asociación Nacional de Cultivadores de Palma Aceitera (Ancupa) impulsa cuatro variedades de híbridas en el Centro de Investigaciones de Palma Aceitera (Cipal), ubicado en La Concordia.

Quiñónez trabaja con estas especies, pero entre sus tierras (cinco hectáreas) también ha sembrado frutas tropicales que le han permitido subsistir mientras la palma empieza a dar frutos. “Antes solo se sembraba sin cuidados y creíamos que no pasaba nada. Hasta que la PC nos arruinó. Ahora somos muy cuidadosos, colocamos trampas, etc.”.

Por ejemplo realizan monitoreos frecuentes para evitar que lleguen nuevas plagas como el picudo negro, que es una especie de escarabajo que daña la palma.

Otra de las alternativas en las que trabaja Ancupa para darle solvencia económica a sus socios es la creación de una marca de aceite comestible.

El proyecto está conformado por 120 000 familias productoras de aceite de palma africana de Santo Domingo y La Concordia.

Por el momento se crearon tres presentaciones. Una sin marca que está dirigido a la economía popular y solidaria y otra marca para la Sierra llamada Vital Palma.

Este producto se lo mezcla con soya para que sea soluble en el clima frío como el serrano. La otra presentación se llama Nuestro Sabor y es aceite de palma africana. Esta se distribuirá en la Costa.

Según Ancupa, la recolección de la fruta para la extracción se realiza en la zona sur del país y se procesa en una planta en Quevedo (Los Ríos).

Carlos Chávez, directivo de Ancupa, afirmó - durante el lanzamiento del producto - que luego de un año de trabajo coordinado con el Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) se hace realidad el sueño de tener un aceite propio de los palmicultores.

La productora María Loor, afirma que el nuevo producto es una esperanza para el sector. Ella tiene su plantación en el sector Monterrey, en La Concordia, y asegura que hace unos siete años ya había perdido sus cultivos. “Con mucho miedo empecé otra vez pero a través de la asociatividad y gracias a eso logramos sacar adelante un proyecto que era solo un sueño”.

Sin embargo, Loor señala que aún hace falta mucho para que el sector se recupere y que hay poca ayuda gubernamental para obtener créditos bancarios.

De hecho, pese a los esfuerzos de esta área económica, en el 2019 la producción nacional sufrió una caída debido a factores climáticos y la PC, que ha afectado a 11 de 13 cantones dedicados a la actividad. Se prevé que el año va a cerrar con una producción de 401 000 toneladas métricas de aceite de palma.

Las exportaciones de ese producto también se han visto afectadas porque el mayor comprador es Colombia - con un 78% el año pasado y entre enero y julio del 2019, con un 82% - ha tenido un fuerte crecimiento en los últimos años, según el MAG.

Esta cartera de Estado afirma que se creó el Comité Interinstitucional de Seguimiento de Palma Sostenible, que está conformado por el Gobierno, el sector privado y la sociedad civil. El organismo busca abrir nuevos mercados como la Unión Europea. Pero para eso debe certificarse y cumplir los estándares internacionales de sostenibilidad que exige el Parlamento Europeo y la Comisión Europea sobre la producción de la palma sin deforestación.

El MAG también informó que se trabaja en un proyecto para que los productores puedan acceder a créditos en la banca pública con un plazo de hasta 15 años y períodos de gracia de hasta cinco años.