Arcángel Valdiviezo y Yolanda León fusionaron sus talentos para desarrollar su línea de productos, todos están inspirados en el Pase del Niño. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Arcángel Valdiviezo y Yolanda León fusionaron sus talentos para desarrollar su línea de productos, todos están inspirados en el Pase del Niño. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

El Pase del Niño dio vida a este emprendimiento

19 de noviembre de 2018 11:05

La casa de Arcángel Valdiviezo y Yolanda León está llena de colores. Hay artesanías, telas, lentejuelas, caretas, pinturas y otros objetos por todas partes. Allí también funcionan los dos talleres donde se manufacturan las manualidades inspiradas en los Pases del Niño de la empresa familiar Arte Yoly.

Arcángel pertenece a la cuarta generación de su familia que se dedica a la metal mecánica, sólo que él le dio un giro al negocio.

Antes de que el plástico llenara las vitrinas y copara los mercados, todas los artículos de uso doméstico eran de lata y se fabricaban en el taller de su papá, Octavio Valdiviezo. Sin embargo, debido al bajo costo de los plásticos, los ingresos del negocio empezaron a reducirse hasta que en el 2010 el taller, finalmente, cerró.

“Fabricábamos regaderas, juguetes, faroles, candiles y una variedad de objetos de uso cotidiano, pero cuando la modernidad llegó a Riobamba nos quedamos sin mercado”, recuerda Arcángel.

Lo que sí persistía en Riobamba era la tradición de los Pases del Niño. Una tradición dedicada al Niño Jesús en el que participan seis personajes tradicionales.

Los diablos de lata son de los favoritos de los espectadores. Llevan un elegante traje bicolor, una careta de lata teñida de rojo y negro y en las manos un objeto que cambia cada año, hasta cumplir los siete años de baile.

Esa tradición le inspiró a comprar todos los objetos del taller de su papá y a reabrir el negocio en el 2013. Ese año él y su esposa empezaron a manufacturar caretas de lata y otros objetos de la indumentaria de los diablos.

“Tuvimos una gran acogida. Los años de trayectoria que tenía mi papá le hizo famoso en el barrio Santa Rosa, de donde es originaria la tradición. Eso nos ayudó a posicionarnos rápidamente”, recuerda Arcángel.

Sólo un año después, Yolanda se preparó para sumar un producto nuevo al negocio. Ella notó que las caretas de cartón que utilizaban otros personajes del Pase, como los perros, sacharunas y payasos se dañaban con facilidad debido al sudor de los bailarines durante los largos trayectos del desfile.

Así que diseñó su propia versión de máscaras hechas con fibra de vidrio curada, ideal para no dañar el rostro de los bailarines. Estas caretas tienen un aspecto idéntico al de las caretas de cartón, pero son mucho más resistentes.

Las caretas se manufacturan a mano. Primero se moldean y luego se pintan con tonos brillantes y se decoran, cuestan USD 10.

Otro producto que Yolanda añadió al menú de la empresa son pequeñas esculturas que representan a los seis personajes tradicionales. Cada una es una réplica en miniatura del original e incluye los detalles de la vestimenta.

Esas figuras cuestan USD 12 y se han convertido en el producto más solicitado, después de las caretas, que son el artículo estrella. Las pequeñas esculturas son ideales para obsequiar a los priostes y también son apetecidas por los turistas nacionales y extranjeros.

En el taller de metalmecánica, Arcángel también decidió innovar para ampliar la venta de las artesanías. Él manufactura aretes, llaveros, prendedores y colgantes con forma de diablos de lata.

A diferencia de las caretas para disfraces, estos pequeños souvenirs se comercializan durante todo el año y no sólo en la temporada de Pases del Niño.

Cada año la demanda se incrementa y para esta temporada la expectativa es aún más alta. El Instituto Nacional de Patrimonio Cultural le entregó a la ciudad la una certificación que acredita a la fiesta como patrimonio inmaterial del Ecuador, por lo que se prevé que más turistas llegarán para mirar los más de 200 Pases del Niño que recorren la ciudad entre diciembre y febrero.

“El señor Valdiviezo conoce mucho de los Pases del Niño. Comprar ahí no sólo implica adquirir el producto, que tiene muy buena calidad, sino también escuchar la historia del origen de la tradición y el significado de cada prenda”, cuenta Juan Paguay, uno de los clientes de la empresa.

Los productos se exhiben en el pequeño almacén familiar situado en el barrio La Dolorosa y en las ferias de emprendimientos que organiza el Municipio de Riobamba. Cada semana se manufacturan unas 500 figuras.