El agricultor Patricio Mejía asegura que el cultivo del pepindo dulce requiere de un cuidado permanente, para evitar la presencia de plagas. Foto: Cortesía: Jhoel Mejía

El agricultor Patricio Mejía asegura que el cultivo del pepindo dulce requiere de un cuidado permanente, para evitar la presencia de plagas. Foto: Cortesía: Jhoel Mejía

El pepino dulce que se produce en el Carchi rebasó las fronteras

23 de febrero de 2021 17:58

Por sugerencia de un pariente incursionó en el cultivo de pepino dulce, hace cuatro años. El carchense Patricio Mejía recuerda que, mientras sembraba las primeras matas de este fruto, comentó a familiares que colaboraban en esta tarea agrícola que el producto debería destinarse a la exportación.

A finales de enero pasado, desde la parroquia Los Andes, en el cantón Bolívar (Carchi), se hizo el primer envío de muestras de pepino dulce a Estados Unidos, con un total de 600 kilogramos.
El emprendedor ha estado vinculado la mayoría de sus 33 años a la agricultura. Ha laborado en parcelas del poblado de Cunquer.

Mejía cuenta que desde que salió de la escuela, prácticamente empezó a apoyar las tareas de producción agrícola de la familia.

Después de algunos años comenzó a trabajar por su cuenta con varios productos. La mayor parte del tiempo se dedicó a cultivar cebolla paiteña. También probó suerte con fréjol, zanahoria, pimiento, ají y pepinillo, pero los precios variaban constantemente.

Sin embargo, ahora el pepino dulce, originario de la región andina, le despierta las mayores expectativas. Posee una hectárea en producción, en la que hizo una inversión inicial de USD 4 500.

El agricultor explica que esta planta herbácea requiere de un cuidado constante y delicado. Para evitar que sus abundantes ramas de hojas simples y su fruto de forma ovoide queden en el piso levantó una estructura de carrizo y alambre, a la que denomina ‘tutoreo’. Esta posibilita que los pepinos queden colgados a los lados de cada surco.

Por el clima semi húmedo de la localidad, la primera cosecha de este producto, de baya carnosa, la obtuvo a los siete meses.

Las condiciones meteorológicas, además, garantizan tres recolectas al año, cada una con dos meses de duración. En cada cosecha se genera entre 300 y 400 gavetas, de 14 kilos cada una.
En el desarrollo y sostenimiento de la planta no emplea químicos, por lo que el desyerbe lo realiza de forma manual. El productor asegura que una clave en el cultivo es mantenerlo libre de ácaros.

Por eso, generalmente prefiere trabajar con sus parientes porque “se prestan la mano”. Hay jornadas agrícolas en las que ha necesitado hasta ocho personas.

Personal técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería apoyó en el proceso para el envío de las muestras. Uno de los funcionarios señaló que en este cultivo se está generando un enfoque agroecológico, que va acorde con la tendencia mundial que incentiva reducir el uso de plaguicidas.

Con la articulación que realizan las entidades gubernamentales se busca intensificar las ventas y que siga la exportación de este tipo de producto no tradicional. El gobernador del Carchi, Óscar Ruano, dijo que se aspira una venta de 600 kg, por lo que espera ahora que la comercialización al exterior se realice de forma consecutiva.

Patricio Mejía sueña con conquistar otros mercados. “Somos agricultores y de nosotros depende sacar un producto que nos haga brillar en el mundo”.