Maribel Herrera con Alicante, el caballo con el que competía. A la derecha, con los chocolates de Portoyana en una ronda de negocios. Abajo, en un evento de diplomáticos en El Salvador.

Maribel Herrera con Alicante, el caballo con el que competía. A la derecha, con los chocolates de Portoyana en una ronda de negocios. Abajo, en un evento de diplomáticos en El Salvador. Foto: Archivo personal Maribel Herrera

Ella abre mercado a productos de nicho en Paraguay

21 de enero de 2019 11:38

Cuando Maribel Herrera decidió comenzar a practicar equitación tenía 28 años. Su mejor amiga, Sofía Darquea, la acompañó a tomar clases en una escuela de equitación en Tumbaco.

Darquea, su amiga desde que estudiaban juntas en el colegio La Dolorosa, en Quito , recuerda que en una ocasión, Herrera tenía dificultad con un ejercicio. “A ella no le salía, y la profesora le dijo que deje de intentarlo, que no podría hacerlo, pero eso fue como si la hubieran impulsado más y lo logró”.

Ella siempre ha sido así, tiene mucha determinación para conseguir lo que quiere y lo ha logrado, añade su mejor amiga.

En Asunción (Paraguay), en donde está radicada hace seis años, Herrera es la responsable de que la marca de botas a medida para equitación, Charvet Equestre, se venda a jinetes en tierra guaraní desde julio del año pasado. Para febrero de 2019, Maribel comenzará a comercializar productos para practicar equitación.

Se trata de una asociación con el dueño de la marca, Rolando Charvet, que le dio el derecho de representación en el extranjero, de estas botas fabricadas en Ecuador.

Cuando esta quiteña, graduada de Lingüística y Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, habla sobre caballos, su voz adopta un tono distinto, más efusivo, que deja ver el cariño que le despiertan estos animales.

A pesar de las caídas en el camino del aprendizaje, es una apasionada de la hípica desde hace 20 años.Además de practicar diariamente en el Club Hípico Paraguayo, en donde también trabaja en terapias de recuperación para caballos, es jurado de competencias internacionales en el Club Rakiura. “Vivir en otro país implica deslindarse de familia, amigos y para mí fue un soporte practicar este deporte que me encanta”.

En el 2017, junto a su caballo, Alicante, Maribel quedó vicecampeona en el Campeonato Nacional Ecuestre, en Paraguay.

Alicante tenía 16 años cuando ella acababa de llegar a Paraguay, por el trabajo de su esposo, que es consultor internacional para la Unión Europea. El caballo había sido abandonado y estaba en mal estado, pero Maribel lo adoptó y logró que vuelva a la pista.

A inicios del año pasado, una lesión obligó a Alicante a dejar las competencias y fue enviado a una finca de descanso. Herrera buscó algo que la mantenga más ocupada, para superar esa separación y propuso a Rolando Charvet la asociación para traer y promocionar las botas en Paraguay, en donde la marca ha auspiciado a competidores que han ganado carreras hípicas.

Herrera es la mayor de los cuatro hijos que tuvieron Hilda Muñoz y Pedro Herrera (+), oncólogo y cirujano taurino.

Su hermano, Diego, dice que cuando ella comenzó a practicar equitación se sorprendió, porque antes no había mostrado interés en ello. Pero luego de analizarlo, Diego cree que la pasión que tiene su hermana por la hípica tiene relación a la infancia que pasaron en haciendas, en el campo, y a la afición que tenía su padre a los toros.

Desde los 19 años Maribel Herrera había estado ligada al mundo de los viajes, trabajó en agencias turísticas y en 1997 creó su propia empresa de turismo. El negocio lo tuvo que cerrar en el 2003, cuando por el trabajo de su esposo se mudó a El Salvador, en donde vivió tres años.

Los viajes por el mundo, el conocer nuevas culturas y hablar cuatro idiomas, asegura, le han ayudado a hacer contactos y a convertirse en embajadora e impulsora de productos ecuatorianos con valor agregado.

En Paraguay, un pequeño país de 6,8 millones de habitantes en el que la temperatura puede llegar a más de 40 grados, esta emprendedora ahora busca hacer un espacio para el chocolate ecuatoriano.

Tras un viaje a Ecuador en junio del 2018, Herrera llegó a Asunción con muestras del chocolate orgánico sabor a frutos rojos y naranjilla que produce la emprendedora Delia María Guerra, con la marca Portoyana.

El primer paso fue realizar un estudio de mercado e identificar la aceptación que podría tener el producto entre los paraguayos, que no están acostumbrados a este tipo de sabores, cuenta. Mediante catas y eventos de promoción, está cerca de alcanzar su meta. Hay siete empresas que están interesadas en importar el producto.

En noviembre Portoyana participó en la Ronda de Negocios Multisectorial que realizó en Buenos Aires ProEcuador y hay una empresa interesada.

Otro negocio con el que espera hacer espacio al nombre del país es el de los sombreros de paja toquilla. El año pasado comenzó a representar y comercializar la marca Charona Hats .