Trabajadores de todas las edades llegan al sector la avenida Granados, en el norte de Quito, para ofrecer sus servicios. Se trata de empleos temporales en muchos de los casos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Trabajadores de todas las edades llegan al sector la avenida Granados, en el norte de Quito, para ofrecer sus servicios. Se trata de empleos temporales en muchos de los casos. Foto: Julio Estrella / LÍDERES

Los planes de contingencia se activan por el desempleo juvenil

30 de enero de 2017 11:40

Entre diciembre del 2015 y el mismo mes del año pasado, el número de jóvenes desempleados, con edades comprendidas entre 15 y 24 años se elevó. La cifra pasó de 149 384 jóvenes sin trabajo a 166 763 según la más reciente encuesta de nacional empleo del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).

Esos 166 763 jóvenes representan el 40,6% del total de las personas sin empleo en el país, según las mismas cifras del INEC.

Con estas últimas cifras se activaron las alarmas y ya se encuentran iniciativas -públicas y privadas- para enfrentar la situación. Por ejemplo, en el segundo trimestre del 2016 entró en vigencia la reforma laboral, que incluye una serie de mecanismos para impulsar el empleo para este segmento poblacional.

Uno de los mecanismos es el contrato juvenil, para personas que busquen su primer empleo y que estén entre los 18 y los 26 años de edad. Como incentivo para que las empresas contraten a estos trabajadores jóvenes se establece que el Estado se hará cargo del pago del aporte del empleador al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. El aporte del Estado se cubrirá siempre que el trabajador joven gane hasta dos salarios básicos unificados (USD 750 para 2017).

Según el ministro del Trabajo, Leonardo Berrezueta, un total de 2 000 trabajadores se han acogido al mecanismo. La plataforma opera de julio pasado y según Berrezueta, hasta noviembre se generaron 2 000 empleos juveniles subsidiados. “Además, hemos creado toda una plataforma dentro de socio empleo y (en 2015)hemos colocado 15 000 personas, de los cuales 40% son juveniles”.

Desde el Gobierno aseguran que también han reforzado la colocación desde el programa Mi Primer Empleo, del Ministerio del Trabajo. Asimismo, en los contratos de inversión, dijo Berrezueta, se han generado 4 000 fuente de trabajo, entre ellas juveniles.

Pese a las cifras, existen jóvenes que siguen con dificultades para encontrar un empleo como Eduardo Paredes, de 22 años y padre de un niño de dos. Él ha aplicado a puestos para el sector de ventas, pero siempre le responden que hay muchos postulantes.

Paredes busca trabajo formal desde el último trimestre del año pasado, cuando salió de un negocio de venta de artículos deportivos. “Si se busca el primer empleo es más complicado. Las empresas quieren gente con experiencia”.

Otro de los obstáculos que encuentran los jóvenes que buscan trabajo es que ciertas empresas no ofrecen empleo formal sino temporales o ‘free lance’.

Los datos del INEC revelan que 136 931 jóvenes de entre 15 y 24 años están en el subempleo. David Vera, director de la entidad, describe a este indicador como un empleo de menor calidad. “El subempleado es de una persona que está ganando menos del salario básico o está trabajando menos de las 40 horas y tiene deseo de encontrar un nuevo trabajo”.

José Santelices, de 25 años, dice que le tomó dos años hallar un empleo formal. Durante todo ese tiempo tuvo empleos temporales.

Este y otros jóvenes creen que debería haber mayores oportunidades de parte del sector privado para encontrar su primer puesto de trabajo y ganar experiencia. A él, a diferencia de otros, le ayudó haber hecho pasantías.

Su hermana Caridad de 23, quien maneja temas políticos y de organizaciones no gubernamentales, no ha logrado conseguir hasta ahora un trabajo formal. Hace actividades ocasionales.

Para Roberto Aspiazu, director del Comité Empresarial Ecuatoriano (CEE), la desaceleración de la economía impacta a la producción, las empresas y la contratación. “La afectación para los jóvenes es mucho mayor, más de dos veces el promedio general”.


Entre bolsas de empleo, el ‘smartphone’ y la web

En las primeras horas de la mañana, en los exteriores de la Agencia de Promoción Económica ConQuito, es común ver filas de jóvenes. Mujeres y hombres entre 18 y 29 años llegan entre lunes y viernes hasta la sede de la entidad municipal -en el sur de la ciudad- para dejar carpetas con su hoja de vida, pero también para buscar asesoría para sus emprendimientos o para participar en cursos de capacitación.

También, lo hacen como una manera de generar contactos que puedan resultar en una oportunidad de empleo en una empresa privada. Al interior, los jóvenes reciben charlas y capacitaciones.

ConQuito es adscrita a la Secretaría de Desarrollo Productivo y Competitividad del Municipio de Quito. Su titular, Álvaro Maldonado, reconoce que en la actual coyuntura económica del país el número de jóvenes que se acercan para buscar empleo es constante.
“Vemos que ha bajado la calidad del empleo y ha crecido el subempleo, el empleo informal”.

Maldonado detalla que por los datos que se manejan en ConQuito los sectores más golpeados han sido la construcción, los servicios y las floricultoras.

El funcionario recuerda que en agosto del 2014 el Municipio de Quito emitió una ordenanza que dio paso al programa Empleo y Emprendimiento Joven. Su fin es fomentar la inserción laboral mediante mecanismos como incentivos tributarios para las empresas que contraten jóvenes.

El programa municipal reconoce que los jóvenes están en desventaja a la hora de ingresar al mercado laboral, porque las entidades privadas o públicas privilegian a los postulantes con experiencia. “Para un bachiller es complicado acceder a un empleo porque, por lo general, no tiene experiencia”, dice Maldonado.

El titular de la Secretaría de Desarrollo Productivo y Competitividad cita algunos datos sobre la evolución del programa: entre agosto del 2014 y julio del 2015, 4 496 jóvenes se vincularon con una empresa. La cifra creció a 7 384 jóvenes en el período comprendido entre agosto del 2015 y noviembre del año pasado.

Según Maldonado, en los indicadores de desempleo pesa mucho la situación económica del Ecuador, pero también la migración desde otras ciudades a Quito.

El director ejecutivo del Instituto Ecuatoriano de Estadística y Censos, David Vera, asegura que el desempleo juvenil (personas de 18 a 29 años) no ha tenido un crecimiento significativo: pasó de 9,7% en diciembre de 2015 a 10,4% en diciembre del 2016.

Para el vocero de la entidad estatal, el incremento puede ser porque existen jóvenes que, sin descuidar sus estudios, empiezan a generar ingresos que les permita solventar necesidades.
Vera también admite que ha crecido el número de personas que presiona en el mercado laboral, entre los que se cuentan jóvenes. “Esto se puede deber a una situación complicada en el hogar y puede pasar que personas que no trabajaban tomaron la decisión de entrar al mercado laboral. El sistema tiene que crear empleos, pero estos no necesariamente son de buena calidad”.

En la búsqueda de trabajo, los jóvenes ecuatorianos apelan a distintos canales y las tecnologías de la información van tomando más fuerza. Para Rafael Portilla, gerente de OLX en Ecuador, el mecanismo más fácil para encontrar empleo para los jóvenes es su teléfono celular o computador con acceso a datos Internet. “Desde su celular los jóvenes pueden encontrar, al día de hoy, 12 599 empleos en OLX, y cerca de 4 600 en otros portales de Internet”.

Portilla dice que la tecnología trae ventaja a la hora de enrolarse. Las bolsas de empleo físicas, dice, requieren de desplazamiento y tiempo. Además, ofrecen empleos en un 95% bajo salarios mínimos relacionados con oficios. De todas maneras, añade Portilla, las agencias se están ‘virtualizando’, publicando sus ofertas en línea.

El representante de OLX añade que entre los jóvenes de 18 a 29 años la mayor demanda de empleos se centra en perfiles comerciales y administrativos. “Los cargos que registran mayor cantidad de aplicaciones son los perfiles de vendedores, mercadeo, asistentes administrativos, contadores, y pasantes en cualquier área como un puente para arrancar una carrera bajo dependencia laboral”.

Otros datos de OLX, sobre el empleo en general, indican que en el último trimestre de 2016 se publicaron 21 041 ofertas de trabajo. En el último trimestre de 2015 se publicaron 23 177 ofertas de trabajo. Es decir, las ofertas de trabajo se redujeron 9%.

En cuanto al comportamiento de los jóvenes que buscan trabajo, los consultados coinciden en señalar que antes la meta era lograr un puesto fijo, pero en la actualidad los jóvenes, buscan viajar y estar más conectados.

73 millones están desempleados

Las cifras globales sobre desempleo juvenil son impresionantes. Un reporte del Foro Económico Mundial (WEF por sus siglas en inglés), publicado en junio del año pasado, señala que unos 73 millones de jóvenes entre 16 y 24 años se encuentran desempleados, una cifra que se ha incrementado un 6% desde 2007 y que parece no tocar fondo.

El reporte asegura que existe una realidad que se torna aún de más gravedad: cuando consiguen empleo, 6 de cada 10 jóvenes lo hace bajo la informalidad, esto es en la economía sumergida, lo que se traduce en empleos sin contrato, derechos ni protección social.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), solo el 37% de los jóvenes latinoamericanos cotiza en la seguridad social y apenas un 29% lo hace al sistema de pensiones.

David Herranz, del Grupo Adecco, una firma de recursos humanos con base en Suiza, comenta en un artículo publicado por el WEF , que esta realidad conduce al desaliento a muchos jóvenes latinoamericanos, que ante la falta de expectativas profesionales, deciden no estudiar ni buscar trabajo, exponiéndose de forma muy directa a la exclusión social.

“Asistimos -dice Herranz- a un momento en el que las empresas no disponen de ofertas aptas para los jóvenes, mientras que estos acaban trabajando en la precariedad o incluso retirándose del mercado laboral. Es una situación inadmisible”.

Sobre el tema hay más datos. Según CAF -Banco de Desarrollo de América Latina-, hoy solo la mitad de los jóvenes latinoamericanos completa la educación secundaria; dos de cada tres estudiantes no cuentan con las competencias matemáticas básicas; 20 millones de jóvenes -el 20% del total- no estudian ni trabajan; casi la mitad de los empleados laboran en el sector informal.

En una entrevista publicada por LÍDERES en diciembre pasado, Pablo Sanguinetti, economista jefe y director corporativo de Análisis Económico y Conocimiento para el Desarrollo de CAF, señaló que los trabajadores, cuando ingresan al mercado, tienen tres habilidades básicas: las cognitivas, que les permite verbalizar, analizar y razonar; las capacidades emocionales que tienen que ver con la relación personal y la responsabilidad; y las habilidades físicas, con la capacidad motora y la salud como ejes. “Creemos que la madurez de la persona es clave, en especial al principio de la etapa laboral”, dice este analista.

Para Sanguinetti otra clave para tener un mejor capital humano es motivar a los chicos y revisar un ambiente en el que crecen los jóvenes. Además, agrega que las decisiones que las personas toman en sus primeros años de trabajo ayudan a desarrollar determinadas habilidades.

¿Qué tan complicado es desarrollar esas habilidades? Sanguinetti considera clave que los programas públicos aseguren esa suerte de entrenamiento. En la región, añade, es común ver niños que llegan a la escuela con deficiencias. “Es evidente las diferencias del desempeño al analizar a la población por ingresos económicos. Los quintiles más pobres de la población están muy atrasados en desarrollo cognitivo comparado con niños de familias de altos ingresos”.