Una jornada productiva depende del empleado y del empleador. La empresa debe propiciar un clima de motivación y el trabajador, cumplir metas. Foto: Ingimage

Una jornada productiva depende del empleado y del empleador. La empresa debe propiciar un clima de motivación y el trabajador, cumplir metas. Foto: Ingimage

La productividad laboral está en la actitud diaria

5 de junio de 2019 12:42

Suena la alarma, el resplandor que entra por la ventana le anuncia que amaneció. Sus ojos se abren y debe ir a trabajar.

¿Cómo reacciona ante esa escena? ¿Le produce fatiga, indiferencia o le motiva comenzar un nuevo día de labores?

Si se identifica con las dos primeras opciones, es probable que su rendimiento no sea el más adecuado durante la semana.

Daniel Dávalos, vocero de la firma Selecta, explica que para ser más productivo en la semana, la clave está en comenzar a planificar desde el fin de semana.

Él recomienda que el empleado dedique una hora de la tarde del domingo para visualizar los objetivos de la semana. Luego, se debe identificar el más importante y concentrarse en qué se debe hacer para lograrlo. “Con esto en mente, el lunes es ideal ingresar más temprano al trabajo para realizar las actividades que permitirán alcanzar el objetivo que se identificó
el domingo”.

Aunque existen días en los que la gente es menos productiva que en otros (hay analistas que señalan que el lunes es el día menos productivo de la semana para los empleados), para Grecia Logroño, experta en recursos humanos de la consultora Sosa Group, el clima laboral es un factor clave.

La analista considera que el clima laboral incide directamente en la motivación del colaborador para acudir al trabajo con una actitud positiva que le permitirá ser más productivo, indistintamente del día de la semana. Nadie quiere permanecer ocho horas en un lugar en el que la pasa mal con sus compañeros y con sus jefes.

La construcción de un clima laboral bueno depende de la empresa y del trabajador, dice la experta. Por un lado, la compañía motiva al empleado cuando le permite participar de la toma de decisiones y tiene en cuenta su opinión.

Logroño añade que otra forma en que las empresas pueden contribuir en este aspecto es al encargar a su personal nuevos proyectos, con lo que el trabajador no se sentirá estancado en una rutina.

También hay motivación cuando los jefes apoyan iniciativas planteadas por los trabajadores.
Del lado del empleador, las aptitudes y capacidades profesionales que posea la persona no son suficientes para tener días productivos y con motivación en el trabajo, dice María Elena González, gerenta de Talento Humano de la Cooperativa Cooprogreso.

Según González, el trabajador debe contribuir además, con su buena actitud. “Si la empresa aporta con herramientas, formación y liderazgo, pero aun así el empleado no tiene una buena actitud, no habrá productividad y el empleado debe plantearse por qué está en ese trabajo”.

González agrega que la predisposición laboral pasa por valorar el aprendizaje que se adquiere en el día a día y por asumir el compromiso de contribuir con lo mejor de uno en su área.

Hay otro factor que incide en la motivación y en la productividad, además del clima y es la tendencia a la procrastinación.

Un estudio de la firma Voucher Cloud, en Reino Unido, determinó que de toda la jornada de trabajo diaria solo dos horas y 23 minutos correspondían a horas productivas entre los empleados encuestados.

El estudio recogió respuestas de 1 989 personas. Las principales actividades que distraían a los encuestados fueron: revisar redes sociales, leer noticias y conversar con los colegas.

Procrastinar o distraerse en el trabajo merma la productividad. ¿Pero por qué nos distraemos?
Un artículo de The New York Times, publicado en julio del año pasado, explica que las personas tienden a procrastinar porque el cerebro da prioridad a actividades que proporcionan satisfacción inmediata por encima de aquellas que generan recompensas a largo plazo. Por eso, los trabajadores suelen hacer cosas simples que no demandan tiempo y esfuerzos (revisar un chat, leer una nota viral, ver un video), pero que al acumularse, reducen buena parte del tiempo usado en laborar.

Para mermar el tiempo perdido en distracciones, se debe adoptar una actitud orientada hacia la consecución de metas realistas, dice González. Fijarse objetivos que sobrepasan las capacidades es frustrante, acota la especialista.

Cada día, el empleado de fijarse objetivos a cumplir en plazos determinados, ordenándolos de acuerdo con la urgencia de cada uno. Puede adoptar el hábito de elaborar una lista e ir tachando las actividades cumplidas.

Tener labores sin una fecha límite propicia a posponer responsabilidades.