El año pasado se negociaron USD 7 474 millones en el mercado de valores ecuatoriano. De esa cifra  46,8 millones correspondió a Pymes, es decir el  0,6%. Sin embargo existen casos de empresas que han crecido apoyadas en el mercado bursátil.

El año pasado se negociaron USD 7 474 millones en el mercado de valores ecuatoriano. De esa cifra 46,8 millones correspondió a Pymes, es decir el 0,6%. Sin embargo existen casos de empresas que han crecido apoyadas en el mercado bursátil. Foto: Ingimage

Las participación de las pymes en la Bolsa de Valores es menor

6 de marzo de 2019 09:19

En el mundo de la Bolsa de Valores, las pequeñas y medianas empresas (pymes) tienen una presencia limitada y la expectativa es que su participación en el mercado bursátil crezca con el tiempo.

Lo que sucede con las pymes confirma de cierta manera que la participación en la Bolsa de Valores no es de interés para el tejido empresarial ecuatoriano. Los números lo muestran: de alrededor de 50 000 empresas constituidas en el país, solo se cuentan 391 que realizan emisiones, es decir que buscan financiamiento en el mercado de valores.

Otro dato confirma que el peso de las pymes es marginal. Según la Bolsa de Valores de Quito, el año pasado se negociaron USD 7 474 millones en el mercado de valores ecuatoriano. De esa cifra USD 46,8 millones correspondió a pymes, es decir el 0,6%.

Históricamente, la participación de las pymes ha sido reducida. Los tres casos más recientes se registraron en el último trimestre del año pasado: la firma de servicios petroleros Sinpet, la compañía de insumos de limpieza Absorpelsa y la Red Transaccional Cooperativa RTC acudieron a la Bolsa por primera vez.

La primera realizó una emisión por USD 500 000, la segunda por USD 2 millones y la tercera por USD 1,2 millones, según información proporcionada por la Bolsa de Valores de Quito (BVQ).

A estas tres empresas se suma un listado de 19 pymes inscritas en la BVQ.

Para Paul McEvoy, gerente de la BVQ, la ausencia de las pymes ocurre por falta de conocimiento sobre las alternativas de financiamiento y sobre las ventajas que trae el mercado de valores. Sin embargo, resalta que existen casos de pymes que empezaron a financiarse en la Bolsa, pero que con el tiempo crecieron y dejaron de ser pymes.

Un ejemplo es la papelería y librería Dilipa, que llegó a la Bolsa de Valores hace cerca de 10 años. El gerente de la empresa, Ángel Segura, califica como fabulosa la experiencia en el mundo bursátil.

“Con esta forma de financiamiento, la empresa ha crecido especialmente en activos, porque nosotros tenemos la política de crecer con locales propios, no arrendar, porque eso es un gasto. Entonces, invertir en Bolsa nos ha permitido ampliarnos más”.

Dilipa ha realizado cinco emisiones. Las dos últimas han sido en papel comercial a corto y a largo plazo por un total de USD 5,5 millones. Segura añade que también se ha apoyado en la banca, pero la ventaja de la Bolsa de Valores es que las hipotecas o colaterales de garantía para obtener el dinero no existen. Otra ventaja es el costo. Según Segura, hay un ahorro de 1,5 a 2 puntos porcentuales si se compara con el costo que se paga por pedir un crédito en un banco.

Uno de los puntos claves en el mercado bursátil es la transparencia de la información. Fernando Simó, presidente del Directorio de la Asociación de Casas de Valores (Asocaval) explica que para entrar al mercado de valores hay que ser especialmente formales con la información, “algo a lo que tal vez no todas las pymes están acostumbradas”.

McEvoy compara la llegada de una pyme al mercado de valores con una persona que pide un crédito bancario. “A veces no se cumplen todos los requisitos. Además hay empresas con balances que no son suficientemente sólidos”. Por eso la importancia de contactarse con las casa de valores para recibir asesoría.

Otro factor crucial es qué montos emitir. Simó considera que para que una emisión sea rentable no debe ser menor a un millón de dólares. El vocero de Asocaval reconoce que esa cantidad puede ser un limitante, pero añade que también existe un mecanismo especial llamado registro especial bursátil (REB), que es más rápido y que permite hacer emisiones por montos desde USD 300 000. El instrumento más utilizado por las pymes en el mercado bursátil es la factura comercial negociable.

Negociar facturas es una alternativa

Urbandata, ubicada en Cumbayá, es una Pyme que comercializa equipos tecnológicos. Se calificó para emitir facturas comerciales hace tres años

Urbandata, ubicada en Cumbayá, es una Pyme que comercializa equipos tecnológicos. Se calificó para emitir facturas comerciales hace tres años. Foto: Vicente Costales / Líderes


En el 2017, a la empresa Water Projects, una firma que se dedica a la comercialización de equipos de purificación de agua, se le presentó una buena oportunidad de venta. El monto era atractivo, pero el cliente iba a tardarse en pagar la deuda.

Paúl Redrován, gerente de la empresa, cuenta que buscó una alternativa que le permita concretar esa venta por USD 90 000, sin que el período de espera afectara la liquidez de su empresa, que está dentro del segmento Pyme (pequeñas y medianas empresas).

Redrován optó por entrar al mercado bursátil mediante el esquema que se conoce como emisión de facturas comerciales negociables (FCN).

Las FCN son instrumentos que permiten a las empresas vender a inversionistas del mercado de valores el derecho de cobro de sus facturas en plazos establecidos, de hasta 360 días.

Así, empresas como Water Projects no tienen que esperar varias semanas o meses a que su cliente pague la factura, sino que, a cambio de un porcentaje de descuento del monto, reciben de inmediato el dinero del inversionista que compra la FCN.

Se trata de uno de los instrumentos más utilizados por las Pymes que están en Bolsa, debido a que una resolución de la Junta de Política y Regulación Monetaria emitida en el 2016 dispuso que las FCN no necesitan calificación de riesgo, como otros instrumentos.

La resolución además creó un Registro Especial Bursátil exclusivamente para Pymes y de la economía popular y solidaria; y estipuló que las empresas emisoras de las FCN no están obligadas a contratar una auditoría externa, por lo que el proceso para realizar la emisión resulta más expedito y económico.

Según datos de la Bolsa de Valores de Quito (BVQ),las FCN representaron el 46% del total negociado en títulos valores emitidos por Pymes en el 2018.

También es uno de los instrumentos que más han crecido. En el 2016 se negociaron USD 30 millones en facturas; en el 2017, unos USD 62 millones y en el 2018 el monto creció a USD 271 millones.

Gonzalo Cucalón, representante de la casa de valores Banrío, explica que el porcentaje de rendimiento que ganan los inversionistas que compran las facturas depende de varios factores. El año pasado, el rendimiento promedio estuvo en el 7%, pero puede llegar hasta el 10%.

Entre los factores que influyen, Cucalón menciona el tamaño de la empresa que se conoce como aceptante; es decir, la empresa que tendrá que pagar la factura al inversionista, su flujo financiero, entre otros.

Para Sebastián Suárez, gerente de dos Pymes calificadas para negociar en el mercado bursátil, Urbandata y Plumobile del Ecuador, uno de los factores que complican a las Pymes a acceder a esta forma de financiamiento es el requerimiento de que el aceptante esté de acuerdo en que el documento se negocie en la Bolsa.

En su caso, en los tres años que sus dos empresas están inscritas en la Bolsa de Valores, solo ha podido negociar dos facturas. La mayoría de sus clientes no están de acuerdo y no aceptan la negociación en el mercado bursátil.

“Los pagadores necesitan entrar a una plataforma y aceptar que van a pagar esa factura. A muchos no les gusta la presión de que deben pagar, sino entran en default y eso les perjudica en su imagen”.

Cucalón menciona que debido a este requerimiento no se registran casos de no pago en la negociación de facturas en Bolsa.

La BVQ, no obstante, ha propuesto que se reforme la ley y se elimine el requisito.

Las casas de valores realizan un diagnóstico de la empresa

En el camino que una pyme recorre hasta llegar a la bolsa de valores las casas de valores resultan fundamentales. Estas entidades se convierten en una suerte de asesor o de guía para que la pequeña o mediana empresa incursione con éxito en el mundo bursátil.

Fernando Simó, presidente del directorio de Asocaval, considera que una pyme que se acerca a una casa de valores tiene mayor potencial. “La participación de una casa de valores permite elaborar un diagnóstico sobre las condiciones financieras de la pyme, para ver si con la estructura actual de la compañía es beneficioso entrar al mercado de valores”.

El vocero de Asocaval añade que las pymes deben tener claro que la estructura de financiamiento en la bolsa de valores no solo es para las corporaciones, “Una pyme también pueda acceder. La casa de valores asesora al emisor, no es imperativo que la pyme tenga especialistas en materia financiera”.

Paul McEvoy, gerente de la bolsa de Valores de Quito, añade que el mercado bursátil es útil para que toda empresa se expanda y reciba nuevas inversiones. Algo muy interesante, según McEvoy, es que cuando una empresa realiza una primera emisión, se recurre nuevamente a este mecanismo. “Es una forma de diversificar el financiamiento, más en un momento de baja liquidez en la economía y con la banca siendo mas cuidadosa en los créditos”.

¿Cuál es el perfil del inversionista que coloca su capital en las Pymes? Según McEvoy, es un inversionista sofisticado, que tiene cierto nivel de conocimiento de finanzas, de riesgos y que cuenta con un patrimonio importante que le permite diversificar sus inversiones. También hay inversionistas institucionales, como los bancos o las aseguradora o administradoras de fondos.

Los consultados añaden que existe mucho optimismo para este año en el mercado bursátil. McEvoy destaca que con el anuncio de créditos de multilaterales hay expectativa y ánimo en el sector privado. “Esto ayuda mejorar el panorama de inversión en la bolsa de valores”.