El Acuerdo 181  del Ministerio del Trabajo señala que los empleadores deben proveer los equipos, lineamientos e insumos necesarios para el desarrollo del teletrabajo. El trabajador, por su parte, es responsable del cuidado y custodia de las herramientas y

El Acuerdo 181 del Ministerio del Trabajo señala que los empleadores deben proveer los equipos, lineamientos e insumos necesarios para el desarrollo del teletrabajo. El trabajador, por su parte, es responsable del cuidado y custodia de las herramientas y equipos entregados por la empresa. Foto: Freepik.es

Pymes invierten en tecnología y se adaptan a la nueva modalidad

23 de septiembre de 2020 12:10

La emergencia sanitaria obligó a muchas empresas del país a operar bajo la modalidad del teletrabajo. En la mayoría de los casos sin contar con una planificación previa y con la necesidad de hacer inversiones para ajustarse a esta nueva forma de operar.

De 6 395 empresas que están aplicando teletrabajo, el 91,4% son medianas, pequeñas y microempresas, según datos del Ministerio del Trabajo, al 17 de septiembre.

El sector comercial es el que más ha optado por esta alternativa, indistintamente del tamaño del negocio. Pero son los profesionales de la enseñanza quienes más se encuentran teletrabajando.

En firmas medianas y pequeñas, el teletrabajo ha sido principalmente utilizado para las áreas administrativas, financieras o de mercadeo y ventas, según gremios de este grupo de negocios.

No obstante, Wilson Araque, director del Observatorio de la pequeña y mediana empresa (pyme), de la Universidad Andina Simón Bolívar, considera que lo que se realiza actualmente no es ‘teletrabajo’, porque no hubo una planificación previa. “Por la emergencia, las personas y las empresas llevaron el trabajo a la casa. Y en el camino se han ido encontrando las mejores prácticas”.

Araque explica que el teletrabajo requiere de un análisis de puestos de trabajo y del personal que pueda adaptarse a esa modalidad. Además, señala, se debe proveer de la infraestructura física y tecnológica adecuada, capacitar al personal y llegar a un acuerdo sobre la jornada. Por último, debe haber una evaluación del trabajo con indicadores.

De acuerdo con una encuesta del Observatorio, el 52,3% de estas firmas está laborando bajo ambas modalidades: presencial y teletrabajo. El sondeo fue realizado entre mayo y junio a 576 empresas en cuatro grandes provincias.

Hasta antes de decretarse la cuarentena por el covid-19, el teletrabajo era una modalidad utilizada por apenas 1 885 trabajadores del país. Con la emergencia, hasta el pasado 17 de septiembre había 437 703 teletrabajadores, del sector público y privado. 

Infografía teletrabajo

 Ante este cambio en la operatividad laboral, el Ministerio de Trabajo expidió el pasado 14 de septiembre las directrices para regular la aplicación del teletrabajo conforme lo establece la Ley Orgánica de Apoyo Humanitario.

El acuerdo señala que el trabajo remoto es aplicable para cualquier tipo de contrato, en jornada completa o parcial, sin exceder los límites establecidos en el Código del Trabajo. También determina que el empleador deberá proveer los equipos, lineamientos e insumos necesarios para el desarrollo del teletrabajo. Por su parte, el trabajador será responsable del cuidado y custodia de las herramientas y equipos entregados.

Las inversiones que amerita la adopción del teletrabajo son uno de los retos a los que se enfrentan las pequeñas y medianas empresas, que a diferencia de las grandes no contaban con un soporte tecnológico robusto, señala el Director del Observatorio de la Pyme.

Marco Carrión, presidente de la Cámara Nacional de la Pequeña y Mediana Empresa (Canape), corrobora que algunas compañías han invertido en computadoras, licencias de softwares, sistemas contables en línea, ampliación del ancho de banda en los hogares y capacitaciones.

El equipo de 4Mommy, una microempresa que vende ropa en línea para mujeres embarazadas y bebés, está operando completamente en teletrabajo. Son cuatro personas: sus fundadores y gerentes, Jessica Proaño y Gabriel Araujo, una contadora y un diseñador. Las piezas se mandan a confeccionar en cuatro talleres.

Anteriormente, el emprendimiento funcionaba en una oficina en el norte de Quito, que ahora solo alquilan por medio tiempo y usan como bodega. Para trabajar en casa, Proaño y su esposo acondicionaron un sitio, compraron un escritorio, una silla, una impresora y contrataron un plan de Internet con más ancho de banda.

Adicionalmente, adquirieron una licencia de Microsoft para uso de todo el equipo, desde sus casas. “Nos reunimos por Teams. Nos mantendremos así al menos en los siguientes meses”, añade Proaño, para quien esta manera de trabajar le ha resultado efectiva.

No todos los pequeños negocios tienen capacidad para invertir en infraestructura tecnológica. Para el titular de la Canape esto ha incidido en el quiebre de empresas. “Del 30 al 35% de las pymes han cerrado o están evaluando cómo reactivarse”, dice Carrión.

Otras no han optado por el teletrabajo por la naturaleza de su operación. Cerca del 90% de las firmas agremiadas a la Cámara de la Pequeña y Mediana Empresa de Pichincha (Capeipi) son industrias, lo que hace necesaria la actividad presencial para funcionar. “Algunas están teletrabajando pero solo en la parte administrativa y financiera”, señaló Gustavo Ruiz, presidente de la Capeipi.

Bossbran, una empresa de alimentos, está operando de manera presencial. Solo en los primeros meses de la pandemia mantuvo a cuatro personas de las áreas de recursos humanos, mercadeo y finanzas en teletrabajo, señala el gerente, Daniel Karolys.

Sobre el impacto del teletrabajo, el Presidente de la Capeipi señala que ha facilitado la “maduración tecnológica”, para las pymes, que en muchos casos habilitaron sus ventas en línea, producto de la emergencia.

Más demanda en sitios de coworking en el país

De esta manera lucen las instalaciones de uno de los coworkings de Impaqto. Tiene cinco sedes en dos urbes. Foto: Cortesía Impaqto

De esta manera lucen las instalaciones de uno de los coworkings de Impaqto. Tiene cinco sedes en dos urbes. Foto: Cortesía Impaqto

Redacción Quito (I)
redaccion@revistalideres.ec
Dueños de micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes), emprendedores, profesionales independientes y teletrabajadores buscan lugares de ‘coworking’, como una alternativa para realizar sus actividades en espacios de bioseguridad.

Según la Superintendencia de Compañías hay nueve sociedades inscritas con el nombre de ‘coworking’ en el país, aunque las actividades registradas por cada una difieren. El Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), por su parte, indicó que no tiene datos específicos sobre coworkings en el país.

Lo que sí es seguro es que durante los primeros días de la pandemia, estos lugares tuvieron que cerrar sus puertas; ahora, tras aplicar medidas de desconfinamiento, están activos. En sus instalaciones los usuarios pueden mostrar sus productos, realizar reuniones, contar con Internet de alta calidad, acceder a muebles ergonómicos y evitar el estrés que les puede generar trabajar en casa.

Uno de estos sitios es Workshop Coworking, ubicado en Urdesa, Guayaquil. En la cuarentena brindó servicios, como capacitaciones, de manera virtual; el espacio físico lo reactivó a inicios de mes.

Guillermo Vizcaíno, CEO de este lugar, indica que poco a poco han llegado las personas; actualmente, de 10 a 20 a la semana. Antes del covid-19, lo hacían 500 en ese mismo período. Además de alquiler de espacios de trabajo y oficinas, Workshop ofrece talleres digitales y ‘starter kits’ (servicios para emprendedores como manejo de redes sociales, fotografía de producto, entre otros).

Entre las personas que acuden allí están aquellas pertenecientes a empresas pequeñas que antes alquilaban oficinas y decidieron reducir gastos, emprendedores...

Una de ellas es Diana Carbonari, CEO de Pigro. Se trata de una cadena de restaurantes activa hace 12 años ubicada en algunas playas de Santa Elena, ahora también cuenta con una línea de productos empacados listos para cocinarse.

Acostumbrada a recibir grandes grupos de personas, la pandemia le obligó a hacer ajustes. Decidió mostrar sus productos en una percha refrigerada en Workshop, para que la gente que labora en el sitio los pueda consumir.

También exhibe su oferta en el lugar Belén López, dueña de Payfer, un negocio de cosméticos. “Nos ayuda mucho porque nos permite visualización y un nuevo punto de venta. Es un sitio con altas medidas de bioseguridad. Estamos hace siete meses”.

Hoy, vende sus productos allí y en una tienda de artículos orgánicos. Antes estaba en otros sitios, pero tras la pandemia estos cerraron, lo que generó un problema.

Compañías vinculadas con los recursos humanos como Adecco dicen que habrá un repunte de los ‘coworkings’. “Hay, incluso, espacios tipo cápsulas para ofrecer seguridad y aislamiento. También existen los ‘coworking’ virtuales para conectarse con más usuarios”, señala Sebastián Lima, director de calidad, servicio y selección de la firma en Ecuador.

Impaqto, con cuatro sedes en Quito y una en Cuenca, abrió sus puertas al público apenas se pasó del semáforo rojo al amarillo en ambas ciudades. En esa coyuntura, aún en pandemia, se detectó que mucha gente que no tenía las herramientas para trabajar en casa (conexión de red de calidad, escritorio, espacio silencioso y más) comenzó a salir a cafeterías a laborar y no era lo más adecuado. Impaqto se puso manos a la obra para ofrecer a estas personas un área laboral física segura y una comunidad virtual.

Comadres es una comunidad de mujeres emprendedoras en Guayaquil, que estuvo activa de manera digital en la pandemia y ahora físicamente. Ahora ofrece espacios de trabajo, charlas, tienda de exhibición. “Ayuda a negocios que buscan no incurrir en gastos”, señalan sus representantes.

El requerimiento de oficinas bajó en tres ciudades

La Torre de Negocios de El Dorado, en el centro de Cuenca, tiene espacios desocupados. Gloria Haya realiza la limpieza. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

La Torre de Negocios de El Dorado, en el centro de Cuenca, tiene espacios desocupados. Gloria Haya realiza la limpieza. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Redacción Cuenca  (I)
El norte de Guayaquil y Quito, y el Centro Histórico de Cuenca son las zonas donde existen más oficinas desocupadas en esas ciudades. El cierre de las empresas o el teletrabajo, que aumentó por el covid-19, son las principales causas para esa situación.

Hace dos semanas, la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Guayas realizó una encuesta a sus 150 socios activos sobre el comportamiento del mercado inmobiliario. Allí se determinó que, en la actualidad, creció la oferta de venta de oficinas en un 55%, con relación a lo que ocurría hasta antes del inicio de la pandemia. Además, casi no existe demanda.

Sue Murillo es la presidenta de esta asociación. Según ella, las oficinas son generadoras de ingresos y trabajo, pero -ahora- al existir el teletrabajo y por la crisis económica se desocuparon algunas instalaciones para generar ahorros en las empresas que arrendaban.
Ella agrega que el mercado de bienes raíces relacionado con la venta o alquiler de oficinas está totalmente frenado y la desocupación es muy alta en Guayaquil. “Existe una sobreoferta, tanto en alquiler como en venta”. Estima que la situación recién se podría estabilizar a mediados del 2021.

Murillo señala que, actualmente, es complicado alquilar estos espacios porque las empresas no lo requieren pues tienen a sus empleados laborando en casa. Ella añade que los dueños tienen complicaciones porque deben seguir pagando alícuotas de seguridad, mantenimiento y limpieza, pese a tener espacios desocupados.

Por ello, dice, hay quienes decidieron venderlas porque, además, sus ingresos se han reducido en la presenta crisis. “Necesitan tener liquidez disponible, incluso, hasta para capitalizar sus negocios”.

Pero allí surge otro problema que es la falta de compradores y los que existen buscan ofertas bajas y que tengan los servicios necesarios y, encima, puedan acceder a financiamiento. En el estudio de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Guayas se determinó que el 60% de los activos que comercializan sus afiliados son a crédito.

En la capital azuaya ocurre una situación similar. Para Marco Rodríguez, expresidente de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Azuay, las zonas de El Ejido (centro-sur) y el Centro Histórico es donde más se ha reducido la demanda de oficinas.

Él dice que debido a esta situación el precio de los arriendos de oficinas se redujo entre un 30% y 40%. Incluso se registran renegociaciones de contratos.

“Hay empresas o propietarios que quieren vender sus instalaciones, pero les decimos que, al ser una época complicada, es mejor esperar si su situación económica lo permite. Si no hay como arrendar, es mucho más complicado vender”, señala Rodríguez.

Agrega que los abogados, arquitectos, consultores, contadores y otros profesionales son los que más desocuparon oficinas en Cuenca porque están teletrabajando y buscan ahorrar el alquiler.

Ese criterio es compartido por el presidente de la Cámara de la Pequeña Industria de Azuay, Fernando Romero. El representante empresarial asegura que sus agremiados al ser principalmente manufactureros requieren de personal en las plantas, por lo que deben mantener las infraestructuras, que -en algunos casos- son propias. Él explica que, si bien tienen personal teletrabajando, cuentan con otros colaboradores en producción que deben estar físicamente en las fábricas.

La capital del país
El norte de Quito. Según Isabel Ayala, agente de Bienes Raíces de Re/Max, en el norte de Quito hay oficinas desocupadas o en venta. Asegura que los pocos compradores quieren descuentos importantes. “Ellos alegan que todos los valores se han reducido”.

La devolución. Ayala dice que las pequeñas empresas son las que más han devuelto sus locales alquilados por la crisis. Agrega que estas firmas han cerrado o entregado sus locales porque se acogieron a la modalidad del teletrabajo. “El valor del arriendo se ha reducido entre un 6% y 10%, dependiendo del caso y zona”.