Francisco Eguiguren es ingeniero en Bioquímica y Farmacia y ha trabajado en multinacionales del sector. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

Francisco Eguiguren es ingeniero en Bioquímica y Farmacia y ha trabajado en multinacionales del sector. Foto: Diego Pallero / LÍDERES

La química es el eje de su carrera en firmas globales

26 de noviembre de 2019 12:27

El juguete que marcó su infancia fue un juego de química que recibió de regalo. La pasión que despertó esta ciencia la conserva hasta hoy el ingeniero bioquímico farmacéutico Francisco Eguiguren.

Nació en Loja, pero se fue con su familia a vivir en Santo Domingo de los Tsáchilas durante la época de la migración en la década de 1960. Su periplo por esa ciudad no duró mucho y se trasladó a Quito.

Tenía 11 años y en la capital se aficionó por el programa ‘Los viajes de Jacques Cousteau’; lo que vio en televisión le llevó a interesarse por la Biología Marina y los seres vivos. Al escoger su especialidad en el Colegio Los Andes, donde se graduó, optó por químico biólogo.

Terminó sus estudios en 1986 e ingresó a la carrera de Bioquímica Farmacéutica en la Universidad Central del Ecuador (UCE). “Era justo lo que estaba buscando. Esta casa de estudios es para mí de muchísimo respeto, con más de 300 años de historia y a la que amo entrañablemente. Mis recuerdos están en los laboratorios”.

Una imagen de Francisco Eguiguren en un seminario sobre ISO en Dinant, Bélgica. Foto: cortesía

Una imagen de Francisco Eguiguren en un seminario sobre ISO en Dinant, Bélgica. Foto: cortesía

Él cree que estos eran un espacio de aprendizaje y de entretenimiento. Allí se equivocaba, descubría cosas nuevas y poco a poco se preparó para la vida profesional.

Uno de los compañeros con los que compartió y con el que mantiene una relación de amistad es Germán Cárdenas, director de Global Consulting. “Nos conocemos desde hace 30 años y desde allí pude ver su crecimiento profesional. Creo que es una de las personas que más conoce de Buenas Prácticas de Manufactura en el país en el sector farmacéutico. Es un referente a escala nacional en el sector y bastante conocido a escala regional”, comenta.

Una de las anécdotas que recuerda es cuando él era Jefe de Laboratorio y Eguiguren su practicante. Ambos aplicaron todo lo que habían estudiado y se dieron cuenta de que todos los esfuerzos que hicieron en los estudios valieron la pena y se volvieron profesionales responsables.

Esto último le permitió al ingeniero lojano no solo obtener su título sino un cargo, a mediados de los años noventa, en Grünenthal del Ecuador. Empezó en el laboratorio haciendo análisis químicos de los medicamentos y luego, tras participar en un concurso de méritos, se convirtió en gerente de Aseguramiento de Calidad, tanto a escala local como regional.

Francisco junto a su esposa Giselle Jácome en la isla de Santorini, en Grecia. Foto: cortesía

Francisco junto a su esposa Giselle Jácome en la isla de Santorini, en Grecia. Foto: cortesía

El desafío fue grande, dice, porque garantizar estándares de calidad de los productos es bastante delicado. “La industria farmacéutica es una de las más reguladas que existe. Las entidades estatales de control sanitario están vigilando permanentemente las operaciones de estas empresas. Apegarse al cumplimiento de las normativas para fabricar medicamentos requiere mucho esfuerzo y mucha disciplina”.

En la empresa multinacional, Eguiguren también fue auditor corporativo. Se trata de un proceso técnico a través del cual se audita la manufactura de principios activos de laboratorios; él lo hizo en instalaciones en China, India, Europa y América Latina.

Sus permanentes viajes le obligaron a conocer nuevas costumbres y actitudes; el choque cultural fue fuerte para él. En Italia, por ejemplo, sintió el rechazo de una empresa por tener que aceptar una auditoría hecha por alguien de América Latina, mientras que en China le parecía inadmisible que en áreas corporativas la gente escupa en los pisos. “Es un desafío manejar lo técnico y cultural sin irrespetar”, dice.

Tras 17 años de trayectoria en la compañía alemana salió y se dedicó a la consultoría en firmas de diferentes sectores, muchas de ellas vinculadas al farmacéutico. También se involucró en la cátedra en dos universidades de Quito.

Durante dos años estuvo enrolado en estas áreas. En 2014 ingresó a la farmacéutica internacional Pfizer, donde actualmente se desem­paña como gerente de Aseguramiento de la Calidad.

Francisco en un encuentro en Collegeville, EE.UU, de la firma Pfizer. Foto: cortesía

Francisco en un encuentro en Collegeville, EE.UU, de la firma Pfizer. Foto: cortesía

Describe su experiencia en esta compañía como grandiosa por la cultura organizacional, basada en el respeto y la excelencia. El intercambio con la sociedad ecuatoriana ha sido el reto que asumió al interactuar con cámaras, entidades regulatorias, Colegio de Bioquímicos Farmacéuticos de Pichincha y convertirse en expositor.

Asegura que está devolviéndole a la sociedad lo que esta le dio y asumiendo un nuevo reto.

María José Andrade, oficial de la Cadena de suministro de calidad de Pfizer, cataloga a Eguiguren como un gran líder. “No es el jefe tradicional. Siempre busca que su personal se desarrolle. No le gusta quedarse con las cosas. Enseña e impulsa a tomar decisiones. Muchas de sus enseñanzas me ayudaron en un cargo en Panamá”.

Este afán le ha llevado a pensar que en esta etapa de su vida profesional debe dedicarse a la academia y compartir conocimientos.

Datos

Actividades. Le gusta la música clásica, instrumental y new age. Considera que a través de los instrumentos se debe comunicar un estado espiritual.

Deportes. No es deportista disciplinado, pero sí le ha gustado hacer bicicleta, caminar y jugar fútbol. Es hincha de Liga.

Familia. Está casado y tiene dos hijos.

Cátedra. En la UDLA y la UCE.

Una firma que marca hitos mundiales

Redacción Quito (I)
redaccion@revistalideres.ec

Pfizer es una empresa farmacéutica estadounidense. La fundaron, en 1849, los primos Charles Pfizer y Charles Erhart, inmigrantes alemanes, instalados en Nueva York.

Su primer producto fue la santonina, un tratamiento para combatir cierto tipo de parásito de la familia de las lombrices. Gracias al éxito en el mercado farmacéutico de este químico, permitió que en menos de 10 años la empresa produjera otros productos y preparaciones médicas, destacando el bórax, el alcanfor y el yodo.

En 1880 comenzó a fabricar ácido cítrico, que se convierte en su producto más importante. En 1942 Pfizer fue la primera industria en producir penicilina a escala industrial y en 1950 terramicina. Este fue el primer producto que llegó al público bajo el nombre de Pfizer. En 1998 lanzó otro medicamento hito para el consumidor masculino a escala mundial.

Según la pagina web de la empresa, la multinacional desarrolla 3 000 fórmulas de medicinas con receta, productos de consumo y vacunas que llegarán a más de 175 países, incluido Ecuador (50 años), trabajando en tiempo real, con investigadores de todo el mundo a través de la creación de Centros de Innovación Terapéutica, círculos académicos y profesionales de élite en 56 plantas de manufactura en diferentes parte del planeta.

Hace una inversión promedio de USD 7 000 millones al año para la investigación y desarrollo de medicamentos seguros y eficaces enfocados en áreas terapéuticas de alto impacto científico como salud cardiovascular, sistema nervioso, tratamiento de artritis reumatoidea, vacunas y otras áreas de la medicina en el mundo.