El aceite comestible usado que llega a la planta recicladora en canecas es filtrado para almacenarlo y luego exportarlo vía marítima a Holanda. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

El aceite comestible usado que llega a la planta recicladora en canecas es filtrado para almacenarlo y luego exportarlo vía marítima a Holanda. Foto: Galo Paguay / LÍDERES

Reciclan aceite de cocina para generar biodiésel

1 de agosto de 2018 08:49

El aceite de cocina que se desecha a diario en casas, restaurantes, hoteles, atuneras tiene un valor especial en Arc y Pieper.

Desde hace tres años esta empresa ubicada en Alangasí, al suroriente de Quito, compra el aceite comestible usado. Este producto, que llega en canecas de diversos tamaños, es filtrado y almacenado para luego exportarlo a Holanda.

El aceite sale en unas bolsas herméticas, que tienen capacidad para 23 toneladas, hasta el puerto de Guayaquil. Desde ahí se traslada el producto a Holanda, donde se lo transforma en biodiésel.

La iniciativa de emplear este producto comestible como materia prima para producir derivados surgió en el 2012, tras un estudio que realizó Bessel Pieper, gerente de Arc y Pieper.

Para este emprendedor nacido en Holanda, emplear este residuo en la producción de combustibles era una práctica conocida en su país, desde hace 45 años. Pero en Ecuador esto no ocurría.

Un estudio que hizo en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay identificó que el aceite era mal utilizado en otros procesos, arrojado a sumideros o en la basura común.

Estas prácticas representan un riesgo para la salud y el ambiente, refiere Ana Vega, gerenta de proyectos de la empresa.

Por esto, Pieper decidió construir una planta de reciclaje de aceite comestible usado. La iniciativa contó con el respaldo de Pro Ecuador de Rotterdam, Holanda. El proyecto se concretó en el 2015, tras invertir USD 250 000.

Desde entonces, Arc y Pieper recolecta el aceite comestible que se produce en las casas o en industrias. Entre sus usuarios están cadenas de restaurante, hoteles, hospitales, atuneras y otros. En total, cuentan con 1 600 clientes.

La Tablita del Tártaro ha entregado 2 400 litros de aceite desde que se inició el convenio en marzo de este año. A cambio, la empresa da mantenimiento a la trampa de grasa. “El servicio es ágil y confiable”, expresa William Medina, coordinador de Seguridad, Salud y Ambiente de esta cadena.

La firma Seafman, en cambio, entrega desde junio pasado el aceite que queda del procesamiento de atún. El residuo se junta en contenedores que tienen capacidad para una tonelada. Hasta la fecha ha entregado dos tanques.

El aceite que llega a la planta recicladora viene en canecas de 20 litros de capacidad mínimo. El proceso de recolección se hace en camiones en función de la disponibilidad de los clientes. El servicio se presta a escala nacional.

Por cada litro de este residuo Arc y Pieper paga USD 0,10.

La recicladora está registrada en el Ministerio de Ambiente con uso final: biodiésel. Esto les permite emitir un certificado de tratamiento y disposición de desechos. Este es un requisito para autorizar el funcionamiento de ciertos establecimientos.

Cada año, en promedio, se recolecta y exporta 2,3 millones de litros de aceite usado. Esto genera una facturación de alrededor de USD 580 000 al año.

Para quienes no utilizan aceite en cantidades industriales, las personas pueden dejar el aceite en botellas de plástico etiquetadas en los puntos de acopio autorizados por el Patronato San José de Quito. En este caso, por cada litro de aceite entregado Arc y Pieper entrega material didáctico para los Guagua Centros.

Con este tipo de acciones, Pieper y Vega espera mitigar en parte la contaminación y aprovechar este residuo para convertirlo en un recurso. Para este proceso cuentan con una certificación ISCC, emitida en Holanda.

Su labor les ha permitido ganar reconocimientos nacionales e internacionales. En este año recibieron la distinción Iniciativa Verde del Ministerio de Ambiente y el premio de calidad de Business Initiative Directions, en Suiza.

Además, se encuentran entre los 30 finalistas de los premios Latinoamérica Verde. Para este concurso se presentaron 2 733 proyectos de ocho países. La selección se hará en agosto.

Más adelante, las metas de Arc y Pieper son construir una miniplanta para producir biodiésel en Ecuador, junto con la Universidad Estatal de Bolívar; e implementar un sistema de microfranquicias para involucrar a las mujeres en el reciclaje de este residuo.