Pedro José Cruz (izq.), Juan José Nájera y Cristina Terán son los socios de Rock Candy. Foto: Jenny Navarro / líderes
Redacción Quito
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Ellos recrean la imagen de las empresas en caramelos

En un pequeño local ubicado en el norte de Quito se fabrican caramelos como se los hacía hace 200 años. El sitio pertenece a Rock Candy y Artesanal, un emprendimiento en donde literalmente el nombre de los clientes se transforma en caramelo.

El principal nicho de este negocio son los caramelos personalizados para empresas; esto es, dulces con su nombre, logo y colores corporativos. Entre sus clientes están Halliburton, Mr. Books y concesionarias de autos. Este segmento representa el 60% de su portafolio. También elabora dulces para campañas publicitarias, matrimonios, ferias, etc.

"Hay acogida, porque no es lo mismo regalar un jarro a los empleados, que no se sabe adónde irá a parar. Los caramelos seguro los van a disfrutar", indica Pedro Cruz, quien junto a Cristina Terán y Juan Nájera crearon esta microempresa.

Terán explica que Rock Candy fue la oportunidad para dejar las tareas del hogar y convertirse en empresaria. Ella también prepara el caramelo y se encarga de innovar los empaques del producto.

En este negocio el consumidor es testigo del proceso de elaboración del producto, pues está a vista de los clientes.

Para su preparación se utiliza azúcar, glucosa y agua que se combinan en las proporciones adecuadas para generar una especie de jarabe que se cuece a altas temperaturas. Luego, se enfría hasta que se cristalice y se amasa (primero en la mesa y después en un gancho). El siguiente paso es darle forma: Cruz utiliza tiras de caramelo de diferentes colores, que une según el diseño: nombres, frutas, etc.

Finalmente, se estira y corta en pequeñas piezas del tamaño de una moneda. En su forma final, parece que los diseños fueran impresos, pero en realidad se moldean a mano.

La técnica no es sencilla. Para perfeccionarla, los emprendedores contactaron a un experto asiático, cuyo nombre prefieren guardarlo en secreto. "Me atrevo a decir que es uno de los mejores carameleros del mundo", comenta Nájera.

La idea surgió hace siete años, pero se concretó en el 2012, cuando consiguieron el capital para montar el local. La inversión inicial fue de USD 80 000, que obtuvieron gracias al apoyo de dos familiares que confiaron en ellos.

Hace seis meses instalaron una isla en el centro comercial Quicentro Norte y en enero prevén abrir un nuevo local.

Uno de sus clientes es Patricio Álvarez, gerente de Álvarez Bravo Constructores. El empresario destaca tres fortalezas del producto: buen sabor, forma original y calidad. En Navidad sus compras aumentan. "Adquirimos entre 200 ó 300 frascos de caramelos".

El negocio en breve La facturación.  En el 2012 fue de USD 5 000 mensuales, hoy es de 15 000.

La producción.  Esta es de unos 500 kilogramos/mes, en promedio. El catálogo de productos está en elsitio www.rockcandyartesanal.com 9 empleados conforman la nómina con la que cuenta el negocio de Rock Candy.