Girón es uno de los cantones azuayos con mayor migración. En los nueve primeros meses del 2019 recibió USD 11,93 millones de sus migrantes. Ese dinero mueve la economía local. Foto: Xavier Caivinagua para  LÍDERES

Girón es uno de los cantones azuayos con mayor migración. En los nueve primeros meses del 2019 recibió USD 11,93 millones de sus migrantes. Ese dinero mueve la economía local. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

USD 49 125,5 millones recibió Ecuador por remesas en dos décadas

20 de enero de 2020 10:57

USD 49 125,5 millones recibió Ecuador por concepto de remesas en los últimos 20 años. Esos recursos representan -junto con las exportaciones e inversión extranjera- las principales fuentes de liquidez para mantener el esquema de dolarización.

Incluso, las remesas representaron 3,6 veces la inversión extranjera directa.

Este último rubro alcanzó los USD 13 562,25 millones, en estas dos últimas décadas, de acuerdo con cifras del Banco Central del Ecuador.

Según Rodrigo Mendieta, analista económico y experto en temas migratorios, las remesas tienen dos impactos fundamentales para el Ecuador. El primero es el ingreso de divisas para la economía y la dolarización.

El otro, en cambio, está más enfocado a nivel microeconómico. Mendieta explica que ese dinero ayuda a las familias de los emigrantes para enfrentar, sobre todo, las condiciones económicas adversas en el Ecuador. “Cuando se han registrado crisis en el país, el volumen de remesas ha crecido. Es decir, es una fuente de compensación cuando existe recesión”.

No existen estudios últimos sobre el impacto en cada uno de los sectores de la economía. En el 2014, Mendieta publicó su libro ‘Remesas y disparidades económicas territoriales. Caso ecuatoriano’. Allí, se determinó que esos recursos se destinaron, principalmente, al consumo y muy poco a la inversión. En ese sentido, las remesas se han dirigido fundamentalmente a la adquisición de vehículos, electrodomésticos, construcción y mobiliario.

Para el directivo de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces de Azuay, Marco Rodríguez, antes de la dolarización los emigrantes tenían mayor poder adquisitivo por las constantes devaluaciones del sucre. Eso les permitía acceder a inmuebles más grandes y pagar de contado.

Ahora, cuenta que mandan para la entrada y el resto se endeudan con créditos hipotecarios en cooperativas de ahorro y crédito, mutualistas o bancos.

Según Rodríguez, en la actualidad buscan inmuebles renteros en las zonas urbanas y que oscilen entre USD 90 000 y 160 000. “Antes no les importaba tener grandes casas abandonadas en sus comunidades y sin tener los servicios básicos”.

Él considera que entre el 40% y 50% de los inmuebles que se comercializan en Azuay son adquiridos por emigrantes o sus familiares residentes en el país.

En el caso de la venta de vehícu­los, el director ejecutivo de la Cámara de la Industria Automotriz Ecuatoriana (Cinae), David Molina, asegura que no existe un estudio que demuestre la relación entre remesas y compra de automotores. “La liquidez externa que hubo en la economía sí fue un factor y allí pueden estar las remesas”, pero insiste en que no fue fundamental.

Guayas, Azuay, Pichincha y Cañar son las provincias que más remesas han recibido. En los tres primeros trimestres del año pasado, esas cuatro jurisdicciones obtuvieron el 74% de los USD 2 391,34 millones, que llegaron por concepto de remesas.

Los recursos que envían los emigrantes residentes en Estados Unidos representaron el 58,3% del total de remesas en el 2019. El 24,8% provino de España y el 4,8% desde Italia. Son los tres principales destinos migratorios de los ecuatorianos.

Según Mendieta, el impacto en el desarrollo económico ha sido más evidente en las provincias más pequeñas. Es decir, se siente más en Cañar que en Pichincha, Guayas y Azuay, debido a su potencial y la cantidad de recursos económicos que tienen.

En las provincias pequeñas, explica, han tenido un rol fundamental para su desarrollo. En el caso de la inversión, la poca cantidad se ha destinado en función de la estructura productiva de cada región, explica Mendieta. Pone como ejemplo que en Azuay se destina a actividades manufactureras, metalmecánica y turismo. En cambio, en Cañar más al ámbito comercial. Es otro de los resultados de su investigación.

Las remesas dieron paso a negocios

Redacciones Cuenca, Ambato y Quito (I)

Las remesas de los migrantes ecuatorianos están marcadas por grandes sacrificios, trabajo intenso y recompensas que llegaron con el tiempo. Más allá de los números se encuentran historias de mujeres y hombres, de familias, de poblaciones que están conectadas por las remesas.

Los primeros migrantes del cantón azuayo de Girón salieron hace más de 40 años hacia Estados Unidos. Entre esas familias estuvieron Marco Gómez y su esposa Mariana Chimbo, quienes dejaron el país hace más de 30 años. Cinco años después, con el nacimiento de sus dos hijos, regularizaron su permanencia.

La primera inversión que realizaron en su natal Girón, con el dinero que ahorraron fruto de su trabajo, fue la adquisición de 18 hectáreas en la comunidad de El Pongo, a 7 kilómetros del centro cantonal. Poco a poco adecentaron la propiedad, que era una especie de montaña y hasta abrieron una vía. Construyeron dos vi­viendas, huertas y un pastizal para el ganado.

La última inversión que empezó hace tres años es la construcción de un complejo deportivo, que incluye hasta un equipo de fútbol, con una inversión superior a los USD 300 000. En la actualidad avanzan en la construcción de una casa para hospedaje, para potenciar el turismo.

Danny Gómez está al frente del complejo Deportivo San Pedro de El Pongo, en Azuay. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Danny Gómez está al frente del complejo Deportivo San Pedro de El Pongo, en Azuay. Foto: Xavier Caivinagua para LÍDERES

Danny Gómez tiene 23 años y está al frente del complejo Deportivo San Pedro de El Pongo. Él cuenta que todo lo han hecho con el trabajo de sus padres fuera del país. “Ellos piensan algún día regresar para quedarse”. Mariana Chimbo permanece más tiempo en Ecuador, mientras que su esposo aún sigue laborando como jefe en la construcción.

En Tungurahua hay otras historias. Darwin Montero es oriundo de Baños de Agua Santa y abandonó el país junto con sus hermanos Bryan y Mirian en el 2001. Los tres salieron en dirección a la ciudad de Cartagena perteneciente a la provincia de Murcia, en España.

El esposo de Mirian los esperaba con un posible trabajo. El hombre laborada en un empresa de construcción de modulares, puertas y muebles de madera. Al principio trabajaron como repartidores de publicidad y luego fueron parte de la empresa. Montero ganaba unos 700 euros al mes.

Él recuerda que su salida del país fue por la falta de plazas de trabajo en Baños y Ambato, la crisis económica y la evacuación de los pobladores de Baños por la reactivación del volcán Tungurahua. “Para poder viajar hicimos un préstamo al chulquero, de USD 6 000. No sé cuánto se pagó al final por los altos intereses”.

Los hermanos trabajaron en la carpintería por 12 años, en España. Mientras sus esposas lo hacían como meseras, empleadas domésticas, cuidando personas de la tercera edad y otros oficios. Una parte del dinero que recibían fue enviada al país y otra se invirtió en la compra de un departamento.

Darwin Montero emigró a España. Ahora tiene con sus hermanos un negocio de carpintería. Foto: Fabián Maisanche / LÍDERES

Darwin Montero emigró a España. Ahora tiene con sus hermanos un negocio de carpintería. Foto: Fabián Maisanche / LÍDERES

En los mejores momentos, Montero llegó a ganar hasta 1 200 euros sumando horas extras. De ese dinero enviaba como remesas al Ecuador entre 300 y 500 euros mensuales.

“La crisis económica afectó a España desde el 2008. La empresa en que trabajamos cerró y había pocas plazas donde laborar, por lo que decidimos regresar al país”.

A su retorno emprendieron con sus ahorros en un negocio de carpintería con el apoyo de sus hermanos. La inversión fue USD 35 000. Los rubros se destinaron a la compra de materia prima, maquinaria y otros. Además de dar a trabajo a ocho personas y tener dos almacenes de exposición de los productos de MaderMon.

“Hemos logrado posicionar nuestra marca y nuestros productos son requeridos en la provincia y en otras ciudades”, dice Bryan.

Otro testimonio es el de Santiago Montesdeoca, que ahora tiene la cafetería y bar restaurante Don Quijote, en Ibarra. El emigró a España a finales de 1999, cuando estaba en primer año de universidad. Una fractura de tibia y peroné le tenía complicado y decidió cruzar el Atlántico. Llegó a Castilla La Mancha. “No tenía necesidades, pero me dijeron que allá pagaban bien y me fui”.

Montesdeoca dejó sus estudios y con 18 años se marchó. En España se desempeñó en varios oficios. Fue camarero, cosechó aceitunas y uvas, plantó pinos y también hizo trabajos de albañilería. Tras obtener su permiso de residencia se fue a la isla Menorca. Allí vivió casi 18 años, trabajó como cocinero y desde el primer día pudo enviar remesas a su familia.

Al llegar tenía ingresos por unos 500 euros al mes. Pero en Menorca alcanzó a ganar hasta 1 750 euros. Esos ingresos le permitieron vivir bien y ahorrar. Esos euros se convirtieron en remesas y fueron la base de su actual negocio. “Volví el año pasado y monté la cafetería-restaurante hace ocho meses”. Allí invirtió USD 120 000, fruto de su trabajo en España.