Con los residuos líquido ácidos que s egeneran al producir tofu se trata de producir biogás. Foto: Archivo / LÍDERES

Con los residuos líquido ácidos que se generan al producir tofu se trata de producir biogás. Foto: Archivo / LÍDERES

El residuo del tofu se transforma en electricidad verde en Indonesia

13 de mayo de 2016 09:21

Tres hombres de la aldea indonesia de Kalisari sudan la gota gorda delante de calderas que borbotean. Preparan tofu, cuyos residuos se usan para producir electricidad “verde”.

Los habitantes de esta aldea repiten los mismos gestos desde hace generaciones. Baten la leche de soja mezclada con coagulantes, escurren los residuos y cortan la pasta blanca en cuadrados. Así se fabrica el tofu, un alimento básico en la alimentación en Asia.

Desde hace unos años, esta práctica ancestral se ha enriquecido con una nueva etapa: ahora los residuos líquido ácidos no se tiran, se tratan para producir biogás barato que servirá para alumbrar y para cocinar. La aldea sueña con ser un día autosuficiente en electricidad.

Son ya 150 las pequeñas empresas de tofu, la mayoría de ellas en manos de familias, que se acogen a este plan innovador.

Siguen el siguiente proceso: una vez que se cuaja la leche (gracias al ácido acético) , se escurre el jugo. Este “ agua ” se evacua por canalizaciones conectadas a grandes cubas, en las que las materias orgánicas fermentarán gracias a la introducción de una bacteria. Así se fabrica el biogás. Hacen falta grandes cantidades de agua: unos 33 litros por kilo de queso de soja.

Entre los principales beneficiarios de esta pequeña revolución figuran los productores de tofu, otrora dependientes de los suministros esporádicos de gas natural o de madera para alimentar los hornos.

“Las ventajas son enormes” , se congratula Waroh, un productor de tofu de la aldea.



Reducir las emisiones 



Para los lugareños, esta energía es tres veces más barata que el gas licuado del petróleo y además reduce las emisiones de dióxido de carbono. Indonesia es uno de los mayores contaminantes del mundo.

Si la producción se extiende a todo el país, más de 56.000 toneladas de combustibles fósiles pueden sustituirse cada año por este biogás, estima la agencia pública de las tecnologías.

Un optimismo compartido por la oenegé holandesa Hivos, que instaló en Indonesia 20.000 digestores, unas cubas que producen biogás mediante un proceso de metanización de desechos orgánicos.

“Hay miles de productores de tofu en el país. Hay mucho potencial”, explica a la AFP Robert de Groot, que dirige el programa de desarrollo de Hivos.

A escala de Indonesia, país del sudeste asiático muy dependiente de las energías fósiles, el potencial de producción de electricidad con fuentes no convencionales como el tofu es inmenso, afirman los expertos.

Por el momento, las energías renovables sólo producen la ínfima parte de la electricidad de este archipiélago de 17.000 islas e islotes en el que viven 255 millones de habitantes. El gobierno quiere alcanzar el 25% del total antes de 2025.

Si bien la mayoría de los proyectos se centran en la energía solar y eólica, algunos indonesios la fabrican a partir del sorgo o de los excrementos de los cerdos.

La iniciativa de Kalisari es una de las más originales. En la aldea la producción de biogás contribuye a reducir los daños causados al medio ambiente por la producción de tofu. Antes miles de litros de aguas residuales acababan en los ríos y contaminaban los arrozales.

“El medio ambiente, aquí, estaba muy contaminado”, declara a la AFP el jefe de la administración local Aziz Masruri, mostrando un río al que arrojaban los residuos líquidos de tofu. “Afectaba a la agricultura y el agua apestaba”.

Desde que se recoge el líquido opaco y nauseabundo para el biogás, el río está más limpio.