El Willow Team, integrado por estudiantes y tutores recibió reconocimientos en el Municipio de Riobamba y en la Espoch por las representaciones internacionales en Dubái e Italia. Foto: Glenda Giacometti / Lideres

El Willow Team, integrado por estudiantes y tutores recibió reconocimientos en el Municipio de Riobamba y en la Espoch por las representaciones internacionales en Dubái e Italia. Foto: Glenda Giacometti / Lideres

Él emprende utilizando la robótica

22 de octubre de 2018 09:09

Willow, un robot terapéutico diseñado para el tratamiento psicológico de los niños con síndrome de Asperger o autismo, es el proyecto más sobresaliente en la lista de inventos de Cristian Arellano y otros tres estudiantes de la Escuela Superior Politécnica de Chimborazo. Él fue designado por la Fundación Hult Prize como el nuevo Campus Director de esa academia.

Esa designación llegó tras obtener con su equipo varios premios, y luego de representar al Ecuador en torneos internacionales, cursos y ponencias en Dubái, Italia, Estados Unidos y El Salvador.

Cristian tiene 22 años, una personalidad inquieta y una mente que no para de crear. Él cursa el noveno semestre de la carrera de Ingeniería Electrónica y es parte del grupo Fábrica de Ideas de la Espoch, que busca solucionar los problemas sociales del mundo con propuestas innovadoras.

Él empezó a diseñar prototipos en el 2015. La inspiración llegó tras visitar la Fundación Fe y Alegría en su natal Santo Domingo, donde se educan niños y jóvenes con discapacidades.

“Vimos que con nuestro talento podíamos ayudar a estos niños. Empezamos a investigar sobre algunos trastornos y así fue como surgió Willow, no nos imaginábamos el éxito que íbamos a tener”.

Apenas cursaba el tercer semestre de su carrera, cuando se alió a Jeferson y a Daniel Vallejo, estudiantes de la Facultad de Ingeniería Electrónica, y a Jesenia Moreano, de la Facultad de Administración de Empresas, quienes forman parte del Willow Team.

Además, junto a su coterráneos Jeferson y Daniel, formó la empresa Danosos Company, que ofrece cursos de robótica para niños y jóvenes y asesoría en cualquier tipo de proyecto electrónico. La empresa funciona con más fuerza durante la temporada vacacional y está ubicada en Santo Domingo.

El primer éxito con sus creaciones lo obtuvieron en la feria de Ciencia, Innovación y Tecnología organizada por el Municipio de Riobamba en el 2016. Willow obtuvo el primer lugar y los chicos ganaron un capital semilla de USD 7 000, que impulsó el crecimiento de la empresa.

El dinero se invirtió en la compra de dos impresoras 3D, servomotores y otras piezas para continuar desarrollando ideas. La adquisición de los nuevos materiales permitió mejorar el diseño y la funcionalidad de Willow y así entrar en el concurso local de Hult Prize Ecuador.

A finales del 2016 el equipo ganó el primer premio otorgado por esa Fundación, y viajó a Dubái para representar al Ecuador en el torneo mundial. Allí Willow se presentó como una herramienta útil para las terapias psicológicas que requieren los más de 10 millones de refugiados en el mundo.

El robot funciona como una especie de juguete que es manejado por terapeutas especialistas a través de una conexión a Internet, desde cualquier parte del mundo.

Además, se comprobó que el artefacto reduce el tiempo de terapias de cinco a dos años.
Aunque en Dubái no obtuvieron el premio, el concurso fue una vitrina para difundir su creación.

Tras esa presentación, Cristian fue invitado por la Universidad de Oriente, en El Salvador, como ponente en un congreso tecnológico. Luego, obtuvo una beca otorgada por la Embajada de Estados Unidos en Ecuador, para tomar un curso sobre emprendimiento social, que duró dos meses y que se dictó en la Universidad de Miami.

Allí también participó en un concurso, y obtuvo un capital semilla para promover un emprendimiento turístico en una comunidad indígena de Tena.

Juan Carlos Pomaquero, uno de los tutores de Fábrica de Ideas, lo describe como un joven curioso y activo que ha evolucionado a pasos agigantados por su dedicación y creatividad.

“Él puede llegar hasta donde se proponga. Es muy emprendedor y estoy seguro que al terminar su carrera tendrá muchos más éxitos con su empresa”, dice Pomaquero.