Un grupo de empleados de GMS se entretiene jugando futbolín. La compañía tecnológica también habilitó un espacio para que sus colaboradores jueguen con videojuegos. Foto: Eduardo Terán / LÍDERES.

Un grupo de empleados de GMS se entretiene jugando futbolín. La compañía tecnológica también habilitó un espacio para que sus colaboradores jueguen con videojuegos. Foto: Eduardo Terán / LÍDERES.

Las salas de juegos se metieron a las oficinas

8 de February de 2015 15:13

Jugar en la oficina dejó de ser un tabú. El ocio momentáneo dejó de ser un enemigo de la productividad, uno de los más grandes temores en las empresas. Ahora, cada vez es más frecuente que las firmas le apuesten a los centros de entretenimiento o ‘amenities’.

De hecho, divertirse es un requisito en las empresas cuyo mayor porcentaje de trabajadores son jóvenes de la generación Y o también conocidos como ‘millenials’ (nacidos entre 1980 y 1995).

Esta tendencia inició en compañías tecnológicas como Google o MercadoLibre.com, en la región. Pero no solo se trata de espacios de juego, también son salas de descanso, espacio multiusos, gimnasio, salas de ‘brainstorming’ (lluvia de ideas), guarderías y salas de lactancia, son solo algunas de las propuestas de los nuevos entornos laborales.

Según una encuesta de la International Facility Management Association (IFMA, una asociación global que reúne a profesionales de gestión de edificios), que se realizó el año pasado, los ‘amenities’ más comunes son salas de descanso (93%), espacios multiusos (72%), gimnasios (54%), servicios de cafetería y comida (52%), guarderías y salas de lactancia (50%) y salas de estar (39%).

Pilar Moncayo, presidenta de la Asociación de Gestión Humana del Ecuador (AGHE), señala que estos espacios en las organizaciones sirven para que los colaboradores puedan distraerse y salir de la rutina diaria.

El tener espacios de diversión, dice la especialista, permite que las personas tengan más compromiso y motivación para continuar con su jornada laboral. La implementación de estos ambientes deben estar ligados a una estrategia comunicacional de la empresa.

Para las nuevas generaciones, la parte recreativa es fundamental por lo que las empresas deben adaptar los lugares de trabajo.

En el país, agrega Moncayo, las empresas que están a la vanguardia en este tipo de espacios son las firmas tecnológicas, las agencias de publicidad, el sector bancario, la construcción y petroleras.

Empresas de otros sectores, que se dedican a la manufactura y deben cumplir con metas de producción diaria, no implementan estos lugares. “Todo depende del giro del negocio”, dice Moncayo.

En agosto del año pasado, la empresa tecnológica GMS inauguró sus renovadas oficinas en Quito. El nuevo espacio de trabajo cuenta con una sala de juegos que posee un futbolín, mesas recubiertas con vidrio para escribir lluvias de ideas y un PlayStation 3.

María de los Ángeles Andrade, gerenta de Recursos Humanos de la firma, indica que el espacio ha fomentado el trabajo en equipo y mejoró la productividad.

En principio, Andrade describe que los colaboradores se quedaban demasiado tiempo jugando futbolín o videojuegos. Pero ahora, han equilibrado el espacio que le dedican a cada actividad.

Uno de los aspectos positivos en los que ha favorecido la sala de juegos, explica Andrade, es que se organizan campeonatos que fomentan el compañerismo. “Las horas en las que más se juega es luego del almuerzo o a la hora de salida de la oficina”.

En Grupo Provedatos también cuentan con una sala de juegos desde hace seis meses.
Esta firma tecnológica implementó una cafetería con una mesa de pimpón para la distracción de sus empleados. En 15 días, contarán con una cancha de minigolf en la terraza de su edificio.

Rafael Meneses, gerente de Provedatos, dice que gracias a esta iniciativa se fortalecen los equipos de trabajo y se mejoran los lazos de amistad.

“La empresa cuenta con 90 empleados y muchos de ellos ni se saludaban. Gracias a ello, se conocen más y han nacido amistades”.

Meneses añade que no han establecido reglas para el uso de la mesa de pimpón. Pero aclara que luego de unas semanas de haber implementado este espacio las normas se establecieron solas.

“En el primer mes notamos a los empleados que no hacían buen uso del espacio, se quedaban demasiado tiempo, por lo que se les llamó la atención. Luego de eso no hemos tenido más problemas”, asegura Meneses.

En Location World también cuentan con una ‘amenitie’. Antonio Morales, gerente de Location World, otra empresa tecnológica comenta que disponen de una cafetería con juegos de mesa; debido al espacio en ese lugar suprimieron los videojuegos.

Desde su experiencia, Morales sostiene que estos espacios contribuyen para que los empleados “recarguen baterías”.

Bolívar Muñoz, especialista en gamificación o ludificación del trabajo, cuenta que este tipo de tendencias nacieron en Google, EE.UU. Sin embargo, su propuesta es que todo el trabajo debe ser visto como un juego; se debe realizar una analogía con algún deporte para conseguir mejores resultados.

Jugar en el trabajo, ¿y el desempeño?
Arturo Castillo. Profesor de yoga y experto en RRHH

Algunas empresas están concibiendo espacios de recreación para sus trabajadores. Más propiamente, están preparando ambientes para que los adultos jueguen.

Se pensaría que se trata de un cambio de mentalidad, pues comúnmente se tiene la convicción de que no hay nada más mortalmente serio que el trabajo, nada más adulto que el acto de trabajar. Es decir, trabajo y juego se conciben como antípodas; infancia y adultez, como polos irreconciliables, sin conexión alguna.

Obviamente, la psicología se ha encargado de desvirtuar tales prejuicios. En realidad, en innumerables ocasiones, ciertas experiencias de la infancia siguen incidiendo en la vida adulta de los sujetos. Y quizás no hay reconciliación más plena, mejor forma de salvar ese abismo, que el juego. El adulto que juega, si juega de manera genuina, sin los propósitos adultos, se acerca a su infancia.