Segundo Cuji, Héctor Pagalo y Sandra Pagalo muestran la bebida que produce Sarvi, en Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Segundo Cuji, Héctor Pagalo y Sandra Pagalo muestran la bebida que produce Sarvi, en Riobamba. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Cristina Marquez
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Sariv cree en la chicha de maíz morado

30 de mayo de 2016 09:47

El sabor dulce y las propiedades energéticas de la chicha morada motivaron a los agricultores de tres parroquias de Riobamba a iniciar una empresa comunitaria. Sariv es un emprendimiento asociativo que busca rescatar y difundir esta bebida.

La empresa elabora y comercializa dos tipos de chicha hecha a base de maíz morado andino, una variedad nativa de la serranía que estuvo cerca de desaparecer debido al poco valor que tenía en los mercados locales.

Los agricultores plantaban esta variedad meses antes de finados, pero incluso en esas fechas las ventas eran bajas pues aparecieron en el mercado una variedad de harinas precocidas, con aditivos y saborizantes para preparar la tradicional colada morada.

La chicha de jora preparada con maíz morado, que antaño solo se consumía en celebraciones especiales, fiestas andinas y ceremonias rituales, también dejó de prepararse. La tradición empezó a desaparecer cuando las gaseosas y otras bebidas azucaradas coparon las vitrinas de las pequeñas tiendas en las comunidades.

Eso se reveló en un estudio realizado por la Fundación Andinamarka y la Asociación Kamachw Provincial Chimborazo, organizaciones que trabajan en la recuperación de la soberanía alimentaria y el rescate de alimentos andinos.

De hecho, el emprendimiento surgió como una respuesta a los resultados alarmantes de esa investigación. “Quisimos ofertar una bebida saludable como alternativa a todos los refrescos hechos con grandes cantidades de azúcar, colorantes y saborizantes artificiales”, dice Segundo Cuji, presidente de la Asociación.

Así, se unieron 15 socios y 23 agricultores de Cacha, Licto y Calpi. Ellos consiguieron donaciones de organizaciones no gubernamentales, aportaron sus ahorros y solicitaron un préstamo a la Corporación Financiera Nacional para iniciar el negocio.

Lograron sumar USD 145 000 que invirtieron en la adquisición de equipos para la planta de producción, ubicada en la comunidad Bayushí, a 10 minutos de Calpi. En el mercado no habían maquinarias para elaborar chicha, pues ninguna otra empresa la produce en el país. Fue necesario diseñar equipos exclusivos.

Transformar la receta tradicional de la chicha de jora y la chicha morada en una bebida comercial no fue una tarea fácil.

Una comisión se dedicó a investigar las recetas y procesos de preparación durante un año. Colaboraron todos los abuelos y papás de los socios. Además, en el país no había información sobre el maíz morado, ni investigaciones sobre su uso en la industria alimenticia.

“Buscamos el respaldo de las Universidades de Riobamba pero nadie sabía cómo procesar el maíz morado. Para empezar nuestra producción tuvimos que estudiar y prepararnos por nuestra propia cuenta”, afirma Sandra Pagalo, administradora de Sariv.

La empresa se inició en el 2010, pero empezaron su producción a finales del 2011. En un inicio solo elaboraban 100 litros mensuales de los dos tipos de chicha. En la actualidad producen 400 litros que se distribuyen a los centros comerciales Camari en Quito y a las ferias artesanales de Riobamba. La chicha se vende en una presentación de 330 mililitros y cuesta USD 0,70.

En la planta de producción laboran cuatro personas que se encargan de todo el proceso de elaboración. Primero lavan y seleccionan el maíz, luego lo cocinan y procesan para obtener los dos tipos de bebida.

La chicha morada es más ligera y se envasa después de ser procesada. La chicha de jora, en cambio, se deja fermentar al menos siete días antes de envasarse. Por eso su sabor es más intenso. Las ganancias se convertirán en capital semilla para nuevas ideas.