La empresa Solubles Instantáneos, con planta procesadora en Guayaquil, comenzó un programa de incentivos para productores cafetaleros en Santa Elena. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.

La empresa Solubles Instantáneos, con planta procesadora en Guayaquil, comenzó un programa de incentivos para productores cafetaleros en Santa Elena. Foto: Mario Faustos / LÍDERES.

El sector cafetalero pasa por una transición

23 de agosto de 2015 15:32

Pocos cultivos agrícolas tienen la cualidad de crecer en las cuatro regiones del Ecuador. El café es uno de ellos.

La única provincia del Ecuador en la que no crece la planta es Tungurahua, señala Javier Villacís, gerente del Proyecto de Reactivación de Café del Ministerio de Agricultura (Magap).
Incluso en Galápagos hay cultivos de este tipo. Pero a pesar de esa cualidad, y de que la demanda mundial de café no se ha contraído, las cifras de producción y exportación que alcanza este producto agrícola han decrecido en los últimos tres años entre un 15 y 20%, sostiene Pablo Pinargote, gerente general de la Asociación Nacional de Exportadores de Café.

En ese contexto, las iniciativas para reactivar al café ecuatoriano vienen desde los sectores privado y público.

El Magap ha invertido USD 20 millones desde el 2012, cuando comenzó el proyecto de reactivación. El programa contempla la renovación de 135 000 hectáreas hasta el 2021, cuenta Villacís.

Otra iniciativa es la que emprendió en febrero la empresa procesadora Solubles Instantáneos en Guayaquil. El presidente de esta compañía, Jorge Salcedo, cuenta que debido a que la oferta de café ecuatoriano no compensa la demanda, la empresa invertirá unos USD 220 000 para reactivar 66 hectáreas de café en la provincia de Santa Elena.

“Entregamos insumos, abono, asistencia técnica por tres años. Así tenemos la seguridad de que se van a hacer bien las cosas y la garantía de que van a tener un comprador de su producción”, sostiene Salcedo.

La época dorada del café ecuatoriano, cuando Ecuador producía 2 millones de sacos al año, se apagó a finales de los años ochenta y no ha vuelto ha alcanzar esa cifra, desde que en 1989 se rompió el Acuerdo Internacional de Café, que regulaba mediante un sistema de cuotas el comercio internacional del grano.

En el primer semestre de este año, las exportaciones de café sumaron USD 5 millones, mientras que en el mismo período del 2013, la cifra fue de USD 16 millones, de acuerdo con datos del Banco Central del Ecuador.

“Estimamos que el sector este año va a decrecer el 60% tomando en consideración que en el 2012 que empezaron los problemas del sector”, sostiene Pinargote.

Los actores de la cadena productiva coinciden en tres factores que han perjudicado el desarrollo del sector: los precios, la baja productividad por hectárea y el hongo conocido como Roya.

Eloy Torres, caficultor de Sucumbíos, dice que los USD 0,75 que las industrias procesadoras pagan por libra de café no son suficientes para mantener la actividad. “¿Por qué al consumidor final le cobran tanto y el productor recibe tan poco?”, se cuestiona.

La productividad promedio de café en Ecuador es de cinco quintales por hectárea. En el 2014, indica Villacís, se produjeron unos 300 000 sacos. “Este año esperábamos llegar a los 500 000, pero por los factores climáticos, tal vez solo lleguemos a 350 000”, indica el funcionario del Magap.

Víctor Salas, presidente la Asociación de Productores de Café de altura de Espíndola y Quilanga (Procafec), explica que la baja de productividad en las plantaciones obedece a la falta de tecnificación de los caficultores y a que las plantaciones se envejecieron.

“En la década de los noventa bajó la producción, la tierra se empobreció”, recuerda Salas.

Otro problema, según Vinicio Dávila, presidente de la empresa Cafecom, es que los productores del grano son pequeños. “En promedio tienen dos hectáreas por familia y les hace falta recursos económicos para comprar insumos, para fertilizar y tratar bien sus cafetales”.