La Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó esta posibilidad hace seis años, aunque poco caminó. Hoy, tras la pandemia, el tema vuelve a salir a escena. Foto de la página www.freepik.es

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) planteó esta posibilidad hace seis años, aunque poco caminó. Hoy, tras la pandemia, el tema vuelve a salir a escena. Foto de la página www.freepik.es

Semana laboral de 4 días ¿es posible?

21 de octubre de 2020 13:02

La propuesta la lanzó, hace seis años, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero en ese momento no se hicieron mayores esfuerzos por concretarla. Hoy, tras los impactos económicos de la pandemia, gobiernos y analistas vuelven a sacar a la luz la posibilidad de que los países se acojan a un esquema de semana laboral de cuatro días.

En el 2014, el especialista de la entidad, John Messenger, aseguró que las largas jornada de trabajo estaban impactando en la salud de los seres humanos. Asimismo, planteó la posibilidad de que una semana laboral más corta podría generar más empleos y de mejor calidad, aun durante las crisis.

Menos horas de trabajo aumentan la motivación, disminuyen el ausentismo y reducen el riesgo de errores y accidentes laborales”, argumentó en su momento. De esta manera refutó el pensamiento de que mientras más se trabaja más se produce.

Con esta última tesis coincide Daniel Montalvo Figuero, director de la maestría en gestión del Talento Humano de la Universidad de las Américas (UDLA). Él asegura que este momento el trabajo por resultados es una realidad para las empresas, por lo que no es necesario cumplir un horario rígido. No ve descabellada la idea de una semana laboral corta.

Además, agrega, el salario no tiene por qué reducirse ya que se realiza el mismo trabajo en un tiempo más reducido, por lo tanto habría más eficiencia.

“Las personas entienden, actualmente, que deben cumplir una serie de responsabilidades y que eso lo pueden hacer en el tiempo que ellos consideren adecuado. La idea es que haya resultados”, detalla. Además, comenta que hay gente que incluso antes de la pandemia ya hacía sus tareas más rápidamente pero se quedaba en la oficina a cumplir un horario.

Esto le pasaba a Andrea Paredes, quien antes de la pandemia laboraba como asistente administrativa en una empresa privada. En la anterior normalidad, todo su trabajo estaba listo los jueves tarde. “Los viernes eran eternos en la oficina, por lo que ayudaba a otros. Busco hacer las cosas bien y rápido. Una semana de cuatro días sería excelente para mí”.

Tras la pandemia cayeron los prejuicios hacia formas de laborar más flexibles, como el teletrabajo, o la posibilidad de que el empleado organice su tiempo y cumpla las metas corporativas en un plazo fijado. Asimismo, la idea se entiende como una vía para la recuperación económica; la posibilidad de que la gente sea más productiva en menos tiempo permite impulsar, en algo, el consumo y turismo interno.

“La reducción podría beneficiar a sectores que han sido de los más afectados en la pandemia”, señala Santiago Saa, socio de la consultora de talento humano Human Brand y docente universitario. Agrega que con tiempo libre para gastar, incluso algo mínimo, se dinamizaría la economía y se podrían mantener los puestos de trabajo o crearse otros.

Claro está, que el mecanismo no es aplicable a todas las áreas de una organización, ni a todos los sectores productivos por los costos extras que generaría el tener que ampliar los equipos para laborar fuera del horario regular.

Gobiernos de países como Nueva Zelanda, Canadá, Japón, entre otros, ya se han planteado la posibilidad de una semana laboral de cuatro días. A diferencia de la propuesta de OIT, sin embargo, algunos han planteado este esquema como una forma de reducir salarios y bajar el peso de la crisis.

Empresarios como Cristian Ponce, dueño de una industria de productos de limpieza, aseguran que aplicar un ajuste de este tipo en el país es complejo, precisamente por el impacto en salarios y aportes a la seguridad social. Este momento, dice, es complicado que los trabajadores enfrenten más ajustes en cuanto a ingresos.

Para la psicóloga y grafólaga empresarial María Elena Troya, gerenta de la firma Capital Humano, ajustar la semana pensando de esa manera puede generar una afectación de las relaciones productivas entre el trabajador y el empleador. La iniciativa debe enfocarse, dice, en reducir la sobrecarga laboral, evitar las enfermedades profesionales y más.

“Las empresas que lo hagan deben buscar calidad en el trabajo. Para hacerlo deben ajustar sus indicadores”, de tal manera que siga obteniendo los resultados económicos esperados, señala.

De aplicarse la metodología, además, los departamentos de recursos humanos deben comunicar a los trabajadores que la decisión no está relacionada con poca eficiencia o que están en un paso previo al despido. “Si se hacen mal las cosas, el personal puede caer en un duelo laboral”, dice Troya.

Asimismo, los empleados que enfrenten una semana reducida pueden usar el tiempo que les sobre en realizar consultorías, generar emprendimientos o buscar una actividad laboral flexible, a decir de Eddy Troya, de la firma en recursos humanos Human Plus.

1 Día de trabajo menos a la semana ayuda al distanciamiento social a las empresas que no pueden teletrabajar.