Segundo Guamán es uno de los talabarteros que mantienen esta tradición, en la capital de Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Segundo Guamán es uno de los talabarteros que mantienen esta tradición, en la capital de Chimborazo. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

Cristina Marquez
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La talabartería toma aire en Chimborazo

21 de junio de 2017 15:51

Para las ocho talabarterías que funcionan en Riobamba, febrero y abril son los meses de mayor movimiento comercial. El Carnaval y las fiestas de independencia de la capital de Chimborazo se festejan con desfiles de chagras, rodeos y concursos de ganaderías que convocan a habitantes de la ciudad y a turistas.

Esta tradición, que recientemente fue declarada parte del Patrimonio Intangible de Riobamba, ahora cuenta con más aficionados y se celebra con más frecuencia. Eso impulsó el crecimiento de pequeños negocios que proveen a los chagras de accesorios de cuero para su vestimenta y de la indumentaria que utilizan los caballos.

Los chagras son personajes que surgieron en la época de la Colonia, cuando se inició el trabajo agrícola y ganadero en las haciendas. Este personaje viste un zamarro de piel, botas, un poncho rojo de lana de borrego, una bufanda blanca y un sombrero.

Esta ropa es parte del atuendo originario de la cultura Puruhá, pero debido al intenso frío de los páramos y a la comodidad de la ropa, también fue adoptada por los colonos españoles que arribaron al país con ganado vacuno.

Los trajes originales que utilizaban antaño se distinguen por la simpleza de los acabados y el uso de pieles tradicionales como borrego, res, venado y camélidos. Esos son los preferidos por los hacendados y sus trabajadores.

Sin embargo, los jinetes más jóvenes prefieren diseños más decorados y personalizados. Ellos piden por ejemplo, sus iniciales o nombres de las ganaderías grabados en el cuero del cinturón y en los accesorios para el caballo.

También se elaboran otros accesorios con pieles exóticas y diseños extravagantes, que usualmente adquieren cantantes indígenas que buscan llamar la atención con sus atuendos. “Hay para todo ­gusto y de distintos precios”, explica Francisco Guzñay a
sus clientes.

Él es uno de los artesanos más reconocidos de la provincia por la finura de sus acabados y su experiencia trabajando con pieles de todo tipo. Guzñay ofrece zamarros, monturas, riendas, fuetes y todo lo necesario para equipar al chagra y al caballo para las diferentes faenas del campo.

Su taller está instalado en una pequeña casa patrimonial, en el centro histórico de la capital chimboracense. No hay un letrero que identifique al negocio, ni vitrinas para exponer sus creaciones, pero todos los ganaderos saben exactamente dónde ubicarlo.

Otro sitio popular entre los ganaderos es la talabartería El Unicornio, de Segundo Guamán. Este artesano ha dedicado más de la mitad de su vida al trabajo de prendas en cuero.

Las monturas que fabrica en su taller son el producto más demandado, pues los ganaderos las consideran infalibles. “Las monturas tienen que hacerse a la medida, hay que saber trabajarlas para que no lastimen el lomo del caballo y así evitarle accidentes al jinete”, dice Guamán, de 51 años.

Él trabaja en su taller junto a su esposa y otros dos obreros. Regularmente se venden entre dos y cinco piezas al mes, pero en temporadas festivas y especialmente en carnaval, este número se triplica.

“Desde que hay más rodeos hay más trabajo. El que se hayan incrementado estas fiestas en las parroquias y cantones nos salvó el negocio”, cuenta Guamán, animado en su taller.

Según él, hace una década el negocio estuvo cerca de desaparecer. Cada vez había menos chagras y la tradición se iba perdiendo, luego empezó a difundirse como patrimonio de la provincia y el panorama cambió.

Guzñay y Guamán forman parte de un grupo de artesanos privilegiados que mantienen una tradición de Chimborazo, que es valorada en la sierra centro ecuatoriana.

Los clientes de las talabarterías riobambeñas están concentrados, en su mayoría en Chimborazo, pero los productos elaborados en cuero también tienen alta demanda en Pichincha, Cotopaxi, Cañar y Azuay.