Una tendencia en los posgrados es que las maestrías duren un año.  En la UDLA ya ofrecen estos programas. Foto: Cortesía UDLA

Una tendencia en los posgrados es que las maestrías duren un año. En la UDLA ya ofrecen estos programas. Foto: Cortesía UDLA

Carolina Enriquez
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redaccion@revistalideres.es
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La tecnología, base de la educación actual

12 de agosto de 2019 11:51

La cuarta revolución industrial ha impactado en todas las áreas de la sociedad, incluida la educación superior.

En ese marco, las universidades han tenido que ajustar sus procesos para adaptarse a esta ola de cambios. Entre las nuevas tendencias de formación en este sentido se encuentra el uso de métodos diversos para enseñar, el valorar las calificaciones internacionales, la aplicación de la responsabilidad social, el emprendimiento, el aprender en la experiencia, etc.

Giuseppe Marzano, decano de la Facultad de Posgrados de la Universidad de Las Américas (UDLA), explica que la principal preocupación de una universidad es encontrar métodos que permitan demostrar que a través de la formación, de pregrado o posgrado, el estudiante haya aprendido.

Una forma de conocer si eso pasó es a través de los procesos de acreditación. “Estas se encuentran en la frontera del desarrollo de la educación superior. A través de métodos directos e indirectos, prácticas universitarias, entrevistas con estudiantes y graduados, etc., las acreditadoras logran cruzar lo que las instituciones dicen y lo que los alumnos conocen”.

Otra tendencia actual está en los posgecuarados: la reducción del tiempo de los mismos. Es común, internacionalmente, que solo duren 12 meses, con ciertas excepciones que se extiendan a unos 18.

En Ecuador ya se está dando. En la UDLA, por ejemplo, todas sus maestrías, salvo el MBA, se dictan en un año. En ese período los alumnos aprenden todo lo que requieren; no se ha quitado información al ajustar los tiempos.

Esta y otras nuevas tendencias de educación también se están aplicando en las universidades públicas del mundo. Un estudio de la consultora Deloitte, denominado El futuro de la educación superior pública, hace un análisis sobre los cinco modelos para esta formación en el siglo XXI.

Estos están vinculados con la universidad en la que se comparte más entre los estudiantes y la parte administrativa; se desarrolla el emprendimiento; se impulsan experiencias de trabajo al vincular a los alumnos y las empresas privadas; el aprendizaje universitario desde el colegio, a través del acceso a cursos y seminarios y, finalmente, el manejo de presupuestos tanto del Estado como de entidades privadas para dar su apoyo a las instituciones.

Con relación a las universidades emprendedoras, el estudio señala que buscan incentivar la innovación por facultad en campos individuales con mucha más coordinación a través del Estado y el sistema. Los programas de grado y los currículos son influenciados, centralmente, mediante la definición de metas claras por el estado, el sistema, y las instituciones.

El portal Universia Colombia considera que la tecnología es parte fundamental dentro de las nuevas tendencias universitarias.

La enseñanza masiva, a sectores de la sociedad que no tienen acceso a programas de pregrado y posgrado, se logra a través de las universidades con cursos en línea. Se trata de los llamado MOOGS.

Asimismo, Marzano, de la UDLA, considera que para la enseñanza no solo hay que centrarse en el libro, sino que deben usarse diferentes tipos de tecnologías. A la par, explica que la tendencia actual no solo es aprender teoría sino que haya siempre práctica.

Otro aspecto que está presente en el mundo de hoy en las universidades es la adopción de prácticas de responsabilidad social. “Esto como parte de su estrategia y cada vez más estos desarrollos están siendo vinculados y entrelazados con los procesos de internacionalización de las instituciones (...) A través de ello están educando a los estudiantes a convertirse en actores socialmente responsables después de su graduación”, dice el portal Universia Colombia.

Las clases

El portal Universia Colombia explica que durante este año existen nuevas formas de aprender, como la clase invertida.

“En esta se cambian las tareas realizadas en el aula. Con esta metodología, es el alumno el que debe preparar la clase en su tiempo libre de estudio, a través de los diversos y variados recursos facilitados. El aula es el lugar para poner en común lo trabajado en casa, resolver dudas, generar debates y centrarse en la aplicación práctica de la materia, con la idea de consolidar los conceptos”.

Asimismo, otra alternativa es el aprendizaje basado en proyectos. Este “supone que los estudiantes aprendan trabajando en equipo, compartiendo información y creando un espacio educativo colaborativo. En este sentido, las clases funcionan como laboratorios y espacios de creación, donde los estudiantes investigan sobre las posibles soluciones a los proyectos que se les plantean”.

La presencia de laboratorios, de diferentes áreas, es fundamental para que los estudiantes absorban más conocimiento en la práctica. Esto se complementa con las pasantías o el aprender haciendo.

Carreras

La revolución industrial obliga a las universidades a diseñar carreras acorde con las exigencias del mercado. Un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) revela que, incluso, hay demanda de trabajos tan descabellados como sicólogos de plantas.

Sin embargo, también hay otros vinculados con el control de drones o la economía del cuidado.

En ese marco es que los centros de estudio tienen la obligación de ofrecer a los alumnos posibilidades para responder a los requerimientos profesionales de las firmas. Se trata de los denominados empleos del futuro.

Por cada empleo que se pierda durante la cuarta revolución industrial otros tres se crearán. Aquellos que sean parte de la fuerza laboral, sin embargo, deberán enfrentar y ajustarse a condiciones laborales diferentes. Las profesiones tradicionales no desaparecerán, pero será necesario que se conecten con la tecnología.

Detallles

OIT. El organismo hace un llamado a las universidades para que desarrollen nuevos programas de estudio con el objetivo que las personas obtengan conocimientos que vayan de la mano con las nuevas profesiones que aparecen.

Formación. Durante la digitalización, capacitarse se vuelve, entonces, un imperativo tanto para estudiantes como profesionales. Aquellos que no se acoplen a los nuevos requerimientos laborales tienen mayores probabilidades de ser despedidos y reemplazados con los que tienen las competencias requeridas.