Hay propuestas como el trabajo desde casa o en su defecto los horarios escalonados para que los trabajadores no se agolpen en las calles. Foto: Ingimage

Hay propuestas como el trabajo desde casa o en su defecto los horarios escalonados para que los trabajadores no se agolpen en las calles. Foto: Ingimage

Teletrabajo, una solución a la contaminación

4 de mayo de 2018 11:31

El trabajo desde casa mediante el uso de computadoras y conexión a internet puede ser una solución a las ingentes cantidades de contaminación de algunas de las grandes urbes de América Latina, según el especialista en contaminación Víctor Hugo Páramo.

“El teletrabajo y restringir el número de vehículos son medidas que ayudarían a disminuir las emisiones de precursores de ozono”, dice el coordinador general de contaminación y salud ambiental del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático.

Algunas megalópolis latinoamericanas como Sao Paulo, en Brasil, y la Ciudad de México sufren la llamada temporada de ozono; la época de año con mayores concentraciones de este gas en la atmósfera y que tiene consecuencias tanto para la salud humana como para la ambiental, afectando a animales y vegetación.

“El ozono es un contaminante secundario, no está emitido por las fuentes principales sino que se forma a partir de precursores, otras sustancias que sí son emitidas por los vehículos, por las industrias, los hogares”, explica el doctor en química industrial.

Por ello, llamó a “evolucionar” en la disminución de estos precursores -óxido de nitrógeno o compuestos orgánicos volátiles, entre otros- proponiendo políticas como el trabajo desde casa o en su defecto los horarios escalonados para que los trabajadores no se agolpen en las carreteras a la misma hora. Otra propuesta beneficiosa sería “hacer que los trámites gubernamentales a los que se desplazan las personas puedan hacerse telemáticamente”.

La temporada de ozono suele darse en la Zona Metropolitana del Valle de México entre los meses de febrero y junio, la llamada temporada seca caliente, meses en los que se da la mayor concentración de ozono.En esta época, de acuerdo con el experto, “hay poca nubosidad y pocos vientos”, condiciones óptimas para que se forme el ozono.

La salud de las personas se ve asaltada “cuando las concentraciones son mayores a las normas de calidad del aire”, pudiendo llegar a provocar dolores de cabeza, irritación inmediata de los ojos o inclusive del tracto respiratorio.“Si las concentraciones suben en demasía puede darle a uno dolor de pecho, sentir molestias para respirar, tos, etcétera”.

En personas de edad avanzada las repercusiones de estas altas concentraciones de ozono pueden agravarse. También los niños, cuyo organismo está en formación, pueden acusar más los efectos.

Los animales también sufren estas afectaciones, ya que según el experto algunos estudios han visto en pequeños animales mayor susceptibilidad a tener infecciones bacterianas.“Les debilita el organismo y son más susceptibles a contraer infecciones”, afirmó, agregando que también daña la vegetación de las ciudades, advirtiéndose necrosis en los tejidos de las plantas, que ven frenado su crecimiento debido a este fenómeno.

Ello impacta sobre todo en los cultivos agrícolas, ya que la productividad disminuye significativamente, “y eso supone menor cantidad de producto agrícola”. En el caso de Sao Paulo, llama la atención el uso desde hace años del etanol como combustible, una fuente muy grande de compuestos orgánicos volátiles que suscitan más cantidad de ozono.

Según el experto, en América Latina, históricamente, han sido más sensibles a medir la cantidad de partículas en el aire. “Casi en todas las ciudades de América Latina vamos a encontrar problemas de partículas pm 25 (partículas finas en suspensión)”, algo que atribuyó a costumbres que ya no se utilizan en países desarrollados, como las ladrilleras artesanales.


¿Fin del tedio laboral?
Arturo Castillo, profesor de yoga y experto en RR.HH.


El ideal de una vida libre del tedio del trabajo cotidiano es una promesa incumplida de la tecnología. La Revolución Industrial trastrocó los hábitos y estructuras laborales de sociedades enteras,  y aunque se pensó que las máquinas constituirían un alivio para el ser humano, que le permitirían reivindicar su derecho al ocio, la realidad es que le han convertido en su esclavo.

El mito sigue vigente. Por ejemplo, se piensa que el teletrabajo podría darle un giro radical a la actividad laboral y que, nuevamente, los horarios flexibles dejarán a los sujetos en libertad de usar el tiempo ‘sobrante’ para relajarse.

Desde otro análisis, de volverse el trabajo ‘online’ algo masivo y habitual, las repercusiones en la movilidad y conservación del medio ambiente serían significativas. En la escala actual del teletrabajo, es difícil hacer una proyección verdadera de tales incidencias.

Más aún, las estadísticas señalan que los exasperantes congestiones no han sufrido alteración alguna con la suigéneris estrategia. Lo que sí es cierto, en cambio, es que la productividad laboral ha disminuido notablemente.

El trabajo presencial, con su rígido horario de ocho horas, pese a que varios estudios indican que los individuos solo completan unas cuatro horas de productividad real, seguirá vigente por mucho tiempo.

En EE.UU. el ‘remote work’ es un excepcional, generalmente para mujeres con hijos o personas con algún tipo de limitación física; y para ‘freelance’. La inequidad salarial es un tema crítico: Los trabajadores de planta sienten que sus colegas electrónicos tienen menos presiones y exigencias, menos tiempo laboral y su cheque es similar.

El temor a aventurarse en lo desconocido, la tiranía del reloj, son hábitos arraigados. Frente a ello, la fantasía tecnológica brinda cierto alivio.