Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

Un agricultor carga un envase plástico lleno de tunas, en uno de los sembríos que existen en Guano (Chimborazo). Fotos: Glenda Giacometti / LÍDERES

La tuna atrae a más agricultores

19 de abril de 2018 08:02

Producir tunas no requiere de una gran cantidad de agua ni terreno húmedo. Los sitios arenosos y desérticos de Guano, en el norte de Chimborazo, son ideales para la producción de esa fruta.

La buena aceptación en el mercado local es otro factor que motiva cada vez a más agricultores que optaron por reemplazar la siembra de bosques madereros o maíz por tunas. En el mercado Mayorista de Riobamba, 100 frutas pueden llegar a costar entre USD 20 y USD 35, dependiendo de la temporada y la variedad.

Las tunas blancas, rojas y amarillas, todas nativas de la región andina, tienen sabores distintos, pero comparten las mismas propiedades nutricionales.

“Son excelentes para reducir el colesterol, además son un energético natural. Eso atrae a los deportistas y a todos quienes buscan cuidar su cuerpo”, cuenta Héctor Hernández, un agricultor de Guano.

Él sembró siete hectáreas de las tres variedades de tunas. En la cosecha, que se da entre septiembre y julio, Hernández recoge 80 cajas cada semana y las vende a comerciantes minoristas; ellos, a su vez, las ofertan en las calles céntricas de Riobamba.

Antes de la siembra de tunas, Hernández tenía un bosque de eucaliptos. Pero los ingresos bajos que generaba le animaron a invertir USD 30 000 de un préstamo en la preparación de su terreno para el novedoso cultivo.

Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto:  Glenda Giacometti / LÍDERES

Elizabeth Torres es una de las mujeres que siembran y cosechan esta fruta para darle valor agregado. Foto: Glenda Giacometti / LÍDERES

“La gente las consume como golosinas. Notamos que antes no las compraban porque las cáscaras tienen espinos pequeños y es incómodo pelarlas, así que decidimos darles valor agregado y ofrecerlas ya listas para el consumo”, cuenta María Tene.

Ella es una de las 32 mujeres dedicadas a la venta de frutas en Riobamba. Ellas dicen que la temporada de tunas sostiene su economía durante cuatro meses.

“Es muy rentable y el mercado va en aumento”, opina María Agualsaca, otra comerciante.
En las zonas secas de Guano y otras tres parroquias de ese cantón, ubicado a 10 minutos de Riobamba, hay 72 hectáreas sembradas con tunas. Antes tenían cultivo de maíz, pastos para el ganado y bosques madereros.

“El problema de producir otros cultivos aquí es la calidad del suelo, que está erosionado porque años atrás la gente no cuidó del páramo”, cuenta Byron Lara, técnico del Ministerio de Agricultura y Ganadería de Chimborazo.

Según él, el sobrepastoreo y el avance de la frontera agrícola a los 3 600 metros de altitud, causó daños en el suelo, por lo que producir otros vegetales es complicado. Pero el cultivo de tuna se adaptó fácilmente a las condiciones climáticas y a las sequías.

Además, los nopales son plantas fáciles de manejar y no requieren de riego constante. “La forma y composición de las hojas permite que la planta conserve la poca agua que recibe”, dice Leonardo Márquez, ingeniero agrónomo.

El único cuidado que requieren las plantas son podas periódicas para obtener frutas de mayor tamaño y calidad. Eso permite que los agricultores también puedan desempeñarse en otras actividades como la ganadería.

La proliferación de las tunas incluso promovió la creación de nuevos emprendimientos.
La Corporación de Productores Granjero Guaneño, por ejemplo, surgió por el auge de las tunas.

A la agrupación están afiliadas 60 familias de 11 comunidades de Guano. Ellos se han vuelto especialistas en el manejo de esta planta que hace una década tenía poco valor comercial y crecía silvestre entre las malezas.

En un inicio ellos comercializaban las frutas. Pero cuando se asociaron se capacitaron para también elaborar productos con las hojas y las frutas de las plantas.

Hoy cuentan con una planta de producción equipada para elaborar la mermelada, licor y un tónico revitalizante.

La bebida se empaca en elegantes botellas de vidrio y tiene un sabor dulce y un aroma delicado, es ideal para acompañar postres y carnes rojas. Para elaborarlo se usan las tunas más maduras y se deja fermentar por tres meses. Cada botella cuesta USD 6.

Los productos ya cuentan con una notificación sanitaria y pronto tendrán oficialmente un registro. Actualmente, los productores los comercializan en las ferias artesanales que organiza el Gobierno Provincial, pero este año la meta es ingresar a las perchas de los supermercados.

“Hemos hecho pruebas de mercado, y estamos contentos por la buena aceptación que tuvimos con nuestros vinos y la mermelada de tuna. Se nos terminó apenas la pusimos a la venta”, cuenta Gerardo Vizuete, presidente de la Asociación.