Un grupo de colaboradores de la empresa Agromadivisa, en Ambato, trabajan en la limpieza y pelado de la cebolla que se vende en el país. Fotos: Ángel Barona para LÍDERES

Un grupo de colaboradores de la empresa Agromadivisa, en Ambato, trabajan en la limpieza y pelado de la cebolla que se vende en el país. Fotos: Ángel Barona para LÍDERES

Sus vegetales abastecen al país

29 de agosto de 2018 09:00

El ajo y la cebolla, esta última de las variedades paiteña y perla, son los productos con que Agromadivisa Compañía Limitada se abrió mercado .


La historia de la empresa Agromadivisa se inició en 1978 cuando Manuel Illescas importaba ajo y cebolla de Perú. Su hija Marlene decidió continuar con la misma línea y cuando se casó con Oswaldo Villavicencio impulsaron su emprendimiento.

El esposo recuerda que su suegra, Adela, le hizo un crédito de 1 000 sucres para traer ajo de Perú. En el primer viaje importó 10 quintales de 120 libras cada uno.

Esta firma ambateña sentó sus bases en 1982, con la comercialización del ajo y cebolla del sur. Ahora, Agromadivisa también produce y vende sus propios alimentos en todo el país.

La calidad y las buenas prácticas de manufactura, una herramienta básica para la obtención de productos seguros para el consumo humano que se centraliza en la higiene y la formas de manipulación, le permitió a la firma, hace 36 años, entrar y mantenerse como principal proveedor de las cadenas de supermercados en el país.

En el 2015 ingresaron al mercado nuevos productos como zanahorias y cebolla blanca. Esta última se vende picada y empacada en tarrinas de 200 y 300 gramos, con el objetivo de facilitar el trabajo de la ama de casa. También comercializa ajo picado, que se promociona en más de 60 locales de todo el Ecuador.

Hoy, importa de China dos contenedores de ajo quincenales que se distribuyen a todo el país a través del Mercado Mayorista de Ambato.

Los ejecutivos de Agromadivisa también producen en 18 hectáreas de cultivos escalados localizados en Toacaso y Pujilí, en Cotopaxi; Bolívar, en Carchi, y Cayambe, en Pichincha.

Siembran y cosechan zanahorias, cebolla perla y paiteña, y cebolla en rama o blanca, para abastecer el consumo local y nacional.

El crecimiento de la compañía ambateña hizo que en la actualidad cuente con 200 clientes en su cartea en todo el país. Mensualmente, procesa en todas las presentaciones de sus productos alrededor de 60 toneladas. El año pasado las ventas alcanzaron alrededor de USD 3 millones.

Sus principales mercados se encuentran en Ambato, Quito, Guayaquil, ciudades de la Amazonía, etc.

Hasta el 2007, los esposos Oswaldo Villavicencio y Marlene Illescas fueron los principales ejecutivos de la empresa familiar, pero en el 2008 la administración pasó a manos de sus hijos Diego y Marcela Villavicencio, quienes decidieron comenzar con los trámites para importar ajo directamente de China.

“Dejamos de ser distribuidores de los importadores de Guayaquil y ahora como importadores directos cubrimos las necesidades del mercado. Buscamos proveedores en conjunto con mi hermana a través del correo electrónico. Desde el 2018 no hemos dejado de traer el producto de China”, manifiesta Diego Villavicencio, gerente y representante legal de la Agromadivisa Compañía Limitada.

La primera importación fue en el 2008 con un contenedor de 2 800 mallas de 10 kilos de ajo cada una. La inversión con recursos propios fue de USD 30 000. “Comenzamos a abastecer al país con nuestros productos”.

Diego Villavicencio, en el 2012, se graduó en la carrera de negocios internacionales en la Universidad de las Américas (Udla), en Quito, y con apoyo de sus padres creó la Compañía Agromadivisa. Cuando sus padres iniciaron el negocio no tenía un nombre comercial, como ahora.

El capital inicial de la empresa fue de USD 10 000.

En el 2015, se invirtieron USD 100 000 en la compra de un galpón en el Parque Industrial Ambato. Luego de las adecuaciones se instaló la nueva planta empacadora, tanto de los productos nacionales como importados.

En esa época dejaron de importar cebolla de Perú y comenzaron a abastecerse de la producción nacional. Sustituyeron producto extranjero.

Uno de sus clientes hace más de 30 años es Ángel Escobar, propietario de una cadena de supermercados. Explica que la calidad del producto, el cumplimiento en la entrega, especialmente del ajo, hacen de una empresa seria. “Nuestros clientes compran y las ventas han ido creciendo en los últimos 10 años”.

Para Oswaldo Villavicencio la visión de sus hijos permitió que la empresa crezca y esté presente en todo el territorio nacional.